Por Ricardo
Tejerina *
Hay, en la vida de los autores,
al menos dos momentos, que son iguales en importancia, pero sumamente
diferentes entre sí. Me refiero –concretamente– al tiempo creativo y al tiempo
de buscar editor.
Creo con absoluta convicción
que el propósito principal del acto de escribir es hacerlo para que otro lea.
De tal modo, es fácil concluir que cualquier obra del género que fuese,
requiere al menos de dos actores que -tácitamente- se ponen de acuerdo: el que
la produce y crea, y el que se la apropia y resignifica.
Este sencillo introito tiene
que ver con lo mucho y bueno que hace Editorial Dunken dando la
posibilidad de publicar a cientos de autores por año, a través de sus distintas
alternativas gratuitas de publicación como lo son: las tradicionales Selecciones
de Cuento y Poesía (las produce ininterrumpidamente desde 2004), El
libro de los talleres (que se acerca al volumen número 20), y la Selección
de las Provincias, realizada durante el año en curso, y que tuve la grata
tarea de compilar, publicando de tal modo a autores muy destacados de nuestra
Argentina profunda, como es el caso del escritor y periodista Julio Carreras,
de Santiago del Estero.
Pero, lo mejor de este
emprendimiento editorial es que no se detiene. Y tan prolífica es su producción
que el pasado sábado 10 de noviembre asomaron en la sede de Dunken tres nuevas
obras, hijas dilectas de las colecciones mencionadas en el párrafo anterior: Calidoscopio
de voces, El libro de los talleres XIX y Murmullos en el papel.
Calidoscopio de voces es una sensible
compilación de poesía que con sobriedad y destreza llevó a cabo la poeta y
narradora Marita Rodríguez-Cazaux. Sus páginas aspiran al preciosismo ya desde
el mismo prólogo y revelan un halo poético que se mantiene a lo largo de todo
el recorrido que la obra nos propone. No se trata este comentario de una
lisonja superficial, puesto que no estaría bien exigirle a una antología que
reúne a muchos autores nóveles estándares y virtudes que corresponden a otros
volúmenes. Reconocer estas publicaciones como un acervo de nuestras letras en
desarrollo es la manera correcta de apreciarlas en su justa medida, y desde
allí disfrutarlas sin cortapisas ni prejuicios. Enhorabuena que tengamos tantas
ilusiones en ritmo de poesía, y también tantos autores que se animan a más y
crecen libres junto a la singularidad de sus versos.
Por su parte, El libro de
los talleres, ratifica en su decimonovena aparición que se trata de una
colección imprescindible. Docentes y talleristas le dan vida al ejercicio de
brindarle firmeza a la vacilación, tal como lo dice María Granata en el prólogo
de la primera edición. En esta oportunidad se han recopilado los trabajos de
siete talleres diseminados en las provincias de Santa Fe, Córdoba, San Luis y
Santa Cruz, con la particularidad de uno muy especial dedicado al trabajo con
pichones de escritores de entre 8 y 11 años. ¡Qué bueno!
Finalmente, se presentó Murmullos
en el papel, y no falto a la verdad al sostener que se trata de un
racimo de cuentos muy homogéneos y bien construidos. Los autores, escogidos con
acertado criterio por el compilador Juan Carlos Di Bernardo, dan cuenta con sus
obras de la vigencia del género que es el “propósito esencial de nuestra
profesión”, tal como solía decir con su delicada elegancia y aguda precisión
Adolfo Bioy Casares. Fue un bello y emotivo encuentro (y reencuentro) con
cultores del oficio de escribir, con quienes a través del tiempo continuamos
dándole forma a nuevas y bonitas páginas en el largo camino del libro y la
cultura.
Será por todo ello que advierto
belleza y satisfacción en cada nueva publicación, y que cada página impresa me
devuelve la ilusión y la epifanía. Bien por Editorial Dunken que cubre estos
espacios vacíos en el mundillo de los autores y las editoriales, y mejor porque
lo hace con vocación emprendedora y federal, de la mano de una coordinación
atenta, responsable y profesional a cargo de Sabrina Vega.
Hay un discreto encanto en la
publicación, y en verdad, me resulta fascinante.
Artículo publicado por el escritor y ensayista Ricardo Tejerina *.
* Técnico en Gestión del Arte y la Cultura,
UNTREF.
Director de CEPROFIS
No hay comentarios:
Publicar un comentario