viernes, 29 de marzo de 2013

LETRAS QUE HACEN HISTORIA





Contada a través de escritura epistolar, existe una historia mínima y cotidiana que es la verdadera historia.
Pueblan esa historia, sensibles documentos guardados de generación en generación, presentes en el núcleo familiar como real testimonio de costumbres, logros y epopeyas. 
Muchas de estas cartas han sido escritas por mujeres. Es pues, la voz de la mujer, la que “alumbra a la humanidad” en todos los vínculos históricos y recrea la existencia de miles de emigrantes.
Este epistolario abarcará nacimientos, guerras, separaciones, exilios, muertes, éxitos y viajes, relatos de amoroso contenido, universos interiores de profunda filosofía, de inteligencia y sensibilidad a flor de piel, de elaborados análisis desde el alma.
Miles de estas mujeres eran emigrantes de escasa instrucción, simples hortelanas, montañesas, sirvientas, costureras, personas sin acceso a lecturas filosóficas ni científicas. Otras, eran maestras, poetas, músicas, artistas cultivadas y relacionadas con personajes de la literatura y las artes. Algunas no hablaban la lengua castellana; cientos de ellas dominaban varios idiomas. 
Los censos de la época aportaron, generalizando, que en su mayoría llegaban con cursada escolaridad primaria y conocimientos de economía culinaria, algún oficio, cierta experiencia de vida. En verdad, registro poco considerable si se analiza su correspondencia.
Con esposo e hijos, al encuentro de la familia que se había adelantado en el ingreso al país, o desterradas por criterios sociales y políticos, solas o acompañadas, las mujeres arrastraban una honda necesidad de exteriorizar su sentir, su experiencia en el exilio. De encontrar significado a la partida. 
A través de esos relatos se irá comprendiendo el significado, el peso del sentimiento que las orientó en la distancia, la mirada sobre el espacio social y su identidad, miedos y logros; el pasado y el presente que labra futuro, cultura y memoria universal.
Si nos adentramos en ese correo vívido, si se las lee, (a "ellas" en sus cartas) si nos detenemos en algunos párrafos, en el día a día energizado con novedades y opiniones personales, hasta se nos antojarán ficcionadas. Tal es su vuelo interior.


CARTA DUNHA RAPAZA GALEGA DENDE ARXENTINA A SÚA IRMÁ EN VALGA

Carta de una muchacha gallega desde Argentina a su hermana en Valga (Pontevedra). En ella hay palabras costumbristas propias del lugar sin reemplazo en el idioma castellano y saltos de tiempo y espacio porque maneja un fluir coloquial. Hace diferencias cuando nombra el doña y el señor o señora y establece un paralelismo entre sus dos mundos reales, el que dejó, y aún no plenamente, y el que vive. Parece ser una hortelana joven, que escribe a una hermana también joven y con quien sigue íntimamente relacionada.
           
                                                                               Buenos Aires, 20 de setiembre de 1922

Mi querida hermana:
Escribo como prometí una carta a nuestra madre y otra a doña Estrella, a quien le debemos mucha ayuda en este trámite.
A ti te mando ésta, para que veas que cumplo con lo que nos dijimos. Uso la pulsera que me diste y no he de quitarla (quitármela). ¿Harás lo mismo (tú) que tanto tienes ahora que ocuparte del campo y sin ayuda de nadie? 
Cuando llegamos casi no podía bajar por las maderas empinadas, pues me dolían las piernas. La mujer del señor Marcial es muy buena y me dio la mano. La tía de Celso esperaba en el Puerto con una neniña. Fue ella la que nos vio y me llamaba, "Carmen, Carmen", y hasta que dijo "Carmeliña" no me di cuenta de ir al sitio donde nos aguardaba. Mira por dónde parezco tonta, que casi no oía mi propio nombre.
La madre de la nena murió en enero del año pasado y ella (la niña) está siempre conmigo en el negocio o en la casa, de tanto cariño que me tomó.  Acá hay muchos nenos (a los) que le murió la madre y la vecina (es quien) se ocupa de ellos. En las escuelas también las maestras miran por los huérfanos y los asisten, a más que muchos no saben hablar español.
En los colegios dan un vaso de leche y pan, y la señora maestra les presta libros y los visita si están enfermos.  
He de decirte que Celso es alegre, canta y ríe, y tiene una linda voz. No es alto como yo supe (imaginé) por las fotos, pero camina derecho y parecemos de la misma altura.
Trabaja en la panadería de don Argimiro, desde temprano y hasta las siete de la tarde. A la hora que regresa vamos a pasear hasta el Balneario que queda cerca. En el invierno ya le tendrá paga su parte y mejor dinero  traerá para nuestro negocio.
Otro amigo de la familia también se casó con una chica de Cesures y la chica es pantalonera, gana bien y me convenció (de) que podría ayudarle, se lo dije a Celso y acordamos (hacerlo) pero como tenía que viajar me dijo (Celso) que mejor dejara la idea para más adelante.
Los que dicen que es triste irse dicen cosa cierta, pero cuando estás con alguien como Celso, la tristeza es menor, te lo digo para que estés más arroupada.
Yo le digo (a) Celso, cantemos  para pensar en nuestra casa y él me abraza y cantamos juntos. Después nos reímos o nos ponemos a llorar pensando.
Hay algo que quiero contarte que me parece muy hermoso. Las campanas de la iglesia de Santa Lucía tocan como las de Cordeiro. Y eso hace que al (momento del) toque vuelva yo por ese lugar, por donde caminamos (juntas) a misa. Es que soy como siempre, ya ves. Me acuerdo del mes de mayo y del trabajo que tenía o papá en el taller, con el arreglo de yugos (de bueyes), fungueiros, estarullos, (tarugos para carros), arados. Eso sí que daba por aquella (aquél entonces) y podíamos esperar el verano sin pesares (apremios).
El irnos hermana, es como la Cuaresma, todo es estar triste, no se oyen cantos de las rapazas ni los panderos.  Tampoco se celebra el día de San Xuán en verano, buscando ramas de oliveiras, ni toxos, ni silvas secas la víspera para quemarlas, solamente han de hacer fogatas en las esquinas unos chicos  pero sin canto ni baile porque hace frío.
Me acuerdo que Luis das pestes robó cerca de Valga una cancela y un cajón de los porcos para quemar  y lo castigaron, era un demo este Luis ya de cativo. No salgas con él aunque estudia para electricista. No hagas caso a nadie y mejor (haz) lo que quieras tú, porque no se puede querer a alguien para siempre si no tienes ganas de que te busque.
Por ahora no hay mayores (novedades) que contar.
Muchos besos y abrazos y saludos de tu hermana que no te olvida,
Carmela.

Y en otra carta la misma muchacha escribe:

“...Para el niño tenemos una cuna que nos regaló el dueño de la panadería, que es bien nacido gallego. La ropa que fui haciendo en este tiempo con la tía de Celso. Las puntillas llegan de Francia y son caras pero, como la hermana de Celso cocina en una casa,  la señora le regaló una blusa y le sacamos puntada a puntada los entredós, y ahora los estamos cosiendo en las sábanas del niño.
 Yo quiero que se llame Dimas, pero Celso dice que mejor Celso como él, y la hermana dice que si es niña, como yo. Es una parvada porque si es niña le pondremos Elvira como tú. El señor cura dice que la madrina también puede ser (por poder) como nos casamos nosotros, y no hay nada más que decir entonces.

En las cartas que se publican en el blog fueron agregados signos de puntuación y aportes semánticos, todos ellos aceptados por la familia a quien pertenecen los originales de las cartas y todos los derechos sobre las mismas. 

Imagen: Internet                                                                                 * * *



Disertación  "Mujeres emigrantes" -  Comuna 14 -  Palermo



                                                    


La Comuna de Palermo recibió a tres escritoras, María D´Alessandro, Marita Rodríguez Cazaux y Alcira Cufré, quienes disertaron sobre el papel de la mujer en la emigración.
Las exposiciones desentrañaron la figura de las mujeres emigrantes a través del testimonio de documentos y cartas, algunas escritas en lengua materna, mantenidas desde la República Argentina a los países de origen entre los años 1920-1950.
Acompañó la mesa María Amelia Alonso, funcionaria de la Comuna 14, quien compartió su propia historia personal sobre el tema. Al cierre el Lic. M. Corach entregó a las escritoras diplomas por su participación en los festejos que la Ciudad de Buenos Aires organizó por el Día Internacional de la Mujer.

María Amelia Alonso, M. Corach, Marita Rodríguez Cazaux