jueves, 24 de septiembre de 2020

POESÍA AMOROSA




LA VIE EN ROSE


cruza la aduana
desde el cristal francés 
hasta mi piel

leve lágrima de azúcar
 entibia el cuello
y goza mi seno
hasta que la besas


M.R.-C.
(2020)

jueves, 17 de septiembre de 2020

GRUPO A.L.E.G.R.I.A.




                                                               Ciudad de Buenos Aires, 17 de septiembre de 2020.



Estimada MARÍA RODRIGUEZ CAZAUX

Presente.

Tenemos el agrado de solicitarle por esta vía que nos conceda el aval de ser miembro de honor de nuestro GRUPO A.L.E.G.R.IA. (Actividades de lectura y escritura grupales para la revelación e integridad de los afectos).

Este año celebramos el XV Aniversario (2005-2020). El GRUPO A.L.E.G.R.I.A se constituye como un espacio de investigación, creación y difusión de las artes y la literatura en el mundo contemporáneo.

Hemos realizado seminarios, talleres de lectura crítica y escritura creativa, ciclos culturales, jornadas interdisciplinarias, publicaciones, acerca de estos grandes temas, entre otros: “Tras las huellas del Surrealismo”, “La razón técnica y el vacío de la realidad: el cuidado del planeta y del lenguaje”, “Estética de las controversias en la persistencia del mal”, en entidades de prestigio de nuestro país.

Próximamente, se lanzará una nueva publicación titulada: Arte y literatura en la era de la transformación digital/ Mundo del Big Data. en el que se incluyen entrevistas, conversaciones, ensayos críticos, poemas, cuentos, microrrelatos, obras pictóricas. Las distintas producciones se inscriben en los contextos históricos pertinentes, asociados a las Guerras Mundiales, los descubrimientos y conquistas espaciales, así como también la caída del Muro de Berlín y sus incidencias en la globalización. En la era de las “selfies”, la movilidad en las grandes urbes, el caos en el tránsito, las innumerables migraciones por causas políticas, económicas, religiosas, provocan los problemas y dificultades de la inter-trans-culturalidad en los planos lingüístico, psicológico, el surgimiento de nuevas pandemias, con las consecuencias en la precariedad de la salud, deficiencias alimentarias, trastornos del sueño con perjuicios en la esfera laboral, los usos inadecuados del tiempo libre que le exigen al sujeto un rendimiento productivo y eficaz en el marco de una sociedad del “cansancio”.

A la espera de una respuesta favorable, le agradecemos su solidario y generoso apoyo a nuestro proyecto, cuyos principios nucleares se insertan en el amor a la palabra, al conocimiento y, sobre todo, el amor al prójimo.

Un saludo afectuoso.

                              Cristina Pizarro - Graciela Licciardi - David Sorbille.
 






miércoles, 16 de septiembre de 2020

APORTES CULTURALES



Enorme gratitud a El Grupo Voces del Viento y el Frente Internacional de Escritoras y Escritores por la Libertad, por la deferencia de invitarme a participar en la unión de lecturas en el Día de la Insurgencia Cultural en torno a la obra del poeta español Federico García Lorca, tristemente asesinado por el perverso fascismo en España.

Elegí dos fragmentos de los varios poemas gallegos que hizo en sus dos visitas a Galicia, con intención de que la lectura puesta en lengua gallega logre dejar vivo el recuerdo de su mirada sobre el paisaje gallego.

Muchas gracias al escritor Guillermo Pilía y a los poetas que participaron del prestigioso encuentro internacional.



domingo, 13 de septiembre de 2020

OPINIÓN LITERARIA

 



 

con lo que soy, de Dirbi Maggio

 

 

       Dirbi Maggio invita a lectura gozosa de significaciones, su poética  recrea logrados cuadros y vocablos multifacéticos. Bien lo expresa en el avance Julián Contreras al referirse al “embiste contra las barreras del silencio para quebrarlo y quebrase en versos en esa pugna de la cual emerge una literatura sensible, sofisticada, tangible y fulminante”, frente a la cual “gracias a este noviazgo que su espejo nos delata, podemos disfrutar de tanta belleza y autenticidad poética” como manifiesta Beatriz Freijo en el impecable y cabal prólogo del poemario.

        Segmentado por atmósferas literarias  -Poliedro, El espacio social y Versos de la triste figura-, la obra aporta vitalidad y estética selecta en un espacio de intimidad al que se llega en la presentación del primero de los poemas Escribo con lo que soy con el desamparo vertical de haberme erguido // escribo sin nada se fueron quebrando mis huesos // escribo con lo que no soy con lo que no tengo… //donde claramente “desde la entraña misma, desde la esencia de mujer poeta” (María Magdalena Pascual, palabras en contratapa) crece la temperatura lírica que da a luz sonidos e imágenes en coyuntura  con la expresión, es decir, los sentidos abiertos a la trasgresión sobre el verbo, el discurso que propone otra realidad y, lo más importante, la instala Voy a cabalgar un poema en pelo en atropelladaslineas//herradura colgada de un hipérbaton //corazón a tropiezos delpoemaquesedesboca sin riendas.

         Regiones del recuerdo detienen la vista con originalidad lírica mis estrellas toman/sus puntas aceradas/ se descielan se clavan en mi silencio/ erguidas como un poema/ sobre huellas de antiguas/ilusiones errantes, y en ese instante de suspensión entre pretérito y presente, allí donde se detiene el aliento del mar donde la sal escribe lo fugaz y lo infinito en el límite entre la emoción y la ceniza, clarean, despuntan (Amanecer).

        Un mundo late para la poeta detrás de escenografías que los seres humanos pareciéramos en ocasiones no advertir //este mar que batalla incesante envía sus tropas transparentes invaden la playa nos tocan de eternidad por un momento y nos abandonan a nuestra pobre suerte de tierra// tiene el todopoder de hablar a nuestro oído de arena// nos llena de espuma la cabeza y nos tiende al sol como restos de una ola más,  mundo que podemos tocar en el silencio que habla entre verso y verso,  cosmos salvador para rescatarnos de una existencia de lodo.   

         Detenida en cada detalle –playa, jardín, río, árbol, patio, pájaro, ventanal, ola, cristal, flor, nave, sol, noche, ceniza…–, sólida ante el poema, Dirbi logra que exista incluso aquello que no ha llegado a ser aún y que debe formar parte del mundo para convertirlo en mejor mundo. Tal universo inefable e imprescindible parece ser el espacio donde abismada en lila la flor era mi amigo dormido sobre mi falda // amablemente flor en el vacío  o el colosal escalamiento de la enredadera que se adelanta en la mente a ocupar el espacio del cuerpo, pronto llegará a mis pies y comenzará a escalarme como verde anticipo de mi ausencia.

      Este recurso superior atraviesa la propia temperatura del verso con total significancia del vocablo e insta a la reflexión inmediata. Un ejemplo cumplido es Mujer sin abalorios, poema donde las imágenes pesan, oprimen, sujetan, esclavizan, comprometen, y solo desprenderse de esos abalorios en el silencio de la noche le permite ascender y quedarse pegada al cielorraso, palabra talentosamente concebida pues bien podría ser el único cielo para quien vive el agobio de la opresión en espera de sueños que liberten. Con rasgos cercanos a esta atmósfera Las bodas de Juana Demarco, cuya visión del cuarto enceguece de dolor los ojos de la niña de cuerpo claro, enrejada entre sábanas, absorta de sumisión.   

       Bombardeos, dedicado a una sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, sacude como si nuestra propia carne cruzara el olor de la iperita y el fosgeno o la memoria nos quedara detenida en crueles almanaques no tan lejanos.

        Cabe destacar la brevedad poderosa en varios poemas de Dirbi, que evoca las flechas impactantes de Pizarnik, y ocupa dimensión infinita Redonda la luna/ brilla en el cielo negro/ perfuma la noche/ como un jazmín  o  la grávida infinitud que contagia el tierno poema dedicado a Quique, hay paz en el alto silencio de una paloma azul que eligió posarse en el aire.

       El espacio social  avanza tras versos de Elena Eyheremendy; El gran teatro del mundo deslumbra en imágenes sin refute // Hablemos de los pobres de los que tienen nombre y apellido y no comen //cuando los que comen siempre devoran con negocios y mentiras los panes que los pobres no comen cuando el poder niega o lanza estadísticas y exige ajustes y esperanzas//repetimos y votamos (botamos) como si todo el género humano tuviera el estómago lleno.  

       Unido a este magistral poema como si ambos buscaran abrazarse en el otro lado del espejo, Visita al Moyano, dedicado al poeta Daniel Grad, escrito en primera persona y poblado de tropos de lujo se multiplican las voces //van a resonar con la lluvia que lava el paisaje como una baba inocente que la boca no alcanza a retener // se vacía mi cuenco se llena de otredades de luces minúsculas resplandores en esta casa mía que no siempre quiero habitar.

        Con el mismo temple, inspirado en un fragmento de María va, canción de Tarragó Ros, la figura del hombre/padre se eclipsa y por ello la fusión madre/hijo toca la dicha  y fueron dos orillas sin río dos que eran uno y uno universo de una sola línea paralela al horizonte, escenario en el cual hasta la palabra universo puja por un pedestal inherente.

        Todo o nada trae la figura de Eduardo Galeano, poeta uruguayo que escribía “para quienes no pueden leerme, los de abajo, los que esperan hace siglos en la cola de la  historia” a los que congrega Dirbi como los nada de nada para nadie ayer hoy mañana //que van afinándose en sombras cada vez más transparentes más sutiles hasta que desaparecen de los umbrales los templos las bocacalles y podemos afirmar orgullosamente que llegamos al grado cero de la pobreza. Enlazado aún a esta realidad llega el siguiente poema Los niños brillantes centellean en el piso reluciente del shopping // los niños que brillan saltan y corren //y los padres los miran orgullosos de sus luces //queda su estela de refulgencias // y me atraviesa un relámpago de madrugadas de hospital de caseríos helados una primaveral eclosión de pobreza y hambre para cerrar de forma soberbia y encendida sin otro destello que la reverberación de la luz en todas aquellas lágrimas.  

       A Dirbi no le pasan desapercibidos los silencios descarnados, esos que no se quieren oír porque tienen millones de bocas, de los cuales apartamos los sentidos y que no cesan de perseguirnos con su vaho maloliente, a quien le extrañaría su ausencia quien añoraría el roce de sus manos// el hombre duerme se desechó/en esa esquina  cubrió su descampado con bolsas de consorcio ajadas negras.

       A la poeta Gladys Cepeda, se destina Visita al Borda, escenografía a la que el lector injerta la nocturna brisa shakesperiana y la tarde en la alameda del mural de Rivera, hasta el humo de los cigarros acerca el aroma, el clima, el latido que aguarda en el neurosiquiático porteño donde carteles con leyendas aseguran que “la curiosidad salva al hombre”,  inquieta búsqueda que habrá de abrirse plena en El espacio social  Tengo los ojos llenos de ojos que parpadean desengaños un río de sangre en la sangre// no queda espacio para mí.

       Cierra el poemario, Versos de la triste figuraA don Quijote, que supo leer el alma de Cervantes–, apartado donde están las verdades sin abrir en los armarios quizá esperando el tiempo de invierno donde vencen cuando somos viejos y no podemos batallar.  La sombra-estilete de la madre traspasa la infancia y hiere como la hoja de afeitar entre las tablas que parte en pedazos la intemperie de la infancia, dos poemas sublimes, el primero inspirado en versos de la poeta Flora Levy y el segundo rememorando aquel horror que escondía hojas de afeitar en los toboganes de las plazas.  La figuración de herida, acero, filo, tajo, vuelve a estar presente mi abuela cantaba todo el día canciones de siempre y de nunca brotadas del río recurrente de su tristeza de la punta filosa// su canto atravesaba la semana como una espina// para que nadie la oyera maldecir sus crepúsculos gastados ni su niebla ni sus copas quebradas.

       Una caja de fotos que guardé lejos de mi ojos para no recordar devana los años y los gestos que una cámara dispara para eternizarlos en simulacro //solo una cámara podía unirnos//allí mi pelo de otro tiempo allí tus manos de otra vida//fotos de falsedad//mentiras sobre nuestras cabezas//cartón pintado lo nuestro amor de cotillón.

       Quizá la mujer que aún conserva la caja de fotos sea aquella niña que logra “vestirse de palabra”, de plumetí, de gasa celeste, y pasear asida al brazo del aire al tiempo que lo bello la circunda para que pueda ver –ella y quien la lee–la terrible hermosura de las tempestades, el temblor  despiadado del mundo, la voz que lastima, la mirada que sesga, los fragmentos de la soledad, la rosa de los vientos que desorienta los pasos de la mente.           

       Digno de detenido análisis los personajes que viven pero no conviven, penden de lo hipotético, lo fortuito, casi lo desmedido, ignoran cuna, nombre, voz, ni siquiera pueden indagarse porque con ellos todo vacila no se conocen nunca se conocieron (Él y ella).

       Sublime lienzo lírico que trepa plus ultra de todo lenguaje figurado mis ojos tiemblan en el dorado rostro del té  y entra en la carne como estilete ¿Qué dolor más grande hay que el dolor del hijo? ¿Qué mar más profundo que la pena por la pena del hijo? Tan amarga taza de té…//se rompe la sed el agua de mi cuerpo se parte con el seco insoportable pesar/del hijo que se quiebra.  

       Dirbi Maggio ilumina una patria que aparece detrás de los esqueletos del duelo, en el entierro de todos mis sueños de amor; del dolor, esos pájaros que giran alocadamente en la vigilia de los ojos no traen nuevas; de la intemperie la vemos irse como el último colectivo de la noche y nosotros solos tan lejos de casa, del corazón que viste velos y campanillas de celofán y se enraíza en el aire; patria a la que se llega tras pisar campo minado y que, sin embargo, aloja el rumor de la revelación en tintacarne y permite alzar verso como un pájaro visionario, quimérico, bogador de cieloaguatierra, y de milagros.

 

                                                                                     Marita Rodríguez-Cazaux

 

 

con lo que soy  (Poemas, 2020)

Tahiel Ediciones - Colección Latinoamericana ALIWEN

 


Adriana “Dirbi” Maggio 

(CABA) Docente y escritora



 

 

lunes, 7 de septiembre de 2020

OPINIÓN LITERARIA

 



 

BOSQUE DE HELENAS

 

 

 

      

Con opinión del prestigioso Marcos Silber en contratapa, destacado prólogo del escritor Luis Calvo y bellísima cubierta del talentoso Juan Ian, abre claro espacio Bosque de Helenas, reciente poemario de Mirta Venezia definido en tres apartados claramente dispuestos en atmósfera; el territorio donde habitan las Helenas, Lluvia y Casa.

Verdor, frescura, aroma, brisa, luminosidad y penumbra de bordes sinuosos acompañan los pasos de emblemáticas figuras femeninas, todas ellas asociadas a la estirpe que ha elegido la autora de forma plural para que habiten selvas, montes, florestas, parques, cuartos, paredes, calles, amores, vida.

Encabeza obra un fragmento de Nietzsche para que pise umbral la primera de ellas Ala de pájaro quebrado/ala de broderie, quien construye con sus manos casafogata/lodo/río/hijos/peces/vino/pan y es de ella de nadie más, dando entrada al tiempo que los pecados de la carne estallan al filo de la puesta roja […] y vuelven arduo llegar a Helena y tocarla […] ella las brujas todas/ ella las avecillas todas/carne viva o frágil pétalo /gacela caliente/ espuma y lava.

Más adelante con epígrafe de Gladys Cepeda, Destierro asevera que hay una mujer que muere desde la carnadura/llega jadeando hasta la fuente seca […]sabiendo que no habrá quien oiga esa sed que trae del exilio.

En esa misma sección, Hojarasca, tras cita de Fausto Vonbonek, anima a esconderse entre las hojas amarillentas que besan los pórticos del otoño virgen […] llenar/ beber / desnudarse para gozar de la fogosa tea que se adivina tibia y dulce como los amores que se ansían extendidos en nervaduras por el propio cuerpo, imagen que late en Border, rastreo con la mano el mechero de tu voz […]mientras tus brazos baten alas en mi pecho como si nos amáramos, fenomenales tropos que Venezia dispone con acierto a lo ancho y a lo largo de un bosque de árboles umbríos con sueños que yo tenía cuando era otra (De oro) al tiempo que temblor de casuarinas espina dorsal de un bosque perfuman el pecho de una mujer y ella despierta a otras (Navío turbulento que no encalla rescoldo que no florece).

Mirta Venezia desnuda la primera persona en categóricos poemas, soy la lujosa hembra bastarda que ahogaron los dioses del Olimpo (Mi fragua mi luz lo inefable), cuando no puedo más me hago ciento en el estanque (Pájaro azul de los alerces), sin embargo su mirada no se detiene en espejos privativos sino que refracta la bóveda de un cielo convexo ella separa con las manos gruesas túnicas follaje de lujurioso verdor […]intuye que alguien está del otro lado […]ella tiene un hombre-pájaro clavado en las retinas ella tibio hueco su pecho (Pájaro tardío) o en un cuadro de distancia como en un poema donde se advierte que es exiliada de sí quien mira dentro de esa misma convexidad a fuerza de hurgar sin hallarse de tropezar con sus raíces […]a fuerza de no saberse suya no pudiendo llorar desde la entraña de sí misma es una extranjera en busca del enigma (Lo que no puede decirse) imagen que aparece claramente expuesta en Zona prohibida, bajo epígrafe de Pizarnik, ando y desando y no hallo la senda del regreso.

Julieta –que bien podría haberse llamado Helena– galopa en los ojos del amado dispuesta al engaño con la complicidad de la alondra es el canto del ruiseñor, para explayar el regocijo de la pasión y despreciar la vida sin tal gozo tal vez no hay escape -Oh Romeo- salto salto salto hasta la empuñadura.

Esta actitud de constante ternura y ardor está sublimada en las muchas Helenas que habitan el amoroso Bosque de Mirta Venezia, donde la silueta de Ofelia reclama Oh amante cauce de río abierto […]Oh amante de dulces votos moja mis entrañas detente en la boca desierta y puéblala de pájaros; Beatriz quien transvasa la sirena antigua y su canción de espuma desvanece a la hora del fuego al tiempo que Dante yace a sus pies ignorando si ella es Beatriz o un sueño (Las mareas que engendra el dios para entrar al paraíso). Tangible también la figura de Hero y su antorcha para orientar al amado, una lámpara de aceite casi se puede oír este silencio a veces acuna el llanto de Dios, la pérdida del vínculo y el dolor de la separación crespón de nácar hundiéndose en el mar (Vientre deshojado).

Estas mujeres son las voces que pueblan Amar en círculo, tejido urdido a partir de un pregón que la mujer/niña/amante/amada/ entona hasta el último aliento oye amor el canto de la existencia […] oye amor réptame entera a oscuras bajo la tierra.

Lloverse a mares a gritos sobre el vientre abre la segunda fase del clima lírico con alborotada cadencia que desde lo alto llega para penetrar los interiores, llueve a cántaros dentro de mí […] yo misma soy la humedad dulzona […] tengo que enterrar los diamantes del pecado ebria de sueños y temblores cuando vuelvas (Agostada), lluvia que puede soñarse y que es línea delgada en la corola ese olor a tierra desnuda verde y ese alud entre tu carne y mi carne[…]despertar a los peces boquear una a una las letras de tu espalda prendidas como luciérnagas (Peces en la lluvia). Conmovedor ceremonial que provoca sonido consonántico gotones gota gotita gata légamo sobre el vitral graniza la grama en gris, poema que, bajo versos de María Martha Donnet, cae en traslúcido estertor mientras un cortejo de peces acarician los diamantes del invierno guarecidos en mi vientre (Acuario).

El último y tercer apartado tras breves versos de María Rodríguez-Cazaux está dedicado a la casa como arquitectura cobijadora, exponiendo el dolor de la frustración y la pérdida ella un atadito de culpas extiende una cuerda donde colgar sus prendas íntimas en una casa de vísceras y tendones […] mientras se decide a levantarse sobre los escombros de sí misma a una dicha merecida gira la llave en vieja cerradura le da dos vueltas para no ser saqueada nunca más (Casa caracol con epígrafe de Amadeo Gravino), vela que se hunde […] desaparece para no verse fragmentada la casa del amor cuando se muere (Desaparece para no verse); Solitudinem (I) de esta casa sobreviven desgarros sin sutura – (II) de esta casa sin pestillo abierta como fruto maduro – (III) hoy cerraré las celosías zaguán la puerta cancel […] creerán que me he fugado o que me he muerto, o el magistral CABA 3612 en irrefutable unidad en referencia a versos de Susana Cattaneo “llora un sol que se ha enfriado” […] nada de mí en esta casa que fue nuestra nada del parque que olía a almendro nada de la pasta del domingo nada del amor solo escombros solo una mentira.

El epílogo del poemario, relumbra versos de la poeta Marisa García, con quien Mirta compartiera “La temida palabra” y una amistad más allá de la ausencia; amiga a la que se acerca en tono de tierna confidencia cuando todas las cartas se hayan secado […]cuando el frío sea frío prístino y los alisos duerman sin remedio […] ahí tal vez asome tu verbo poesía, revelación del origen y desenlace en el batallar del poeta que clama brota poesía aliéntame a que arda y sea la que era.

Venezia libra contienda en el pecho velloso del infierno pero la ilumina la constelación de Casiopea que se extiende en cielo húmedo de gozos, así, su poesía escapa del nocturno y convida a los sentidos y al anhelo para abrir floresta de femenina magnitud.

Bosque de Helenas, obsequia el simbolismo de la belleza que su nombre entrega y acapara una cualidad axiomática: cumbre lírica.

Sólo resta congratularse porque exista un nuevo y fragante bosque en este mundo.



María Rodríguez-Cazaux 





* Edición El Mono Armado (2020)