jueves, 30 de agosto de 2012

MELOMANÍA


Después de un tiempo inútil,
tanteando las paredes de oscuras catacumbas,
errando por ciénagas,
                                 perdida,
me propuse vivir sin más rutina
que la rutina obligada de la dicha.

Fui a buscarla al lugar más indicado
que era el corazón enternecido
de un músico con cielo en la mirada.

No hay en el mundo nada más perfecto
- pensó mi soledad que de nada sabía-
que el corazón Pianissimo de un hombre.

Y enamorada en perfecta simetría
/ redonda, blanca, fusa y semifusa /
en cinco líneas de horizonte recto
de placeres se entibió mi melodía
hasta el punto clave de todos los soles.

Ayer el músico marchó como es lo justo,
con su celeste mirar hacia otra Musa
de seguro tan errada,
                                tan perdida
por solfear en tiniebla el pentagrama,
 / redonda, blanca, fusa y semifusa /
y escapándose también de la rutina.

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