lunes, 29 de julio de 2013

PRETERICIÓN


AÚN NO PUEDO, NO PUEDO

 

Padre, te cuento ahora que el tiempo ha sanado
el terrible galopar de mis dolores.
Te cuento hoy que puedo al fin, abrir tu nombre
sin callarme la boca con la mano.

Ha regresado el acero de tu acento,
y puedo ver sin brumas el roce sobre el mantel 

que hace tu codo.

Me asomo hasta el patio,
tu silbido al trino de los pájaros, se cuelga.
El torno desde el taller se apaga. Veo tu mano de nuez en el nudillo,
el giro de la llave.
La radio ríe, se entusiasma la vida. La sombra de tu espalda
se recuesta en el sillón de orejas.

Es el momento de la confidencia. La mayor cercanía.
Puedo oler el instante.
Dentro de tu mirada verdor de patria me cubre.

Vuelvo a nombrarte.
Papá, te digo, ahora al fin, después de tanta pena.
Al fin, me digo. Al fin puedo decirte
ahora, digo, 

                     y me tapo de dolor la boca.



                                                                  * * *

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