Frida Kahlo
La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón
y te sale por la mano.
Carmen Conde
Carmen Conde
ODA A LAS MUSAS
(Fragmento)
Leandro Fernández de Moratín
[...]A mi patria infeliz mayor ventura,
Dénsela presto, y mi postrer suspiro
Dénsela presto, y mi postrer suspiro
Será por ella... Prevenid en tanto
Flébiles tonos, enlazad coronas
De ciprés funeral, Musas celestes;
Y donde a las del mar sus aguas mezcla
El Garona opulento, en silencioso
Bosque de lauros y menudos mirtos,
Ocultad entre flores mis cenizas.
El poeta ve lo poético en las cosas más cotidianas.
Olga Orozco
LA HORMIGA
Dulce María Loynaz
La miel guardé y se me agrió la miel:
-Mariposa con sed junto a mis rosas...-
Guardé la luz y se extinguió en lo obscuro:
-Mariposa con sed junto a mis rosas...-
Guardé la luz y se extinguió en lo obscuro:
-Noche la de tu amor... ¡Y sin auroras...! -
Guardé el beso... y el beso se hizo estrella,
Guardé el beso... y el beso se hizo estrella,
dulzura muerta, claridad remota
y fría... -Tú en la tierra; yo en la tierra...
la tierra dura que se pega... -Ahora
guardo la estrella y me pregunto a veces
qué nueva frialdad será en la hora
de mañana, qué sal aún no probada,
¡qué sombra todavía entre mi sombra!...
UNHA VEZ TIVEN UN CRAVO
Rosalía de Castro
Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
i eu non me acordo xa se era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica..., seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…
UNA VEZ TUVE UN CLAVO
Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón,
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
como lloró Magdalena en la Pasión.
"Señor, que todo lo puedes
-pedile una vez a Dios-,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición."
Y diómelo Dios, arranquelo.
Pero... ¿quién pensara?... Después
ya no sentí más tormentos
ni supe qué era dolor;
supe sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y tal vez... tal vez tuve soledades
de aquella pena... ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu,
¡quién lo entenderá, Señor!...
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