miércoles, 18 de junio de 2003

FOTOGRAFÍA



A DELFINA PILAR



El primer plano que tuve de tu vida

fue el hueco de luz y de ternura

que salía por la puerta de aquel cuarto.

Por mis ojos pasaron sin reflejos,

una cama y una silla impersonales

y un decorado ajeno y modernista.

El flash de mi mirada se disparó

al momento exacto e instantáneo

en que un gesto seducido acariciaba

sobre tu frente el río oscuro y lacio.

Mientras, doblada en dos, caía inevitable

la sombra de otra cara y otro cuerpo,

abierto como un surco fecundado,

sobre la imagen que cerraba mi mirada.

Y sorteando un paisaje de baldosas

las dos sombras en perfecta simetría

en la lente de mis ojos se quedaron.

Cada tanto regresan, milagrosas,

alejadas de la cárcel de los marcos.