lunes, 12 de noviembre de 2012

EL DISCRETO ENCANTO DE PUBLICAR




                                                                                              
                                                                                              Por Ricardo Tejerina *

Hay, en la vida de los autores, al  menos dos momentos, que son iguales en importancia, pero sumamente diferentes entre sí. Me refiero –concretamente– al tiempo creativo y al tiempo de buscar editor.

Creo con absoluta convicción que el propósito principal del acto de escribir es hacerlo para que otro lea. De tal modo, es fácil concluir que cualquier obra del género que fuese, requiere al menos de dos actores que -tácitamente- se ponen de acuerdo: el que la produce y crea, y el que se la apropia y resignifica.

Este sencillo introito tiene que ver con lo mucho y bueno que hace Editorial Dunken dando la posibilidad de publicar a cientos de autores por año, a través de sus distintas alternativas gratuitas de publicación como lo son: las tradicionales Selecciones de Cuento y Poesía (las produce ininterrumpidamente desde 2004), El libro de los talleres (que se acerca al volumen número 20), y la Selección de las Provincias, realizada durante el año en curso, y que tuve la grata tarea de compilar, publicando de tal modo a autores muy destacados de nuestra Argentina profunda, como es el caso del escritor y periodista Julio Carreras, de Santiago del Estero.

Pero, lo mejor de este emprendimiento editorial es que no se detiene. Y tan prolífica es su producción que el pasado sábado 10 de noviembre asomaron en la sede de Dunken tres nuevas obras, hijas dilectas de las colecciones mencionadas en el párrafo anterior: Calidoscopio de voces, El libro de los talleres XIX y Murmullos en el papel.

Calidoscopio de voces es una sensible compilación de poesía que con sobriedad y destreza llevó a cabo la poeta y narradora Marita Rodríguez-Cazaux. Sus páginas aspiran al preciosismo ya desde el mismo prólogo y revelan un halo poético que se mantiene a lo largo de todo el recorrido que la obra nos propone. No se trata este comentario de una lisonja superficial, puesto que no estaría bien exigirle a una antología que reúne a muchos autores nóveles estándares y virtudes que corresponden a otros volúmenes. Reconocer estas publicaciones como un acervo de nuestras letras en desarrollo es la manera correcta de apreciarlas en su justa medida, y desde allí disfrutarlas sin cortapisas ni prejuicios. Enhorabuena que tengamos tantas ilusiones en ritmo de poesía, y también tantos autores que se animan a más y crecen libres junto a la singularidad de sus versos.

Por su parte, El libro de los talleres, ratifica en su decimonovena aparición que se trata de una colección imprescindible. Docentes y talleristas le dan vida al ejercicio de brindarle firmeza a la vacilación, tal como lo dice María Granata en el prólogo de la primera edición. En esta oportunidad se han recopilado los trabajos de siete talleres diseminados en las provincias de Santa Fe, Córdoba, San Luis y Santa Cruz, con la particularidad de uno muy especial dedicado al trabajo con pichones de escritores de entre 8 y 11 años. ¡Qué bueno!

Finalmente, se presentó Murmullos en el papel, y no falto a la verdad al sostener que se trata de un racimo de cuentos muy homogéneos y bien construidos. Los autores, escogidos con acertado criterio por el compilador Juan Carlos Di Bernardo, dan cuenta con sus obras de la vigencia del género que es el “propósito esencial de nuestra profesión”, tal como solía decir con su delicada elegancia y aguda precisión Adolfo Bioy Casares. Fue un bello y emotivo encuentro (y reencuentro) con cultores del oficio de escribir, con quienes a través del tiempo continuamos dándole forma a nuevas y bonitas páginas en el largo camino del libro y la cultura.

Será por todo ello que advierto belleza y satisfacción en cada nueva publicación, y que cada página impresa me devuelve la ilusión y la epifanía. Bien por Editorial Dunken que cubre estos espacios vacíos en el mundillo de los autores y las editoriales, y mejor porque lo hace con vocación emprendedora y federal, de la mano de una coordinación atenta, responsable y profesional a cargo de Sabrina Vega.

Hay un discreto encanto en la publicación, y en verdad, me resulta fascinante.

Artículo publicado por el escritor y ensayista Ricardo Tejerina *. 

* Técnico en Gestión del Arte y la Cultura, UNTREF.
Director de CEPROFIS

El autor ha permitido gentilmente la inclusión de su artículo en mi blog literario.

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