viernes, 17 de octubre de 2014

POÉTICA GALEGA


MARCHEI DE MIN

                           
                                     A miña nai 


Fuxí de min polo camiño verde.
Fun bordeando a maxia do verán,
 o resol dun xardín cheo de infancia.

Despoxado, truxo o aire lembranza.
Rumorosa cadencia do norte 
a carón dos méus mesmos pasos.

Cando saltei as pedras do regato
o lazo azul da miña trenza era axitado mar.

Sombra de peregrino campanario,
rezo silandeiro, no atrio de San Xulián
a Santa Compaña perdíase.

Os ollos, aínda antes quelos pasos,
dende Padrón despederon Cesures,
Valga, Caldas de Rei, a Gloria.

Apuroume a inxustiza, o medo.

No Axuntamento
quedóume o corazón de nena
pechado na cárcere dun Pasaporte.

Grillones tiñan meus tornecelos
ao subir a escalinata do barco. 

Non tiña estrelas a noite.
Fuxía dos soles, a tibieza.  
O océano, 
un mantelo de sal enriba da ferida.







PARTÍ DE MÍ 

                                         A mi madre


Partí de mí por un camino verde.
Fui bordeando la magia del verano,
 el resol de un jardín lleno de infancia.

Despojado, trajo el aire recuerdos. 
 Rumorosa cadencia del norte
al lado de mis pasos, iba.

Cuando salté las piedras del regato
el lazo azul de mi trenza era agitado mar.

Sombra de peregrino campanario, 
rezo silente, en el atrio de San Julián,
la Santa Compaña se perdía.

Los ojos, antes que los pasos, 
desde Padrón despidieron Cesures,
Valga, Caldas de Rei, la Gloria.

Me apuraron la injusticia, el miedo.

En la Intendencia,
quedó mi corazón de niña
 en la cárcel de un Pasaporte.

Grilletes tenían mis tobillos
al subir la escalinata del barco.

No tenía estrellas la noche.
Huía de los soles, la tibieza.

El océano, 
un manto de sal sobre la herida.



* * *




A  NAICIÑA 
obra del escultor gallego Francisco Asorey (Cambados, Pontevedra)





Representa a una madre con su hijo en brazos, ataviados con vestimenta popular gallega.
Las figuras miran al frente, casi sin interconexión, recordando a las vírgenes románicas.
Nótese el color claro en las pupilas de ambas figuras.

Famoso por sus tallas policromadas, en esta obra las dos figuras descansan y se yerguen de la tierra, representada a modo de tosco tronco de árbol, que trepa casi hasta la rodilla de la figura femenina en contraste con los pliegues de la falda. Los rostros son realistas y expresivos, siendo el del niño especialmente tierno.
Destaca la policromía típica de Asorey, que engrandece la madera sin cubrirla, y el uso totalmente novedoso de elementos metálicos en la vieira con la imagen de Santiago a caballo que el niño tiene entre las manos.

La iconografía de esta obra es universal; ya desde el paleolítico la mujer es la representación de la vida, de la tierra y la fecundidad; con el paso del tiempo esta idea se conserva, pasando al cristianismo como Madre de Dios, pero Madre ante todo. (...) Así la Naiciña se convierte en la MADRE, la tierra, GALICIA, que da y cuida de sus frutos, siendo una de las mejores alegorías en el terreno escultórico.

Esta obra policromada se presentó en la Exposición Nacional del año 1922, donde solamente fue merecedora de una beca (una bolsa de viaje) como premio al artista para recorrer España y ampliar conocimientos artísticos. Esto levanta un gran clamor en Galicia al considerarse una injusticia. Lleva a la formación de una comisión presidida por Cabanillas para homenajear a Asorey en Cambados el 22 de agosto de 1922, estando presentes  en el evento intelectuales,artistas y amigos.



Fuente: Internet (Fragmento) A sus Autores pertenecen todos los atributos y derechos.
La imagen tiene como fin en el presente blog literario, mostrar la obra del talentoso escultor gallego.






HAY MADRES
que han dado a luz y otras que, sin parir, también.
Madres que adoptaron y otras que fueron adoptadas como madres.
Madres que son -además- padres, y padres que son madres.
Madres de muchos hijos, propios, ajenos, prestados.
Madres Teresa sin nombre y sin prensa.
Hay abuelas, tías, madrinas, amigas madres, e hijos que, un día, se convirtieron en madres de sus propios padres.
Hay madres que acompañan y sostienen, madres de silencios y reflexiones, madres de sueños y realidades.
Hay madres que besan fotos con el pensamiento puesto en memorias sin perder el sentir de vida y madres perdidas en la memoria enferma sin perder el sentimiento materno.
Madres que saben más de lo que saben y madres que comprenden lo que no se sabe.
Hay madres a quienes se dedicaron las más bellas odas y madres a quienes se les adeudan aún.
Por eso,
Feliz día para ellas, madres de todos los colores.
Y para todos.


* * *




























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