viernes, 4 de noviembre de 2011

LA ESTRELLA DEL POETA

Presentación de la Antología "La estrella del poeta" en Editorial Dunken
Compilación y Prólogo de Marita Rodríguez-Cazaux
Marita Rodríguez-Cazaux, poeta y escritora en lengua castellana y gallega compartió mesa literaria con el escritor César Mellis y el ilustrador y fotógrafo Leandro Rodríguez (h) en la premiación de los seleccionados en la Antología
En la foto con Liliana Calvo, premiada por su obra haiku Joven Cerezo

El viernes 4 de noviembre a las 19 hs se realizó en el Salón de la Editorial Dunken la presentación de la Antología "La estrella del poeta" y la entrega de Diplomas a los autores seleccionados para formar parte de la misma.




Prólogo
Cuando caiga la última estrella, trémula aún en cristales desparejos sobre la noche fría, tanteando en sombras la extraviada huella por el filo del puñal de los espejos, en el alma del poeta -de mansa muerte herida- su último estertor, desperdigado, se hará poesía.
Quizá porque el corsé de su propia vida lo ahoga, como si fuera un traje más pequeño que su talle, o porque dilapidarse en otras vidas se le antoja la única manera de vislumbrar el paraíso perdido, es que el poeta habita fuera de su propia certeza.
Puede así, y solamente de esta manera, empequeñeciendo su yo visible y dándole vida a su yo escondido, transitar el laberinto de las pasiones humanas, mirando el universo más allá del universo, asomado al despertar de lo irrepetible.
Tanteando la cornisa de la inquietud, será entonces peregrino en busca del momento íntimo y cósmico en que, desprendida de todo orden, la luz de la última estrella lo penetre y en su estallido fugaz, engendre poesía.
Ya no podrá desandar su destino. El estigma que lo antecede no tiene regreso, una brújula ajena a los puntos cardinales lo orienta, siguiendo el hilo de lo imposible, hacia la ruta más oculta, el sendero menos transitado. Hacia el camino del milagro, del hallazgo, una travesía sin fronteras y sin anclaje.
A la intemperie, apenas abrigado de esperanza, el poeta acoplará su caminar al paso de los otros y, aunque el paisaje humano lo circunde, respirará el aire de lo inefable.
Le alcanzará imaginar el beso para ser besado y el reflejo del acero para vislumbrar la muerte.
Sobre la piedra o el mar, su pie dejará huella, el tímpano vacío de sonidos acechará su acento, las heridas del exilio se harán voces agitadas como caireles de cristal.
Centinela de la pasión, serán suyos los rincones donde los sueños se esconden, suya el ala del ángel memorioso de todos los olvidos.
Será suyo el misterio indescifrable desde el principio de los tiempos. Ese instante efímero, ese mítico temblor de luz que cruza el infinito.
La última estrella. La que engendra poesía.
La estrella del poeta.