lunes, 13 de agosto de 2012

CASA DE CRISTALINO CUARZO



Nacida libre sin saberme libre
anduve a tumbos sin poder hallarme
durante el tiempo que duró el viaje
en que se boga dentro del esqueleto
sin brújula, sin mapas y sin nave.
Después de tanto exilio guerreando
en contra de mis propias latitudes,
armé mi casa de cristalino cuarzo
en un bello retazo de campo minado
que orienta al sur más democrático.
Subí los ventanales hasta el techo
para soñar azul todos los sueños
y beberme el frescor de las estrellas
en las horas de sediento insomnio
cuando oprime, como un yugo, la cordura.
Abrí las puertas de par en par al viento
y tendí un mantel sobre la mesa
para partir el pan y el pensamiento
de la manera más equitativa
al que estuviera de acuerdo, o no estuviera.
Y allí vivo y canto y leo y sueño
el nombre más amado y más secreto
que escribe mi mala ortografía,
zurciendo errores en los surcos de mi huerto.

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