MUDEZ
Los dos sabemos que no hay palabra
cierta.
Que no hay modo de echar a andar
un vocablo que contenga
este ultramar de cuerpos que nos ata.
De cuerpos y de vísceras, de alma,
de lo recóndito, lo oscuro y luminoso
que batalla en la existencia.
Los dos sabemos que vamos al silencio.
Que no hay para nosotros lengua alguna
que pueda presentir siquiera.
Sabemos, a verdadera ciencia,
irremediablemente,
que hoy, mañana
o dentro de mil años,
nos hemos de perder.
Y tampoco existirá palabra que lo cuente.
Y tampoco existirá palabra que lo cuente.
M.R.-C.
Pasos desnudos
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