lunes, 31 de marzo de 2014

POÉTICA GALEGA

SÓ PARA NÓS



Leva a chuvia bogar de pedra.
Tralo muro do val, 
a fror do toxo alumea
un sol de orballo amarelado.

É tan doce a chuvia, e tan nosa
que cantilena loce
só para nós.

Só para istos murchios corpos
que sedentos de patria imos 
cativos na terra allea.



SOLO PARA NOSOTROS


Trae la lluvia bogar de piedra.
Tras el muro del valle, 
la flor del toxo alumbra
un sol de rocío amarillento.

Es tan dulce la lluvia, y es tan nuestra.
que sonsonete luce
solo para nosotros.

Solo para estos mustios cuerpos
que sedientos de patria vamos
cautivos en tierra ajena.







HORA BALEIRA



Ten a soidade encol da miña carne
leira roubada. O reloxo allea
un diapasón de lexanía.

Afógase a alma no lodo da bágua.
Baleira, aterece a hora da ausencia.

Non fixo outra hora. Só ista,
enlazada a miña gorxa coma unha pedra.

Se ahoga el alma en el lodo de la lágrima.



HORA VACÍA


Sobre mi cuerpo tiene la soledad
campo robado. El reloj enajena
un diapasón de lejanía.

Se ahoga el alma en el lodo de la lágrima.

Vacía, tirita la hora de la ausencia.
No hubo otra hora. Sólo esta,
atada a mi cuello como una piedra.

Se ahoga el alma en el lodo de la lágrima.





M.R.-C.
Luz de raizame - Poética galega

Imágenes: Internet 

miércoles, 26 de marzo de 2014

POÉTICA

                    ENCERRADA EN GRIS

Gris II



El mar era gris cuando la tarde

de luciérnagas grises, se mecía. Y gris

era también la piedra de la calle ancha.

Y gris el árbol de la esquina vieja.



Eran grises los pájaros marchitos de sol.

La voz de los niños en las plazas.

El grafiti quebrado en la pared de cal,

y la música y el piano y la ventana.



Era gris tu nombre, y tu palabra más gris,

aún más gris que los silencios.

Era la copa gris, y el vino era gris

como la copa, y los labios y la lengua.



Hasta los leños ardidos eran grises.

Y la mañana, que llegaba en vela.




PASOS DESNUDOS 

Poemario
(2014)


Publicado por periódico Irreverentes
IMAGEN  periódico irreverentes

martes, 25 de marzo de 2014

LITERATURA JUVENIL



NO ES GÉNERO MENOR



La literatura infantil y juvenil exige conocimientos enfocados en agudos tópicos sociales y culturales y una esmerada calidad literaria pues sus lectores son personas en formación.
Hay otra cuestión -elemental-; la carnadura de su trama ha de interesar a nenas y varones para que sigan apeteciendo avanzar en ella, todo un logro frente a la natural dispersión en niños, púberes y adolescentes.
Así, la prioridad será la excelencia hacia quienes va dirigida manteniendo altura y peso literarios.


GERMÁN CÁCERES, notable dramaturgo y escritor con potentes recursos literarios, es una verdadera autoridad influyente en este género. Lo ameritan al podio, los numerosos libros de cuentos que ha editado, conferencias, exposiciones, y la repercusión que, entre los jóvenes, tienen sus historias.

Ahora veremos porqué.

Para iniciar, habrá que vislumbrar aquella imagen que todos tenemos de nuestra infancia, el “Había una vez”, y la alegría de saber que tras esa frase, lo onírico se tornaba real, y podíamos internarnos en el “universo salvador”. Es decir, “entrábamos en el cuento”.

A esa ceremonia apunta la talentosa obra de Germán Cáceres, remontar ese clima fantástico, acercar personajes y paisajes, y la expectación (no confundir con expectativa) que en esa edad configura el mundo que quiere habitarse, al fin, un mundo que salva del universo contrariado de los adultos. Para muchos sicólogos “el mundo del que se quiere escapar”, para muchos niños y jóvenes, descarnado mundo de incomprensiones.

Tomemos otro punto que hace que G.C. logre empatía con los chicos: su propia lengua.

Lector apasionado, escritor impecable, el genio del Autor logra la sintonía primordial para resolver los acentos, elegir los vocablos en una suerte de argot que diferencia a las expresiones generacionales y que Cáceres, aplica hábilmente. Tiene a su favor, una innata virtud: es cabal observador y halla la ruta del asombro que es la ruta que transitan los chicos, además de acertar, también, con la reflexión oportuna. Nada ínfimo, porque es esta aptitud la que lleva a que los chicos se identifiquen con sus historias.


  

En su último libro, EL FUTURO QUE FUE, el escritor suma en su presentación personal una confidencia dada en los códigos que mencionamos y que fronteriza el lenguaje de los chicos, quienes perciben el aire cómplice y simple que tiene para con ellos, otro chico que, -además- se está divirtiendo:

“[…]desde los ocho hasta los catorce años leí un montón de revistas de historietas y vi una pila de películas y series de acción. Y pude rescatar del olvido ese mundo maravilloso. ¡Qué suerte!¡Cómo me estoy divirtiendo!” 

En esta ocasión el escritor argentino escoge sucesos que fueron reales y que pueden, otra vez, ser formadores de una nueva y actual historia, con personajes que no responden al tiempo cronológico, habitan distintos continentes y pertenecen a grupos familiares diversos.

Cada cuento inicia con un epígrafe orientador que remite a una historia real, y sobre ella, Cáceres encauza la ficción, así “el pasado” se ensambla con el hoy, con un recurso didáctico sin perder el pulso de lo imaginario.


El mismo Autor, asegura que viajes y exploraciones que se describen, “ocurrieron de verdad”, buen argumento para internarse en aventuras que no escatiman trama ni licencias literarias y en las que el propio entusiasmo de los protagonistas avanza sobre paisajes que cualquier chico podría encontrar similares a los que transita. Así, padres, tíos, hermanos, amigos, vecinos, entorno de pubertad y adolescencia intervienen volviendo verosímil el cuadro, llevando la evolución a un cierre certero, sin desencantar al receptor de este género. Dicho de otra forma, hay hilo conductor elaborado, meta identificada y sobrevuelo sin precipitación a la expectativa del lector.

Por supuesto, nada hay más antipático que adelantar tramas y finales, eso es propiedad privada del Amigo Lector, experiencia que no debe obstaculizarse y que ningún crítico debiera traspasar, mucho más cuando el lector es un joven. Sin embargo, no quiero dejar de comentar por cuestión de encantamiento uno de los cuentos, "Un amor austral".


En el epígrafe se menciona al geólogo, explorador y antropólogo Francisco Pascasio Moreno, al que se conoce como el naturalista Perito Moreno. Los acontecimientos del cuento transcurren por ende, en el sur de nuestro país y lleva estructura de lograda prosa epistolar porque es una carta dirigida al Director de una revista, escrita por un muchacho de diecisiete años.

Lo lleva a escribirla la inquietud de aportar una sección más en una revista que “para ser completa, le falta algo, y es una sección de cuentos”. El muchacho, propone a la figura del Perito, patriota que conoció en una reciente visita a Bariloche con sus padres, y, en una suerte de sinceramiento, explica el porqué obligado de sus vacaciones, algo que no pasará por alto nadie que ronde los diecisiete años y, estoy segura, compartirá de inmediato.

En la carta se describe una foto en la que el afanoso Perito Moreno se encuentra con el cacique Shaihueque que viste “sombrero chambergo, chaqueta, pantalones, botas altas y mostachos prominentes y canosos como si fuera un hombre actual”.

A esta altura del cuento, Germán Cáceres aporta solventes datos históricos con una habilidad que debiesen copiar ciertos profesores, llegando por llano cauce al juicio al que fue sometido Moreno, acusado de ser espía chileno.

Para su sumario acude el “Consejo de los Viejos”, al que se une una joven adivina, “una india de gran hermosura, sumamente adornada con aros, sortijas, collares y botas con cascabeles” y quien, cuando finalmente el Perito queda absuelto de culpa y cargo, tocará virtuosamente un instrumento de viento utilizado por los mapuches, la trutruca, en señal de complacencia.

A salvo de la prueba y ya relajado, el Perito Moreno, se acerca hasta un grupo donde una horrible bruja acapara la atención de los indígenas contando una leyenda. Según el relato, un indio pehuenche, arrodillado al pie de una araucaria llora la muerte de su joven esposa. En medio de su dolor, el espíritu de su mujer se torna visible y lo mira con severo reproche, acusándolo de cobarde por no seguirla al más allá, esa tierra que existía para los indígenas después de la muerte “con los mismos placeres y necesidades”.

Ante los lastimeros gestos del pehuenche, la esposa, condolida, lo invita a seguirla de noche -como la tradición exige-, por caminos de peligros, acosados por “los monstruos de las sierras, los espantosos gritos de malvadas aves nocturnas y las flechas de los enanos de las cuevas”.

Finalmente, la pareja llega al mundo del más allá, donde un anciano les franquea la entrada accediendo a la súplica de la joven esposa. Sin embargo, ese mundo es muy diferente (ya el lector sabrá porqué) y pronto el pehuenche reconoce lo imposible de vivir en semejante lugar y, aquejado de falta de fuerza y energía, decide pedir al anciano que le permita regresar a su pueblo, gracia que se le otorga. De regreso, la soledad y una grave enfermedad hacen que el pehuenche se sienta derrotado, no pueda encontrar la paz de espíritu y termine sus días de lamentable manera.

Este final desolador que la vieja bruja contó, no le gustó al Perito Moreno y mucho menos al muchacho que escribe la carta. Este cierre desafortunado, no conforma a los jóvenes, para quienes las historias de amores truncos han de resarcirse. Así, -y aquí, otro giro de imaginación y buen tino de Germán Cáceres-, “en el refugio Neumeyer, al que se llega por caminos de ripio que salen de la ruta que conduce a El Bolsón", por boca de una anciana que descendía de aquella bella indígena que tocaba la trutruca, en el juicio al Perito, se sabe la verdadera versión de los hechos.

El cuento, que suma vocablos costumbristas, es hábil disparador que invita a bucear en todos los medios que los chicos de hoy tienen a mano para descifrar incógnitas, acapara la curiosidad y vuelve entretenida la lectura. 


Cáceres es, sin duda, estratega en hacer que el libro no se cierre antes del punto final, goza de un profesionalismo contundente que organiza conflicto, desarrollo y resolución sin perder de vista el horizonte que su idea marca y que es, justamente, el mapa que los chicos quieren recorrer.

Merecen considerable mención los dibujos de Mauro Vargas, quien también ilustró en 2013 la novela de Germán Cáceres, “El misterio del profesor ausente”. En esta oportunidad, el joven dibujante vuelve a demostrar sus dotes y aporta a todos los cuentos, una imagen bien sincronizada con el texto y manifiestamente original.


EL FUTURO QUE FUE

Los viajes de Cook por el Océano Pacífico; las expediciones del noruego Roald Amundsen, primer hombre que llegó al Polo Sur; el descubrimiento de la tumbra de Tutankamón por el egiptólogo británico Carter, las exploraciones de Thor Heyerdahl y sus afirmaciones sobre el origen americano de los nativos blancos que pueblan la Polinesia; los logros de los alpinistas Hillary y Norgay que escalaron el pico más alto de la tierra; los avatares de la misión Apolo 13 que pudo regresar a la base por la pericia de ingenieros del Control y la valentía de sus tripulantes, y por supuesto, el joven protagonista influenciado por la figura del Perito Moreno y los pobladores autóctonos del lugar que conforman el atractivo cuento "Un amor austral".


                                                                             Marita Rodríguez-Cazaux
(109 páginas)
SALIM Ediciones
Colección Amaranta
21/3/2014                                                                   * * *

AVANCE








BIRDOJ  EN VUELO



ÁNGEL ARQUILLOS, talentoso poeta, autor de un poemario en esperanto, tiene vuelo de birdoj, y regala esta vez en idioma castellano, una selección de sonetos y otros poemas de verso y rima libre, de dignísima calidad literaria.

Quienes hemos gozado de la poesía del poeta español, de la constante “inquietud de verso” como afirmaba Cernuda, de su tesonero oficio de papel y pluma, no nos asombra la altura de esta nueva entrega, Al son de mis sonetos, pues ya el título tiene ese crepitar de melodía, la musicalidad que les es propia.

Prólogo de mérito, le dedica Miguel Fernández bajo el subtítulo “Sonetos que suenan a Gloria”.


Es de rigor participar algunos fragmentos pues, Fernández, sobrevuela el talento del poeta andaluz, confidencia la propia sorpresa al descubrirlo y no escatima análisis poético para la obra de Arquillos:



“Escribir un libro de sonetos en español en los tiempos que corren es una osadía. Quizá en otra lengua no lo fuera tanto, pero en la nuestra el intentar comunicar y emocionar en clave de soneto es invocar a todos los demonios” […].
 “Es que hubo un Garcilaso y un Herrera. Es que Lope, Góngora y Quevedo (polvo serán, mas polvo enamorado, ¡incomparable!) se nos metieron en todas nuestras médulas. Es que Rubén cultivó perlas en los mares de Verlaine y de Baudelaire y de Mallarmé. Es que Federico puso en sonetos las noches oscuras y las llamas de amor viva de Juan de Yepes para darnos el grito dolorido de su imposible amor oscuro y desgarrado (Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, / tigre y paloma, sobre tu cintura / en duelo de mordiscos y azucenas). Es que el pastor poeta Hernández nos traspasó el alma con el hiriente rayo que no cesa de la ausencia de amor (Umbrío por la pena, casi bruno, / porque la pena tizna cuando estalla). Es que Blas de Otero a golpes de cincel en cada verso nos esculpió las alas del gongorino ángel fieramente humano que le causó su primer deslumbramiento... Y así podríamos llenar páginas y páginas. Sin embargo, prodigiosamente, la osadía de escribir sonetos aquí y ahora en el idioma de Aleixandre y de García Márquez a veces da unos frutos que la justifican. Ése es el caso de mi paisano andaluz Ángel Arquillos. […].
Los sonetos me arrebataron el alma desde el primer momento. Son directos. No precisan de claves hermenéuticas para ser gozados. No hay en ellos laberintos, preciosismos, malabarismos, piruetas intelectuales, sesudismos que hicieran necesario un máster en una universidad prestigiosa para ser entendidos... Ahí radica la originalidad de Arquillos como sonetista. ¡Precisamente en su sencillez extraordinaria! Parece una paradoja, pero no lo es. He de confesar que la mayoría de los sonetos actuales que caen en mis manos son auténticas charadas indescifrables y pretenciosas incapaces de mover ni un átomo de mi alma. […] Los versos de Arquillos fluyen, sus sonetos se leen de un tirón, porque en ellos no chirría el artificio. Porque vuelan –a veces a gran altura– buscando la fibra más humana del lector, buscando su emoción. Porque rezuman verdad. La verdad de nuestro poeta es sencillamente la verdad cotidiana de las gentes de a pie, que no sabrían expresarla con la aparentemente simple –pero de hecho terriblemente difícil– entonación con la que él canta sus vibraciones, sus luces y sus sombras, que son las de todos: amor y, sobre todo, desamor. Y esperanzas, amarguras, estaciones del año, pájaros, niños, temores... La existencia del común de los mortales. Y contándonos su mundo, el poeta nos coloca –quizá sin sospecharlo– al borde de nuestros propios sentimientos potenciando en sus lectores la catarsis. […].
Pero también es evidente que toda esta sencillez, nunca ramplonería, proviene de la voluntad del autor y no de un desconocimiento de los grandes maestros, de sus obras y de sus técnicas Y siempre, nuestro sonetista nos muestra que la poesía no es un lujo ni un juego, sino una necesidad del alma. Que nos busca a los demás para compartir con nosotros sus gozos y sus sombras. Y que rechaza vestirse de domingo o de festivo para decir sus versos del resto de la semana, los únicos que lo conmueven y lo realizan como poeta”



Finalmente, Fernández, no puede con su genio -también andaluz- y en ese arranque delicioso en el que imaginamos el acento cimbreante del Sur español, le desea para quien lee, al que ya trata como Lector Amigo, “ ¡buenas vibraciones, salud y poesía!”. 


Por mi parte, debo decir que Ángel Arquillos, amigo y confidente en esta ruta de intercambio de sentimiento y versos, tuvo la deferencia de invitarme a ser parte de “Al son de mis sonetos” instándome a prologar también su libro. Así, asumí la irreverencia de animarme a un Prólogo -muy a la sombra de la altura intelectual de Miguel Fernández-, sin embargo, de igual manera abierto a los sentires que el poeta español vuelve palpables.


Lo comparto a continuación:




EL POETA Y SU BOGAR AL RAS DEL ALMA 


PALABRAS AL AUTOR




Bien sabemos que el poeta es un ser rodeado de tiempos y paisajes interiores, de melodías encerradas que esperan ser ejecutadas, de voces que desnudan sentimientos en eclipse.

Ese universo que se le manifiesta para ser revelado llega a través de la palabra, y es tan intensa que trasciende el tiempo en que es escrita, el momento en que se genera y, a tal extremo de infinitud que hasta el propio poeta no comprende, no pesa cabalmente en esa presente circunstancia creativa, la total dimensión del acto al darla a luz y sólo el tiempo de historia potenciará ese suceso.

Esta reflexión lleve a entender que poetizar ha de ser entonces, tantear el universo de la sustancia humana, transmutar la realidad, alcanzar cosmos donde se baten mares de inquietudes, ir tras el signo íntimo que sobrellevan las raíces y dejar constelaciones de imágenes que se nutrirán de generación en generación.

Este atributo, para el que son pocos los elegidos, lo llevará a sobrevolar aquellos pozos que corren subterráneos, casi invisibles para el común denominador y penetrar los interrogantes, esas guerras que libra la humanidad dentro de su propia alma.

Ha de saberse entonces que, para que este vuelo transcurra al ras del alma -materia y espíritu-, el poeta irá desnudando la propia de todo peso que signifique anclaje. Cobrará altura casi irreverente, bogará en contra de plácidas ondas. Será peregrino en busca de libertades, revelará los ostracismos, se hará voz sin frontera.



Trascendiendo su fino estilo, el recurso literario, la técnica pulida que define al Autor, es la profundidad del sentimiento en sus creaciones y el navegar los espacios más agazapados del corazón. Milagroso destino que abarca la vital obra del poeta español Ángel Arquillos.

Espacios que se vuelven, por su fuerza creadora, fértiles tierras espejadas en cielos en los que, sin Rosa de los Vientos, se despliegan miríadas de escenografías.

Quien sea privilegiado lector de esta magnífica selección de poemas, disfrutará el internarse en ellos para encontrar sugestivos territorios donde se habla otro de los lenguajes universales. Excelso. El del Alma.

                                                                                         Marita Rodríguez-Cazaux

Buenos Aires, Primavera, 2013



No quiero dejar de evocar las propias palabras del Autor, dispuestas al inicio del Poemario que invitan a disfrutar de sus versos, “que de eso se trata”, con la clara llaneza que le es propia, virtud que es, sin duda, marca registrada en todos los hombres talentosos:


                      “ Me gustaría que los leyerais con atención, sin contar los ritmos, que ya están más que calculados, sino buscando sentido a esas palabras encerradas en versos endecasílabos, que dicen mucho más de lo que podáis imaginar, pues a mí me ocurre que, después de haberlos escrito, los releo y descubro cosas que nunca hubiera dicho a nadie, incluso cosas que no parecen mías y puede que sean producto de la fantasía desbordada que fluye de mi mente, pero que están ahí por algo”.



Bajo este augurio de fantasía desbordada, cabe el avance de este libro de poemas de próxima presentación.




Aventuras de la vida

Cuando alcancé la cumbre codiciada,
me lamenté de haberla conquistado,
pues me sentí vacío y angustiado
al comprobar que allí no había nada.

Me pregunté, perdiendo la mirada

en el paisaje gris, casi apagado,
si mereció la pena haber llegado
para iniciar después la retirada.

No intentaré de nuevo otra bravura

sin preguntar primero al pensamiento,
porque la vida a veces es muy dura.

Si me provoca le diré: lo siento,

pues este mundo ya es una aventura
para aceptar un nuevo ofrecimiento.


Soledad 


El lento repicar de una campana,
el son de imaginarias caracolas
y el potro practicando sus cabriolas
han hecho que despierte con desgana.

¡Qué triste me he sentido esta mañana,

al verte, soledad, hablando a solas!
El ruido insoportable de las olas
me impide oír tu voz dulce y lozana.

Quisiera ser el mar para arrullarte,

o el sol casi apagado del ocaso,
o un viento pequeñín para mimarte.

Quisiera, soledad, en cualquier caso,

si puede mi presencia consolarte,
dejarme conquistarte paso a paso.



 Tentaciones 

Sentí la tentación de liberarme
hablando del amor abiertamente,
más tuve que frenarme de repente,
pensando que podría derrumbarme.

La voz de la experiencia pudo hablarme

al ver cómo bajaba la pendiente
corriendo sin control, cual inocente,
a punto de caer y despeñarme.

Querer desentrañar los sentimientos

por medio de los versos de un poema
pudiera fracturarme los cimientos.

Por eso voy a obviar tan serio tema

pensando en que vendrán otros momentos
que pueda aprovechar sin sentir pena.



No te esperaba


Llegaste hasta mi lado cuando estaba
sensible y con la mente distraída
pensando en los azotes de la vida,
secándome el sudor que me cegaba.

No pude reaccionar pues no esperaba

que fueras a venir tan decidida
pidiéndome perdón muy convencida,
sabiendo cuánto te necesitaba.

Abrí los ojos a mi nuevo mundo,

tiré al olvido mi mochila usada
gozando luego de tu amor profundo.

Sentí tu fuego al culminar mi abrazo,

creí que el cielo se nos desplomaba,
lloré de dicha sobre tu regazo.



Nadie sabrá que te has ido


Nadie sabrá que te has ido,
yo seré tu gran secreto,
me tragaré mi dolor,
disimularé mi miedo,
me abrazaré a mi sombra...
que es lo único que tengo.







El Autor posa junto a Leonardo Cervera, amigo y colaborador en su semblanza.




"AL SON DE MIS SONETOS"

POEMARIO  (2014)

EDITA  ASOCIACIÓN ANDALUZA DE ESPERANTO 
(139 Paginas)
Andalucía, España.  


                                                                         
Este año el escritor y poeta español Ángel Arquillos, asistirá al IC Congreso Internacional de Esperanto en Buenos Aires.



ESPERANTO, EL IDIOMA UNIVERSAL
                                                                      Por Paula Boente

“Birdo kaptas insekton”, “Un pájaro atrapa un insecto”, indica la primera clase del curso online de idioma esperanto. Después, habrá más de un pájaro y será el turno de aprender el plural: “birdo” pasará a ser “birdoj”. La lección aclara entonces que la letra “j” se pronuncia como la letra “i” del español.
Se estima que entre 3.000 y 5.000 personas hablan en el país esta lengua creada a fines del siglo XIX con la aspiración de que se convirtiera en el idioma auxiliar universal.
“Es una lengua igualitaria, más justa. Te permite comunicarte con cualquier persona en el mundo. Entre Brasil y China, por ejemplo, ya hay una corriente de comercio exterior que se realiza en esperanto”, explica Alcides Wentinck, presidente de la Escuela Argentina de Esperanto, quien pone un ejemplo reciente de una búsqueda de inversores internacionales para centrales hidroeléctricas, que involucraba a países como el Congo, Bulgaria, Brasil y China.
Este año, Buenos Aires tendrá un lugar privilegiado en la comunidad global de hablantes de esta lengua, ya que se realizará en esta ciudad el 99º. Congreso Internacional de Esperanto.
Entre el 26 de julio y el 2 de agosto, cientos de esperantistas de todos los confines del mundo viajarán a nuestro país para este encuentro, que cuenta con el auspicio del Ministerio de Cultura de la Ciudad y de la Secretaria de Cultura de la Nación.  Durante esa semana habrá clases abiertas a la comunidad, conferencias y actividades sobre diversos temas.
Será un evento mundial de características peculiares ya que en este caso no se necesitarán traductores para que los visitantes de más de 50 países se entiendan a la perfección.
Esta lengua artificial, pensada como un idioma auxiliar para permitir la comunicación entre gente de todas partes del mundo, fue creada en 1887 por un oftalmólogo polaco. Existen más de 2 millones de personas que hablan esperanto en el mundo, de los cuales 10.000 son hablantes nativos. Europa del Este es una de las regiones donde más se propagó el idioma.
Entre los esperantófonos más conocidos internacionalmente está el premio Nobel de Economía Reinhard Selten y el multimillonario inversor George Soros.
“Birdoj kaptos insektojn”, los pájaros atraparán los insectos. Con el cambio de una letra, la lección enseña el tiempo futuro y algo empieza a armarse.

Permitida su inclusión en todo medio publicitario.
Es fragmento de la nota periodística de Paula Boente.



sábado, 22 de marzo de 2014

CRÍTICA LITERARIA

NAVARRITO


                                       

                                                                     Por Germán Cáceres


Esta historieta se publicó originalmente en 1986 en la revista Fierro, primera época.
El relato transcurre entre el otoño de 1930 y mayo de 1931. Enrique Navarro (Navarrito) es un cronista de la sección Policiales del diario Crítica, en cuya Redacción aparece el gran Roberto Arlt frente a su máquina de escribir.
Alberto Dose exhibe su capacidad artística ilustrando el Buenos Aires de esos años con viñetas de exquisita belleza no exentas de un aire decorativo. A veces predomina el blanco con dibujos a pura línea, y otras, el negro pleno que se distribuye en vestimentas, edificios y automóviles. Su grafismo es tan estilizado que posee un sesgo humorístico y clásico a la vez, que lo emparientan tanto con Roy Crane como con Milton Caniff y Harold Foster (o Sanyú, según la apreciación de Andrés Valenzuela en Página/12). El artista se documentó a fondo sobre el aspecto de la ciudad en esa época (se ven afiches de Gardel y de Chaplin), que a la distancia al lector le resultará encantador y pintoresco, pero, sin embargo, entonces reinaba la absoluta exclusión social, la expoliación de prostitutas en infames prostíbulos y el golpe militar del 6/9/30 que derrocó a Yrigoyen e instaló una brutal represión. 
En el prólogo, el guionista Eduardo Mazzitelli opinó que “Todo para que el dibujo de Dose (el estilo de Dose) demuestre que no solamente es estético y descriptivo, sino también funcional al relato”. Este dibujante, que reside en Estados Unidos, declaró en la entrevista que forma parte del libro y le realizó Alejandro Aguado “que la historieta es lo único que hago todavía en papel, al menos el lápiz, luego todo lo demás en la Cintiq” (es una tableta de arte digital). Antes había explicado que “No era para mí difícil cambiar de estilo, en realidad, es el tema lo que me sugiere el estilo”.
Por su parte, Ricardo Barreiro (1949-1999) –uno de los mejores guionistas que tuvo el país- no deja de asombrar con su inventiva para dotar de giros a la trama. Sus diálogos son contundentes, utiliza el racconto para darle dinamismo a la historia y desliza reflexiones constantemente (“La necesidad de creer está por encima de cualquier desconfianza”/ “De algunas circunstancias podemos extraer como enseñanza cuán dominante resulta ser todavía la animalidad en nuestra especie”). Además, como es su costumbre, fustiga a los poderosos, a la institución de la iglesia católica y a los militares.
Los diálogos van en cursiva y los textos explicativos en letra de imprenta porque pertenecen a la máquina de escribir que aparece en la parte inferior del cuadrito, ya que es la bella doctora Ema Kazinsky la que escribe este relato que titula “El caso de Rodolfo A.”, un asesino serial al que Navarrito persigue (“Al menos Ricardo rinde homenaje a los viejos clásicos de la novela negra”, observa Mazzitelli), ayudado por la médica que es portadora de una sexualidad desbordante, tan presente en la obra de Barreiro.
La  reedición de Navarrito permite acceder a uno de los logros más importantes del género en la Argentina.

                                                                                          Buenos Aires, marzo 2014

            "NAVARRITO"
 de Ricardo Barreiro y Alberto Dose



(La Duendes editora, Comodoro Rivadavia, 2013, 82 páginas)






Germán Cáceres*  Avellaneda, 1938.
Dramaturgo, escritor, ensayista,
prologuista, crítico de cine y teatro.

miércoles, 19 de marzo de 2014

PERIÓDICO IRREVERENTES

                                                    



                                                            RÍO QUE MAR, SUEÑA



                                                  Anochece.
                                                  En mi ciudad crece la sombra
                                                  por un cono de luz.

                                                  Desde el sur, escapa en hebras el sonido del río.

                                                  Velada voz de opaca sílice hidratada
                                                  que llega desde el vítreo leonino de las aguas
                                                  cuando se apagan las bujías de la tarde.

                                                  Astillada de sombras, Buenos Aires,
                                                  se sienta en la platea
                                                  para escuchar al río.

                                                 Murmullo de iris desperezan las calles,
                                                 metálicos arpegios
                                                 que por espaldas de cemento trepan.

                                                 Cuando la noche le cae por la cara,
                                                 desborda y musita y se confiesa,
                                                 su pena líquida de ser río que mar sueña.





Marita Rodríguez-Cazaux
"Pasos desnudos" - Poemario
Editorial Dunken 


Publicado por periódico Irreverentes 
Poética


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P. Irreverentes



PRESENTACIONES DE ANTOLOGÍAS EN EDITORIAL DUNKEN




EN EL SALÓN DE EDITORIAL DUNKEN
     PRESENTACIÓN DE LAS ANTOLOGÍAS 
CUENTOS BAJO EL PORTAL AZUL, GOTAS DE PRIMAVERA 
Y LAS COMPILACIONES CUENTO Y POESÍA FACE 2  y FACE 3 



    Marita Rodríguez-Cazaux, compiladora del Face 2, con el escritor Ricardo Tejerina y los Autores 



Foto

La escritora Wally Zambón, compiladora de "Cuentos bajo el portal azul", acompañada de
  los autores seleccionados y los escritores Marita Rodríguez-Cazaux y Ricardo Tejerina





ANTOLOGÍA DE CUENTOS PROLOGADA POR EL ESCRITOR ROBERTO BARLETTA



Los autores seleccionados por el escritor Roberto Barletta, autor del título y prólogo 
de "Gotas de Primavera" posan en el Salón de Editorial Dunken.
Compartieron mesa literaria junto a Barleta, Ricardo Tejerina y Marita Rodríguez-Cazaux




                                                            LETRAS DEL  FACE  2                                                               

                                                                      PRÓLOGO

Otra vez la propuesta literaria Face IV, de Editorial Dunken, me trajo la cercanía del placer que viví en la primera experiencia de la compilación Letras del Face, que se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2013.

El mismo entusiasmo, ese gozo de la lectura que me deparó la anterior antología también me acompaña en este segundo encuentro, y, creo entonces necesario compartir  mi sentimiento con sus talentosos autores.
En estos tiempos en que la violencia y la indiferencia parecen ser el eje que gobierna todos los puntos cardinales, he descubierto que Internet, ha reunido los más entrañables sentimientos y las más lúcidas reflexiones tras la invitación de la Editorial.

La imaginación y los recursos no tienen fronteras en el presente compendio de cuentos y poemas, obra que alcanza una sintonía particular. Digo particular, porque no es frecuente encontrar un ritmo tan encauzado, tan parejo en las selecciones donde participan varios autores.  Y en este caso, se amerita talento por igual y una calidad que no tiene mella en ningún renglón.

De haber elegido un nombre para esta obra literaria, hubiera pensado en “Historia del Espíritu, quizá influenciada por las palabras de Paul Valéry,  “La historia de la literatura no debería ser la historia de los autores o de la carrera de sus obras, sino la Historia del Espíritu como productor o consumidor de literatura. Esa historia podría llevarse a término sin mencionar a un solo escritor”.  Y esto es lo que finalmente ocurre;  ante la íntima emoción se recuerdan las palabras, los párrafos, las estrofas que trascienden a quienes las escribieron. 

El autor expone su costado más recóndito, su frontera de dudas, su sueño imposible. Se dona y se transparenta, se desnuda ante la obra y desaparece como sujeto para dar a luz lo infinito, lo inmortal. Como es natural, el mensaje queda más arraigado que el nombre propio, a tal extremo afincado en la memoria que vuelve veraz aquella copla que asegura que “los cantares no los ha escrito nadie”. No hará falta agregar que, por esa cualidad de generosa donación, les pertenecen a  todos.

Enseña Góngora que “el sueño es autor de representaciones”; si pensamos que representar es palabra que observa dos prefijos: re, hacia atrás, reiteración,  y pre, adelante, antes;  y ambos prefijos van unidos al verbo ser/existir/estar, tendremos una idea cabal del peso del pensamiento del magistral poeta y dramaturgo andaluz  -a quien todos recordamos por dos versos inolvidables del romancero, “Dejadme llorar/orillas del mar”- y aún más, habremos entendido que ese devenir, esa marejada que avanza y retrocede, es la que gravita en los sueños.

Un navegante la llamaría pleamar y bajamar, y estarían bien definidos sueños, paisaje y vocablo porque, para el escritor, el poeta, el artista, la vida se trata de bogar en mar de inquietud, en ondas de audacia y bajo todo el  universo.
A esos mundos lleva esta antología, a la tentación de perseguirlos -con Rosa de los Vientos  o sin ella - y encontrar el cauce libre, la ruta de lo que no puede tocarse. De lo etéreo, lo sublime. Del Espíritu que necesita la Historia para sobrevivir.

Solo me resta, en este plan de confidencial acercamiento, decir a los autores que han escrito la vida, y que aquel pensamiento que les dictó su sueño, está  presente, latiendo en la memoria de quien lo lea. Sueño y palabra que existirá por siempre en todas las épocas que tenga el mundo.
                                                                                                       


                                                                                          MARITA RODRÍGUEZ-CAZAUX



  


                                                          LETRAS DEL FACE 3

                                                                  PRÓLOGO



No puedo –ni quiero–, ocultar la satisfacción que me ha dado compilar este tercer volumen de Letras del Face. Como continuidad de sus dos antecesores, este libro se incorpora a la convocatoria de autores efectuada por Editorial Dunken a través de la red social Facebook, donde esta casa editora también tiene su Fan Page.

De tal modo, se ha producido una nueva vuelta de tuerca en el recorrido de lo escrito que lleva cinco mil años (desde las tablillas de arcilla sumerias hasta la impresión del último best seller global): cientos de autores de la red, con textos digitalizados, pugnaron por ganarse un lugar en las páginas físicas de un libro tradicional. ¡Enhorabuena!

Yo creía en esto desde hace bastante tiempo atrás, aun sin tener una comprobación empírica. En un ensayo que di en llamar “¿Por qué escribimos? Los blogs, la tecnología y el libro” (que integra un volumen bastante más extenso titulado Replicarte. Hablemos de arte y cultura), sostenía que: “¿Cuántos autores han encontrado en los blogs un medio para explorar y volcar su obra o parte de ella? Muchísimos seguramente. Pero no es, a mi criterio, la red un espacio meramente experimental, por el contrario es un disparador de sentido, un puente hacia el libro, al que le brindará también sus mejores exponentes”. Si entendemos que cuando yo hablaba de blogs, por extensión y crecimiento posterior, ese espacio sería ganado por las redes sociales, podemos asumir sin equívocos que dicho pronóstico –que resultó ser una suerte de prognosis– se ha cumplido cabalmente. La saga de Letras del Face, lo acredita de modo categórico.

Y así fue, y así es. La red nos ha brindado a sus mejores exponentes, y ahora sus obras también viven sobre el papel, dándole contenido narrativo y poético a un libro que, por todo ello y también por su cuidada estética objetual, resulta completamente bello.

Quien bucee en las páginas de Letras del Face III hallará obras de significados y propósitos heterogéneos, conducidas hacia una unidad de sentido por la Providencia literaria. Cuentos y poemas se entrelazan para tributar a la escritura. Hay un fluir natural que amalgama las alboradas luminosas de la esperanza y el amor con las más misteriosas cavilaciones nocturnales de las decepciones y los dolores.

Autores de laboriosa pluma se dan cita en estas páginas para regocijo de anónimos lectores que llegarán a este libro creyendo que lo hacen por casualidad, como quien descubre en plena calle aquel rostro que –hasta ayer mismo– sólo en sueños lo acompañaba. Bueno es saber a tiempo, que nada de eso es mero capricho del destino, simplemente es la vida que, a como dé lugar, nos permite sin retaceos ni mezquindades cumplir cabalmente con nuestra leyenda personal.

El libro ya está escrito, lo demás es porvenir.

                                                                                               RICARDO TEJERINA








                                                          LETRAS DEL FACE  IV

                                                                     PRÓLOGO

Invito a transitar en carne viva, esta magnífica antología que repite la destacada altura literaria de las anteriores  ediciones de Letras del Face, de Editorial Dunken.

En un abanico de recursos sorprendentes, tienen espacio narraciones y poemas que aportan cualidades  frías y cálidas, realismos y vuelos mágicos, escenografías de distancia y de proximidad, atmósferas de acertada descripción.  Paisajes metafóricos, estrofas armadas sobre patrones métricos fijos o trabajadas sobre técnicas de originales licencias. Prosa y poética, que llegan desde valores internos que responden  a la observación y a la búsqueda de reinos sublimes, como la Naturaleza, la Libertad, el Amor.

Coinciden todos los trabajos en una pirotecnia verbal fabulosamente colorida, detonante,  asombrosa e inquieta. En ellos, encontrará el lector  voces de todas las edades y todos los acentos, cuestionamientos sin asomo de respuesta y respuestas a interrogaciones amordazadas. Interpelaciones indirectas o francamente desenvueltas, desnudas. Sin duda, sus autores, han debido subir  escaleras de sensibilidad para trepar a las torres del espíritu.

Frente a esta íntima manera de escribir sería apropiado recordar que ya desde la década del 40, los escritores declinaron lo tradicional y, presionados por acontecimientos públicos relevantes, impusieron una abierta estructura en las narraciones y los poemas. Todos hemos leído maravillados las obras que se gestaron en terribles guerras civiles, en tiempos de enfrentamientos mundiales y belicismos contra el cuerpo humano y lo que es peor, contra el sentimiento de mujeres y hombres que defendieron nuevos derechos y nuevas elecciones de vida. En este cuadro humano, creció una literatura sobresaliente que expuso las necesidades humanas y combatió denigraciones, injusticia, violencia, con la palabra enarbolada y escrita.
Así se hicieron evidentes los paisajes humanos que pintan aldeas para pintar universos en la cotidianeidad de lo mínimo, narraciones y poética confesional, en primera persona, con acuciante realismo e íntimas más allá de las propias biografías. Obras, trabajos que exploran y acechan entre lo humano y lo místico. Este estado que recrea Teodoro Roethke  en un poema de  “Palabras para el viento” (1959), estrofas que testimonian la sensible infinitud del que  observa la vida con otra mirada, del que advierte la beatitud en el gorjeo del ave y de la mujer, idioma que comprenden solamente los que armonizan la palabra oral y escrita:

“Conocí una mujer amorosa hasta los huesos,
cuando un ave pequeña suspiraba
ella le devolvía el suspiro.”

Esta figura excelsa, bien puede acoplarse al pensamiento de Javier Sierra, “un escritor no debe dejarse manipular por el éxito ni acudir a fórmulas”, con lo que cabe obligarse a escapar del éxito y mantenerse fiel al propio, natural interiorismo y contra todo prejuicio.

Esta conducta expone la audacia, el valor del héroe -diría mejor, del antihéroe-, en  complicado avance por rutas de realidad desconcertante,  en sociedades con ideales invertidos. Tal como dijo la talentosa poeta Adrienne Rich en “La que camina por el techo” (1961)”…expuesta, más grande que el mundo real y condenada a romperme el cuelo”. Y aún más,  sin poder hacerlo de otra manera que no sea la de tantear caminos entre renglones desparejos, cornisas de resbaladizos adjetivos, patinando verbos, para volver a levantarse, equilibrado en el desequilibrio, sostenido, amarrado al áncora que salva: el Arte en todas sus dimensiones.

Bajo este sino irrevocable, vive el escritor. A las puertas del paraíso perdido, a contracorriente de lo prohibido y en constante actitud de búsqueda. Por este solo y gigante milagro, invito pues, a los lectores a internarse en el paisaje sorprendente, incógnito, que guardan estas obras y, a sus autores,  a leerse.

                                                                                           MARITA RODRÍGUEZ-CAZAUX




LETRAS DEL FACE V

PRÓLOGO



En una de las últimas presentaciones habituales que solemos realizar en Editorial Dunken, dije: “La vida se abre paso a como dé lugar”. A fe les digo que no es un ejercicio de jactancia citar esa reflexión –que bien podría ser apropiada, compartida, o haber sido manifestada con anterioridad y mejor tino por un sinnúmero de personas–, sino que lo hago porque llegar al volumen número cinco de Letras del Face, tiene mucho que ver con el sentido que yo pretendí inscribirle a esa frase, al momento compartirla con los autores y colegas presentes en aquella oportunidad.

En la última Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Buenos Aires, en la Sala Victoria Ocampo y en una jornada fantásticamente luminosa, salió al ruedo el volumen insignia de esta saga. Sinceramente, no sabía cuál sería su suerte, pero ese nacimiento tan auspicioso en lugar tan legitimado, de algún modo resultó decisivo para la buenaventura posterior. ¡Enhorabuena!

Desde aquella primera compilación a cargo de mi estimada colega y refinada poeta Marita Rodríguez-Cazaux, hasta este quinto volumen, cientos de autores provenientes de la red han visto plasmadas sus obras en esta ya –permítaseme la asignación de categoría– clásicas página. Claro ejemplo de una política cultural de matriz diversa y federal que lleva adelante la Editorial; porque, las políticas culturales no son otra cosa que “un concepto y una acción orientada en esa dirección”, y son llevadas a cabo o bien por el Estado, o las organizaciones del Tercer Sector a las que conocemos como ONG, o como en este caso, las organizaciones privadas. Todos hacemos cultura, “todos culturamos”, como suele decir el antropólogo tucumano Ricardo Santillán Güemes, y la razón que tiene.

Retomando, “la vida se abre paso a como dé lugar”, y la escritura también. En sus jóvenes cinco mil años ya pasamos de las primitivas tablillas de arcilla, de los papiros y los pergaminos, a la imprenta, a la foto-duplicación masiva y ahora: al texto digital; pero el libro… sí, el libro, ese preciado y consagrado objeto que vive de su interior fecundo, sigue conservando ese donaire, esa distinción y al mismo tiempo ese simbolismo que podría resumirse en que: “lo que hasta allí ha llegado, para siempre vivirá”.

Y es así, por eso este volumen también dignifica a los autores pretéritos, a aquellos que han dejado su marca en los contemporáneos que han volcado sus sentires en esta compilación que reúne a dos géneros típicos, como lo son el cuento y la poesía.

Sepa, amigo lector, que lo que aquí se publica proviene de una ardua y minuciosa selección. Las obras que integran este libro han emergido como destacados estandartes de la nueva producción literaria que fluye por la red, esa misma que hoy es nuestro presente y que mañana será nuestro meritorio acervo.

Editorial Dunken y quien suscribe, no podemos menos que sentir el sano orgullo de haber hecho junto a cada uno de los autores y trabajadores editoriales, este modesto aporte a la democratización de la cultura. Y, sinceramente, está bien. Muy bien.

                                                                                              RICARDO TEJERINA


                                                                      * * *



El compilado de Letras del Face III y Letras del Face V, han sido realizados para Dunken, por el escritor Ricardo Tejerina, quien es autor de los Prólogos que publica "El Ojo Críptico" con fecha sábado 15 de marzo.
El Autor ha tenido la gentileza de mencionarme en el escrito correspondiente a Letras del Face V, con la generosa disposición que lo caracteriza, por lo que incluyo en el presente blog literario sus magníficos trabajos de pórtico a las antologías mencionadas. 
De esta manera se comparten en este espacio los últimos cuatro prólogos de Letras del Face. 

                                                                                         

* Ricardo Tejerina, nació en la ciudad de Buenos Aires en 1968.
Es escritor, periodista, prologuista,ensayista y gestor cultural.



                                                                        * * *

sábado, 15 de marzo de 2014

CARLOS PENELAS, POETA

                                                                    
                                                                                        La Poesía es una pipa.
                                                                                               André Bretón






Ciertos filósofos hacen referencia a materia y espíritu, interioridad y exterioridad, considerándolos opuestos, sin embargo la postura Zen, concibe unidad en los opuestos, espacio y tiempo, autoconciencia y conciencia objetiva, individuo y mundo.
Asimismo, sabemos que los poetas suelen habitar simetrías desbalanceadas, sombras internas y externas, cosmos propios y cosmos de mundo conocido y sin conocer.
Es evidente que el poeta asume el interiorismo y el exteriorismo de la manera en que los griegos lo nombran Ser lírico, y, aunque se sepa que el lirismo es un subgénero de la poesía, ha quedado establecida esta palabra para entender en general el arte de poetizar.
Estos dos conceptos, unidad de opuestos y lírica, conforman la obra del literato Carlos Penelas y se desnudan en esta magnífica Celebración del poema.



                                                     CELEBRACIÓN DEL POEMA



“Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol” dice Huidobro que tuvo de poemas -y de amores- naturaleza pronta, palabras con que introduce Carlos Penelas a su último ensayo sobre poética y filosofía.
Kelly Gavinoser, sostiene que no hay prosa poética, sino poesía en prosa, y bien podría asegurarse cierto en Celebración del poema. Baste leer los dos epígrafes a los que invita el literato argentino-gallego, a quien también la poesía y los amores, como a Huidobro, bien reflejan.
El primero de ellos, de Bernal de Bonaval, “A dona que eu amo e teño por señor amostradema, Deus, se vos en pracer for, senon, dadema morte”; el siguiente del mentado Marqués de Santillana y aquellos versos inolvidables dedicados a la vaquera de la Finojosa: “En un verde prado de rosas e flores…”.
Ya en el primer peldaño Penelas expone verdades sin refute:
“La poesía predice. Celebra constelación en el lenguaje, libertad que habla en sí, que es signo de sí. Inaugura lo humano y su elevación”.
Quizá sea esta iluminación para elegir antagonismos, los opuestos, el sello de la poética que Penelas aborda pues, tras la compleja vacilación halla la firmeza para “indagar el sentido de la vida”.
Transformación, transfiguración, que todo arte que se precie finalmente ha de traspasar, es el estado al que invita sustancialmente cuando habla sobre el poetizar movilizador de nostalgias, una frase impecable que destaca idea, verbo (sin duda movilizar es un verbo inquietante) y sustantivo (nostalgias bien vale su peso en el plomo del anclaje).
Contra poniente, Penelas propone el dinamismo, la palpitación, la vorágine, aquel “Poesía es todo lo que se mueve” de Nicanor Parra, y orienta a ese encuentro a través de dos poetas colosales; Octavio Paz: “La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono.[…]La actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro”, y el alemán von Hardenberg, Novalis, que “identifica el poema con el sueño: la correspondencia entre iluminación exterior y fondo psíquico”.
Más adelante y no podría ser de otra manera tratándose de Carlos Penelas, se aplica a sí mismo lo anterior y afirma que “desde el poema no hay olvido”, para sostener luego que “es la expresión estética que configura las raíces, la casa, las voces de los padres, el mundo agrario, la lírica del amor y del dolor, el desasosiego, el contexto emigrante, la injusticia social, la transición, el desengaño”. Y más abajo, reitera: “El poema es la atmósfera, el clima”.
Para los que gozamos (o penamos) la poesía en los ecos de voces en otro idioma que nos habitan, para los hijos del exiliado, para los descendientes de ese descendido en “la lenta erosión de la vida”, Penelas catequiza un cuadro vivo, aún más allá de los vocablos que elije para exponer.
Así, no es igual decir “En un jarrón hay una flor” que descubrir la soledad en que yace la flor, ahogándose encerrada en el frío del cristal. Pese a que todos asuman la inevitable muerte de la flor, serán los ojos del emigrado, del desenraizado los que descubran la prisión de la flor, su asfixia, su agonía.
Tendrá significancia entonces ese “abrumador sentimiento de empatía en el instante de la creación” que sostiene Penelas: “Fugacidad y transformación en contra de la mediocridad ambiental, fijación obsesiva de lo Bello ante la vulgaridad, lo chabacano, la torpeza mental.[…]visión del sentir y del pensar…”.
Ya en el inicio hablamos del mérito de Penelas en tratar los opuestos, y el Autor mismo trae sobre este punto el análisis de María Zambrano sobre poesía y filosofía, “La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia. La filosofía busca, requerimiento, guiado por un método”.
Ahora bien, ¿cuál es el punto del don, del hallazgo que por gracia recibe el poeta y dónde el vértice en que deja de serlo mientras reflexiona sobre los universos humanos? ¿En qué instante “la gracia petrificada” se moviliza hacia la inquietud por alcanzar respuesta sabia?
Parece responderlo Penelas cuando asegura que “el poema lleva en sí un poder mágico” y agrega quizá desde su propia inquietud “¿está plasmada o no? ¿ha sido, en verdad, conjurado el hechizo?”, tomando la reflexión de Johannes Pfeifer: “La verdadera poesía no es veraz en el sentido intelectual ni es bella en el sentido de la artesanía, sino que por el hecho ´de plasmar bellamente´ es también una manera de apoderase de la verdad”.
Otro espacio de brillante arquitectura literaria y filosófica es cuando el Autor habla de la condición, el oficio del poeta como tal.
“Un poeta no adquiere su condición de tal sólo por un libro, por una línea. Su obra moviliza impresiones, desprendimientos, amores inseguros. Es portador de estados de ánimo, de sensaciones, de nostalgias. Refleja lo que descubre y lo que intuye. Alejado de los falsos pudores, su vocación está en la soledad, en la madurez de la voz, en la ambigüedad de lo cotidiano. […] Todo y cada cosa es una amenaza de eternidad. El poeta siempre anima una dialéctica sutil, por momentos incomprensible”.
Trae esta proclama de Penelas, otra que también le es propia y llega con visos de arenga: “Confieso mi perplejidad ante las masas imbéciles y ante el individuo imbécil. Asco, aburrimiento, mal humor.[…] creo en la búsqueda estética y ética de cada línea.[…]El poema introduce inconformidad y rebeldía. Resiste la adversidad, lucha contra lo intolerable, contra el desprecio, contra lo execrable del ser humano. Y puebla nuestras utopías, nuestros recuerdos, nuestro compromiso con los afectos, con los desheredados. Es una experiencia emocionante y aleccionadora”.
Aquí hay que considerar el verdadero significado de los vocablos que usa -sin yerro-, Carlos Penelas para apuntar buena flecha al centro de la idea, “El poema se enfrenta a los dogmas, a la vulgaridad, a los populismos, a los pobres diablos que creen en líderes, en banderas, en césares”.
Vale para esto la instancia apremiada para “abrir los verdaderos ojos” y, en ese horizonte de descubrimiento, ver el famélico cuadro no ya del “adolescente analfabeto o del pobre diablo que vive del Estado, de los favores del intendente o del comisario” sino de “académicos, de profesionales, de supuestos intelectuales, de pequeños burgueses que viajan en cruceros sin saber si el Teatro Mariinsky queda en Marruecos, en Finlandia o en la Isla Saint Croix” (claro que en ninguno de estos lugares queda y ahí está el guantazo más directo).
Siguiendo, tiene Penelas un aporte impecable respecto a la labor del poeta: “Algunos pintores, en cierta fase de su trabajo, suelen observar la obra frente a un espejo. Observan la imagen al revés. Eso les permite ver el cuadro con una mirada nueva”. Apunta el Autor y por segunda vez, al laberinto de espejos, “ideas imágenes y sombras que vuelven, desaparecen y se combinan en formas diferentes”.
“A veces, sentimos el ahogo de la voz” acredita frente a su propio espejo y por ese rumbo me llega el recuerdo de una foto en blanco y negro, en la que el “coronelazo” Siqueiros, mostraba espaldas y perfil gracias a los espejos en lo que solía reflejar sus trazos, supongo que para ver detalles que se le podrían escapar sin esa inmediata lejanía que producen -inevitablemente- los espejos.
Respecto a la soledad del que escribe, en particular del poeta, Penelas afirma que “el hombre que lee está siempre solo. El hombre que lee no es fácil de manipular. La lectura lo hace diferente, lo hace fantasioso” y lleva este pensamiento más allá de “la conciencia colectiva”, a la necesidad de explorar “la naturaleza y el corazón del hombre”, y otra vez lo antagónico en Penelas que mencionamos al principiar, “despierta (el arte simbólico) en nosotros un eco que ha comprendido el lamento y la esperanza”, dos sentimientos que parecen enfrentarse y se contienen pues “Debemos hablar de la inefable intuición unitaria en la simplicidad del verso, de lo fecundo que nos resulta el instante, de aquello que nos substrae, del perpetuo intercambio de realidades según nuestras diferentes realidades, de la visión del universo”.
En avance, sin perder estatura las ambivalencias, el Autor narra que los astrónomos de la antigüedad esperaban las noches serenas para apreciar en las paredes de los pozos el reflejo de las estrellas en el agua y determinar el recorrido de la bóveda celeste.
Agua y cielo, pozo una y pozo otro, constante dualidad recorrida en busca de identidades, “cada uno de nosotros lleva consigo la ambivalencia, lo sagrado, la memoria de esas calles de barrio, de la aldea, de la villa[…]el hombre desamparado, frágil. Y al mismo tiempo insurrecto, traductor del misterio, del arado”, es permanente vigilia en la obra de Carlos Penelas, asimismo como lo es el apremio por inculcar al poeta su compromiso, “procurar fustigar la irracionalidad, la aparente incoherencia del mundo. El poema en su sentido inicial es un acto herético. Significa que está contra todo orden que petrifica el pensamiento y la mirada”.
Se podía pensar que transmite un estado de inquietud, sin embargo, es justamente lo contrario: “Deseo pasear mi mirada con lentitud. Deseo elogiar el ocio, la serenidad, lo moroso”. Penelas logra en ese estado de contemplación aunar placer, emoción y arrebato: “La belleza poética debe hacernos vibrar como el goce la mujer amada, pues lleva la mitología de las cosas, a los símbolos del destino. Todo poema es una profecía. Desde el alféizar de la ventana veo un jarrón de cerámica con unas flores silvestres. A través de la ventana abierta oigo el canto de un pájaro. Y veo la neblina sobre el monte”. Otra vez, la transición de la que habla en el inicio de su ensayo y el desdoblamiento sobre el objeto de placer (no objeto del placer, entiéndase claramente). “Nace la fantasía, el refugio de transcendente, lo inquietante de cada latido que va revelando nuestro ser, nuestra voz interior […]Goce estético, luz y sonido. El poema es el rescoldo del sueño, lo que sintió el creador”.
Evocando a la palabra, “el follaje, la rama sensible al viento, la vela blanca en la bruma del mar", "convicción íntima que hace sensible la palabra, voces modeladas por una mitología del desorden”, Carlos Penelas no escapa a su lengua materna; entra en intimista hogar que puebla un mundo universal “el ensueño de las voces infantiles”, y confiesa que solo puede escribir a mano alzada sobre una hoja desnuda.
Tras esta confesión, lo sobrevuelan miríadas de postales y es imposible ya, huir de las escenografías que se pisan al leerlo. “[…]una aventura instauradora del misterio que baña el alma humana” […] Si la poesía tiene una finalidad no es satisfacer la vanidad de quienes la crean sino espiritualizar al hombre. Todo lo que se escribe debe ser con pasión…”.
Hacia el remate, Penelas se vuelve más Penelas y su costado menudo, corre con pantalones cortos y zapatos de escuela, por calles adoquinadas de barrio, “El hogar era el centro del mundo, el único lugar en que uno podía estar cerca de los dioses o de los muertos”, un lugar que conserva su memoria y que lleva la “virtud e inocencia de las canciones y los dulces[…]La exaltación del recuerdo, la evocación de la infancia[…]Como me suele suceder a menudo, vuelvo a los autores de mi juventud, de mi primera madurez”.
Por si no alcanzaran a ser suficientes estos enunciados: “Hace falta, además, ingenuidad. El placer de admirar, de evocar. Todo se experimenta a partir de la infancia, a partir de lo lúdico”. Para ello, “el verdadero poeta cree en los inconmensurables, en la utopía, en la sagrada unidad del silencio y la fraternidad[…]tal vez toda su obra no sea otra cosa que la obsesiva insistencia de su angustia”.
En ese ánimo de rescate sensible, Penelas regresa al ensueño del labriego y del poeta que lo habitan, para leer el mundo transitando ancestrales corredoiras, camino estrecho y tenaz que marcan los carros campesinos, brinca atoruxos guturales, tantea su pretérito para convencernos de que “lo onírico lleva la forma de la nostalgia”.
Como “la fragilidad de lo visible nos convoca en el poema”, desnuda el tiempo humano, “el sendero que aparece bajo la sombra[…]junto al soliloquio del corazón y el cosmos”, es natural entender que la poesía es uno de los pocos lugares donde no fracasa la palabra; tal vez porque la palabra fracasa frente a lo absoluto y la poesía -y esto lo trabaja impecablemente Rubén Balseiro-, no busca una verdad última. Es el silencio del que habla Penelas cuando menciona el “silencio como “talismán del huerto”, un silencio fructificado, pleno de significados, revelador. Espacios, pausas, que conforman la sugestión, la sutil sensualidad, el “paisaje íntimo, esa mutación del alma” en su propia obra, numeroso corpus publicado a través de varias décadas.
Así, en el plano argumental, Celebración del poema sustenta conocimientos poéticos, contenidos e imágenes de calidad literaria y se supera como ensayo al propiciar convergencias de altitud expresiva entre el Autor y poetas tales como Cesare Pavese, Pedro Salinas, Salvatore Quasimodo.
Es evidente que, como ellos, Carlos Penelas, no confunde “el reflejo de la luz con la luz misma”, su propia obra emparenta el Arte.
Al fin, “la universal voz del poeta” ilumina, a lo largo y a lo ancho, este último ensayo de Penelas. Y lo hace visceralmente. He ahí, la verdadera celebración.

                                                                             
                                                                               Marita Rodríguez-Cazaux



CUADERNOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS POÉTICOS ALÉTHEIA
Ensayos sobre Poética y Filosofía
Celebración del poema - Carlos Penelas
La Luna Que (2014) Buenos Aires



Carlos Penelas nació en Buenos Aires (Argentina) en 1946.
Profesor de Letras, conferencista, prologuista, ensayista, crítico literario, poeta.
Figura referente en antologías literarias de Argentina, España, Italia, China y Estados Unidos.
Dictó conferencias en Europa y Latinoamérica. Articulista en diversos medios de prensa, diarios y revistas de la República Argentina y del extranjero.
Tiene publicados más de treinta libros de poesía entre los que figuran “La gaviota blindada y otros poemas”, “Finisterre”, “El mirador de Espenuca”, “Posada del río”, "Calle de la flor alta", "Viajero de una soledad", "Poesía reunida", "Álbum Familiar". 
Autor de numerosas plaquetas con ilustraciones de Demetrio Urruchúa, Ponciano Cárdenas, Ricardo Carpani, Pérez Célis, Juan Manuel Sánchez, entre otros. 
En prosa, “Conversaciones con Luis Franco” (1978 y segunda edición ampliada, 1991), “Los gallegos anarquistas en la Argentina” (1996 y 1999), “Diario interior de René Favaloro” (2003) y “Cuaderno del Príncipe de Espenuca” (2004)., Calle de la flor alta, Viajero con una soledad, Album Familiar.
Su nutrida obra ha recibido elogios de numerosos literatos, entre otros, Luis Franco, Raúl González Tuñón, David Viñas, Ernesto Sabato, Juan L. Ortiz, Osvaldo Bayer, María Elena Walsh, Giuseppe Bellini, Thorpe Running, Eduardo Blanco Amor, Lily Litvak, Frank Dauster, Ricardo E. Molinari, Héctor Ciocchini, Hugo Cowes y Xesús Alonso Montero, entre otros.
En la actualidad dirige el Taller Literario del Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sanchez Viamonte en Capital Federal.


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IMAGEN:   "Humo" - Internet -
Carlos Penelas, la fotografía es propiedad del Autor.


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