viernes, 30 de enero de 2015

CONCURSO LITERARIO

Tercer  Certamen Literario Rotary Club de Flores- ITALIANO/ESPAÑOL

JURADO 
Escritora Prof. Silvia Ester Spiner  
Licenciada Adriana Alicia Rodríguez (Editorial Alma Luz)
Poeta y escritora, Prof. Marita Rodríguez-Cazaux
 Coordinación general, Artista Visual Sra. Ida De Vincenzo. Director servicio 
a través de la ocupación.

                                                                          


El Club -Rotary de Flores, Convoca al Tercer Certamen Literario 
con arreglo a las siguientes Bases: 

"Certamen Literario del Rotary Club de Flores" D.4895
Inscripción libre y gratuita.idioma italiano-castellano- mail del concurso concursorotaryflores@gmail.com
1.- Género: Poesia o Cuento.
2.- Tema: Libre. Los trabajos se presentarán escritos en castellano o italiano.
3.- Presentación: Los trabajos vendrán mecanografiados, en letra Times New Roman, cuerpo 12, interlineado sencillo, a una sola cara, en papel tamaño A4, páginas numeradas.
4.- Extensión: La extensión de los trabajos presentados no será mayor de dos páginas .
5.- En la portada figurarán el título del cuento y el seudónimo.
6.- Premios
Primer, segundo y tercero
A todos los premiados se les entregará un diploma, que acredite su participación en el Certamen.
7.- Plazo de presentación: El plazo de presentación se abre el 01 de Febrero 2015. La admisión quedará definitivamente cerrada el 15 de Marzo 2015.
8.- Los originales se presentarán por correo electrónico
a) Envío por CORREO ELECTRÓNICO.
- La obra se enviará a: concursorotaryflores@gmail.com
- En asunto debe figurar" Certamen literario del Rotary Club de Flores-"
- En el cuerpo del mensaje figurarán el título del cuento y el seudónimo del autor.
- El correo electrónico irá acompañado de dos archivos adjuntos en formato Word.en letra Times New Roman, cuerpo 12, interlineado sencillo, a una sola cara, en papel tamaño A4, páginas numeradas.
- El primer archivo con la obra tendrá por nombre el título del cuento.
En el segundo archivo deberán figurar: el nombre de la obra y los datos del autor (nombre, número de DNI o pasaporte, teléfono de contacto, dirección). Este archivo llevará por nombre el título del cuento más la palabra “datos”
9.- La entidad convocante podrá efectuar una lectura pública de todos los trabajos presentados o de una selección de ellos, así como publicar recopilaciones de las obras para fines de divulgación social y cultural., sin que por ello devengue derecho económico alguno para los autores , a quienes se les reconoce la propiedad de su obra.
10.- Jurado: El Jurado estará presidido por la Prof. y escritora Silvia Ester Spiner, moderadora Lic. Adriana Alicia Rodriguez (Editorial Alma Luz) y la escritora y poeta Prof. Marita Rodríguez-Cazaux.
La Coordinación General a cargo de la reconocida artista visual Ida De Vincenzo. 
El Jurado está compuesto por personas de reconocida solvencia, y su fallo sera inapelable.
11.- Los premios se entregarán fecha a confirmar,
12.- Los galardonados deberán presentarse a recibir el premio. En caso de no poder concurrir, podran enviar un representante.
13.- El hecho de concurrir a este certamen implica la aceptación de las presentes BASES y las decisiones del Jurado, que serán inapelables. Las obras no serán devueltas.

PENSO CHE QUESTO E IMPORTANTE.
Nel corpo del messaggio includere il titolo del racconto e lo pseudonimo dell'autore.
- L'e-mail sarà accompagnata da due allegati Word.en formato Times New Roman, dimensione 12, interlinea singola, single-sided, su carta formato A4, pagine numerate.
- Il primo file verrà denominato il lavoro che il titolo della storia.
Nel secondo file deve contenere: il nome del lavoro e dei dati dell'autore (Nome, identità o passaporto, numero di telefono, indirizzo). Questo file verrà chiamato il titolo del racconto sulla parola lunghezza "dati": la lunghezza dei documenti non deve superare le due pagine.
- I lavori saranno inviate a: concursorotaryflores@gmail.com
- Nel caso in cui deve apparire " Concorso Letterario del Rotary Club di Flores"


Se agradece la difusión de la gacetilla. 

miércoles, 28 de enero de 2015

PERIÓDICO IRREVERENTES


UNIVERSO PARALELO


Por  Marita Rodríguez-Cazaux

Esposa
“Martina, encantada”, dijo sonriendo, cuando nos presentaron en una conferencia sobre Física cuántica. Linda, aún fresca, me gustó la curva de su cuello, el escote, la piel. Reconozco que yo también tenía lo mío, buen conversador y, además, magnetismo especial en el trato con las mujeres.
Al término del evento, intercambiamos puntos de vista sobre aquello que no se ve y contempla los fenómenos desde lo no visible. “En ese campo de lo no medible, estamos los seres humanos” reflexionó Martina. Tendió la mano para despedirse, pero, la retuve y le pedí que me permitiera llamarla para un nuevo encuentro.
Esgrimió ciertos reparos, me costó que aceptara salir. Insistí, tenía experiencia en el arte de seducción, y me felicité de mi conquista cuando ella cedió. Le conté de mi niñez atribulada, desventuras, una esposa con problemas de salud. Naturalmente, se conmovió, hasta tuvo palabras de ternura para mí, eso me alivió la conciencia.
Desde luego, no iba a tirar por la borda una profesión establecida, mucho menos mi casamiento de años, dos hijos. El lustre social, relaciones de conveniencia, colegas, amigos.
Comenzamos a vernos más seguido, ella superaba mis expectativas, culta, espontánea, volvía especial todo momento. Se me antojó un premio inesperado, la serendipia.
En amorosa complicidad, propuse “el valioso vacío del átomo”, un discreto universo paralelo. Buscamos lugares íntimos, reservados, y nos convertimos en amantes.
Al tiempo, comprendí que necesitaba del vínculo que nos unía. La empecé a extrañar, la distancia me provocaba malhumor. Durante el día la imaginaba a mi costado, participando de mis actividades. Por la noche, pensaba en ella para conciliar el sueño. Siempre sufrí de insomnio, entonces, ponía la cabeza en la almohada y, para entrar en el sueño, me obligaba a sentir su mano tibia sobre mi cuerpo; “Martina, Martina”, decía, la caricia se tornaba más firme y me cubría en círculos de placer.
Unas vacaciones con mi familia, nos separaron por veinte días; no la pasé bien, tuve que recurrir a los ansiolíticos. El último viaje de negocios, fue fatal; me desquité con el conserje porque no conseguía establecer comunicación telefónica. El suceso me conmocionó, no tenía en mis planes ese registro de sentimientos. De regreso, sin demora, la llamé. Al día siguiente todo volvió a estar acomodado; entre mis brazos, tierna como siempre, dispuesta a darme el mejor momento. Martina había sido puesta por los dioses en mi camino, no quedaba duda.
Con mi mujer las cosas se mantuvieron dentro de la lógica, yo procuraba ser un marido atento, solícito. Mis hijos, no tenían nada que reprocharme, por el contrario, mi disposición a ellos era total, incluido el salvataje en apuros económicos que no podían resolver por sí mismos.
Cruzamos la valla del primer año, luego el siguiente. Martina parecía comprender este universo paralelo, y me evitaba todo riesgo, manteniendo discreción. Plegada a mis necesidades, aceptaba la prudencia de horarios y lugares menos comprometidos. Transigía, dócil, mis ausencias por negocios, las obligaciones y compromisos de familia.
—No te preocupes, a tu vuelta tomaremos revancha—prometía, acomodando su mundo al mío.
A mitad del verano, mi mujer proyectó un viaje al Sur, con dos amigas. Era el mejor momento para diagramar una escapadita con Martina. Compré dos pasajes a Cuba, una semana sería suficiente.
Nos encontramos en el lugar acostumbrado, Martina estaba radiante, glamorosa como era, se permitía la moda del momento. El estilo de Martina, me excitaba, recordé que mi mujer no pasaba del pelo prolijo, los pantalones oscuros, las blusas sueltas.
Como al descuido, apoyé en la mesa el sobre de cartulina azul con los pasajes a Cayo Largo. Me imaginé a Martina, caminando por la playa, un corpiño breve, el pareo multicolor.
—¿Te vas de viaje? —dijo con ternura.
— ¡Nos vamos! Ah, viste qué sorpresa…Ni te lo esperabas, ¿no? Cuba…, en la semana entrante podríamos si te parece,
—No, no me parece—interrumpió. Sentí que me ardía la cara.
—Martina, ¿te volviste loca?—dije perdiendo los modales—.Sabés lo que me costaron los pasajes, lo que tuve que organizar para pegar el faltazo al estudio… No podés salir ahora con…
—Imposible — frunció los labios, movió el cuello. El flequillo se me antojó tentador al caer sobre los ojos castaños, siempre iluminados, de Martina.
—Y, ahora, ¿qué hago con estos vouchers? —me indigné —.No puedo devolverlos, y no quiero devolverlos—sentencié—No vamos a tener muy seguido una oportunidad así —dije calibrando la coyuntura milagrosa.
—Sería insensato…podrían vernos, nunca se sabe — dijo y estiró la mano para acariciar la mía. Deslizó sus dedos de uñas perfectas por mis dedos, y dibujó un corazón en mi palma extendida, agarrotada sobre la cartulina azul.
—Me tomaría una copa de sidra helada, bien heladita—determinó con un mohín delicioso, como si nada.
Quise levantarme y tomarla por los hombros, sacudirla, despeinarle la melena rubia. O mejor aún, quise estar en la playa paradisíaca, con Martina sentada junto a mí, bajo las sombrillas, tomando una copa de sidra heladita, y ella besándome como sabía hacer, rescatándome del tedio, la rutina pegajosa del estudio, el olor a comida que habitaba el living de mi casa. Quise que fuera cierto aquello que no se ve, el universo que ella respetaba al extremo de volverse invisible, escondida en rincones de prudencia.
El mozo trajo las bebidas, por supuesto Martina se llevó a los labios la copa de sidra con la clase que la caracterizaba, yo bebí el whisky de un trago. No tenía humor para una charla distendida. Ella, perdió la mirada detrás de la escenografía de la ventana, se me antojó trasvasando cosmos.
En el restó, sonaba una canción del verano, espantosa. La apuré, levantó la cartera de la silla. Salimos.
—Te llamo mañana—dije al llegar al estacionamiento donde dejaba su auto. Asintió, antes de bajar, me besó. Sentí su leve respiración sobre mi cara. Se puso los anteojos de sol, caminó media cuadra, dobló la esquina. La imagen de Martina, pasó a entrar en mi cabeza: la vi sacando las llaves de la cartera, abrir el auto, sentada al volante, dar arranque, primera, segunda, la avenida… Martina cruzando el universo paralelo, sin hacer ruido, apenas ella, para no estorbarme.
Pasaron diez días, tenía que confirmar los pasajes que en marzo caducaban, Martina seguía en su postura de sensatez. Se aproximaba mi cumpleaños, una fecha que mi mujer insistía en celebrar. Tuve la ocurrencia de proponer como festejo el viaje al Caribe.
—Buena idea, pero, por el gasto del viaje, te quedás sin fiesta…—dijo una noche, cuando cenábamos en la cocina.
—Mejor, prefiero el viaje, me hablaron maravillas de Cayo Largo, el hotel es súper, con entrada a la playa—la conformé mientras ella aseguraba que tendría que comprarse un traje de baño “clásico, con algún drapeado que estilice”.
De común acuerdo, seleccionamos la primera semana de febrero, y pasé por la agencia a rematar la operación.
Es obviedad que pensé en Martina al ver el mar y el cielo en un vértice perfecto, rutilante. Me incomodaba levantarme para las excursiones y cuando me quedaba, se me hacía largo el día. El viaje sólo sirvió para darme cuenta de que no podía estar bien, alejado de Martina. Así de concreto: con ella, me sentía realmente yo mismo.
Cuando llegué a Buenos Aires, nos citamos para un almuerzo. Le conté del paisaje que se había perdido por no aceptar la invitación.
—Dejalo así —convino—. Reserva, ¿te acordás? Me lo pediste vos cuando…
—Martina, se trata de dinámica —interrumpí, enfrentado a mi propia confusión. El universo paralelo se movía desarticulado y comprendí que, ahora, necesitaba cruzarlo. Martina, me escuchó atenta; sin embargo, siguió empecinada el acuerdo que se había establecido desde nuestros primeros encuentros.
El último jueves de febrero, mi esposa llamó al estudio. A borbotones, contó que una prima lejana se casaba, la reunión era en un salón paquete de Lomas. Teníamos que ir.
— ¿Para esto me llamás?…Ni que te corriera una jauría. Podrías habérmelo dicho más tarde, ¿no?
—Vale más con tiempo, es este mismo sábado. No hagas otro compromiso—demandó.
— ¿Justo el sábado? Pensaba ir al club a la mañana.
—Ni se te ocurra, no podemos fallarle. Llevé tu traje azul a la tintorería, elegite una corbata nueva, siempre decís que no acierto con tu gusto—agregó—Y agendalo, te conozco, siempre viviendo en otros mundos…
Colgué, y llamé para disculparme por no poder ir al partido de tenis.
—Todo bien, lo dejamos para la próxima. ¡Preparate para perder!—se rió mi amigo; con el carácter que tenía, me sorprendió que lo tomara con humor. A la salida del estudio compré una corbata con rombitos, muy moderna.
Finalizando la semana me encontré con Martina; ella, amorosa, comentó que no me había comprado aún el obsequio de cumpleaños.
—De estos días no pasa—prometió.
El sábado fui a cortarme el pelo, mi mujer había insistido en todos los detalles.
Llegamos al salón, en la recepción una chica simpática nos acompañó unos pasos hasta un hall con arreglos florales y espejos.
—Arreglate la corbata, yo paso al toilette y entramos—dijo mi esposa.
Apenas tuve tiempo de acercarme al espejo; a mis espaldas, las puertas entornadas del salón se abrieron de par en par. Giré, en la penumbra, divisé mesas redondas, cubiertas por manteles largos, iluminadas con velas dentro de fanales. Una orquesta iniciaba la trillada canción del cumpleaños feliz, desde los zócalos subía un humito celeste. Dos bailarinas vestidas de odaliscas me guiaron, traspasé la puerta. Quedé en el redondel que iluminaba un foco.
— Ah, viste qué sorpresa…Ni te lo esperabas, ¿no?…—la voz de mi esposa se oyó acercándose. Al instante, la orquesta redobló y encendieron las luces. Aplausos y vítores, celebraron mi desconcierto.
De pie, familiares, colegas, compañeros de la facultad, amigos, coreaban mi nombre. La prima que sirvió de anzuelo, me tiraba besos, mi suegra usó la punta del mantel para secarse las lágrimas.
—Foto, foto, —ordenó mi hijo mayor y mi esposa me tomó el brazo, sentí su perfume de siempre; dispararon el flash. Enceguecido, percibí borrosas las siluetas que tomaban asiento y bebían la primera copa en mi honor.
Todavía descolocado, me ubiqué en la mesa principal. Una caravana de mozos entró con bandejas. Desde mi lugar, como si las viera en un escenario, pasé la vista sobre las caras; poco a poco fui reconociéndolas.
Sentado a la mesa, entre camaradas del club, mi amigo saludó extendiendo el brazo, el pulgar levantado. “Lo sabías, tramposo zorrito, lo sabían todos”, pensé y correspondí a su gesto.
Mis ojos fueron de mesa en mesa.
Entre un grupo bullicioso, la imagen apenas esbozada de una mujer. En el lugar más discreto, Martina, los hombros descubiertos, el peinado destacando su cuello fino, alzó la copa en un brindis mudo.
—…resultó fácil —oí la voz eléctrica de mi esposa—,…teléfonos, direcciones de correo, llamé a todos…, no podés quejarte, no faltó ninguno…
Sobre mi cuerpo, el universo paralelo, era un tajo infranqueable.



JOSÉ PEDRONI


CUANDO ME VES ASÍ


Cuando me ves así, con estos ojos
que no quieren mirarte,
es que al oírte hablar pienso en la lluvia
sin dejar de escucharte.

Porque tu voz, amiga, como el agua
rumorea el amor,
y pensando en la lluvia me parece mejor
que te escucho mejor.

Cuando me ves así, con estos ojos
que te miran sin verte,
es que a través de ti miro a mi sueño,
sin dejar de quererte.

Porque en tu suave transparencia tengo
un milagroso tul,
con el cual, para dicha de mis ojos,
todo lo veo azul.








                                        AMOR CON LLUVIA Y PALOMA



Llueve, llueve, llueve...¡Qué te hice, lluvia,
qué te hice yo!
¡Por qué no sigues camino delante,
para que salga el sol;
ese de los ojos claros,
que es mi amor!


Y sin embargo, cuando estamos juntos,
juntos en la ventana,
bien que te digo: - ¡Bienvenida, lluvia!-;
bien que te dice: - ¡Bienvenida, hermana!-.


Pienso: la lluvia cae de los cielos;
la lluvia es inocente, pura, clara.
Obedezcamos a la lluvia, amor:
la lluvia nos separa.


Jazmín -de- lluvia de llamas
al que tiembla en tu parral.
Jazmín -de - estrellas, yo digo.
Es igual.
Llueven flores como estrellas
en tu delantal.


Las palomas de tu casa
se vinieron a la mía
el día que a mí viniste,
que ya es un lejano día.

Pero todavía hoy,
porque eres de lluvia y trigo,
adondequiera que vayas
las alas se van contigo.

Sabe, así, toda la gente
todo lo que a mí me pasa:
tú estás conmigo si vuelan 
palomas sobre mi casa.



IMAGEN: INTERNET

JAIME SABINES









    LLOVERÁS EN EL TIEMPO DE LLUVIA


    (FRAGMENTO)


    Lloverás en el tiempo de lluvia, 
    Harás calor en el verano, 
    Harás frío en el atardecer. 
    Volverás a morir otras mil veces. 

    Florecerás cuando todo florezca. 
    No eres nada, nadie, madre. 

    De nosotros quedará la misma huella, 
    La semilla del viento en el agua, 
    El esqueleto de las hojas en la tierra. 
    Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras, 
    En el corazón de los árboles la palabra amor.

domingo, 25 de enero de 2015

RESEÑAS


“El almohadón de plumas”, de Horacio Quiroga

POR FERNANDO VEGLIA
   
Durante unas vacaciones familiares hallé a Horacio Quiroga. Aún era un niño y debía soportar un largo viaje. El automóvil avanzaba, en monótona línea recta, por una carretera interminable y calurosa. La radio estaba encendida, rompiendo el silencio y el inacabable paisaje rural. El locutor, de voz grave y cautivante, anunció que narraría un cuento: “El almohadón de plumas”.
Jordán y Alicia eran una pareja de recién casados y atravesaban los primeros meses de convivencia. En ese contexto, ella sufrió un ataque de influenza y, a pesar de los cuidados, no lograba reponerse. El médico de su esposo, sin poder explicar la extraña enfermedad que la debilitaba, le ordenó reposo absoluto.
Alicia, ante la impotencia de Jordán y el médico, desmejoró rápidamente ―alucinando, amaneciendo lívida― hasta que falleció.
La sirvienta, encargada de deshacer la cama de la difunta, reparó en el almohadón; tenía pequeñas manchas de sangre, quizá picaduras. Llamó a Jordán de inmediato, informándole de su descubrimiento. El viudo, decidido a desentrañar el misterio, abrió de un tajo el almohadón de plumas y descubrió a la repugnante criatura que había acabado con su joven esposa.
Recuerdo que, en la habitación del hotel, revisé mi almohada. El relato me había impresionado y no estaba dispuesto a llevarme una sorpresa desagradable.
“El almohadón de plumas” pertenece al libro Cuentos de amor, de locura y de muerte(1917). Puedo adelantarles que en sus páginas hallarán el amor no correspondido de Octavio Nébel, al despiadado joyero Kassim, que en “La gallina degollada” asistirán al horrible asesinato de Bertita, que en “La insolación”, “El alambre de púas” y “Yaguaí” los animales protagonizarán la historia y que en “A la deriva” y “La miel silvestre” aprenderán que la naturaleza no perdona. Y no daré más pistas, atrévanse a entrar en el universo fatalista y aterrador de Horacio Quiroga.
La obra es sugestiva, trágica. Los personajes y la naturaleza gozan de un crudo retrato realista. La mayoría de los cuentos transcurren en parajes selváticos y nos enfrentarán a enfermedades, a lo inevitable y al desvarío, seduciéndonos con su claridad y sencillez, con la sensación de que pueden ser posibles, de que sus protagonistas fueron reales.

El almohadón de plumas , de Horacio Quiroga (1878-1937) escritor uruguayo.
Fernado Veglia p/ fernandoveglia | enero 25, 2015 

RECONOCIDA POÉTICA

M.R.-C.  agradece al prestigioso poeta español Ángel Arquillos López, la deferencia
al permitir la inclusión de su obra en el presente blog literario.

  
  

                                                  ASÍ PIENSA EL POETA

                                               Por Ángel Arquillos López
                                                      
  
LA SOMBRA BLANCA

  
Me arrojé al abismo de la utopía
y sentí, de pronto, cuando bajaba,
un alivio extraño, porque notaba
mi paloma blanca que me seguía.
  
Con sus tiernas patas me sostenía
y con gran destreza me separaba
del abismo incierto que imaginaba
y volví a mi sueño, porque dormía.
  
Una sombra blanca cruzó mi estancia,
y retando al miedo quise tocarla,
pues me arrebató su dulce fragancia.
  
Intenté, sin fe, poder alcanzarla
y cuando logré ganarle distancia,
desapareció sin poder besarla.


                   
                
  
EL PRIMER DESENGAÑO
  
Descubriste el amor por la mañana,
sin pudor por la tarde lo gozaste,
por la noche dormiste y despertaste,
cuando viste la luz tras la ventana.
  
Advirtiendo el tañer de una campana,
sin pensarlo, cual rayo te alejaste.
Afligido y lloroso me dejaste
por aquella reacción tan inhumana.
  
Sin embargo te quiero todavía.
Si regresas, aquí sigo esperando,
por la tarde, la noche y por el día.
  
No te asombre que aún siga soñando,
pues te quiero, quizá más que aquel día,
y me duele pensar que estés jugando.
  
                   
                   
  
ENFRENTARSE A LA VIDA
  
Si es preciso me enfrentaré a la vida,
con valor, arrojándome al vacío,
aunque deba retar en desafío
al guardián que custodia la salida.

Yo no puedo aceptar tu despedida,
agobiado por este desvarío,
intentando soltarme de este lío
que aprisiona a mi alma estremecida.

No es mi meta querer recuperarte,
sólo quiero que sepas lo que siento,
porque nunca, mi amor, quise dejarte.

Si me esperas, lo juro, no te miento,
que si logro de nuevo acariciarte,
dejaré la prisión de mi tormento.
  
                        
                        
  
EL PASADO QUE VUELVE
  
Cuando el viento rozó mi cuerpo inerte,
presentí que eras tú que regresabas
y lloré, cuando vi que te alejabas,
cavilando por qué pude perderte.

No intenté ni siquiera retenerte
ni pisé por las huellas que dejabas,
sí, grité, pues contigo te llevabas
la mitad de mi ser hasta la muerte.

Ya no es tiempo para lamentaciones;
aunque el viento me juegue estas faenas,
he perdido la fe por rescatarte.

Reconozco que no podré encontrarte
y procuro disimular mis penas,
porque laten en mí dos corazones.
  
  
  
    
  
  
ÁNGEL ARQUILLOS LÓPEZ (Linares, Jaén). Afincado en Málaga desde 1980, ha trabajado en el Centro Informático del Excmo. Ayuntamiento durante 30 años. Aunque no ha cursado estudios universitarios, desde la infancia se ha sentido atraído por todos los géneros literarios; sin embargo, ha sido la lírica el que más ha satisfecho su sensibilidad estética y donde su capacidad creativa se ha sentido más a gusto.
Ha colaborando en varios boletines de asociaciones literarias y en diversos grupos y foros digitales, en todo caso de poesía, donde ha sido objeto de merecidos elogios por su bien hacer en la composición lírica. Asimismo, ha participado en varios concursos literarios y ha publicado en varias revistas del movimiento esperantista con poemas traducidos y originales compuestos en esperanto.
Recientemente, ha participado en la redacción del poemario de autoría grupal El libro de los Talleres, Edición XVIII (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2012), en el que se incluye uno de sus trabajos.
Es autor de centenares de poemas y sonetos, tanto en la lengua internacional (esperanto) como en castellano, y ha publicado tres libros, uno en castellano Al son de mis sonetos y dos en Esperanto: Mediteraneaj eroj y Mediteraneraj eroj II. Pronto publicará el tercer volumen de la serie y un segundo poemario en castellano.
Es redactor del Boletín de la Federación Española de Esperanto y el boletín de la la Asociación Andaluza Esperanto de la que también es presidente.
Quienes estén interesados en conocer la asociación pueden visitar su blog, pulsando aquí: Asociación Andaluza de Esperanto.