miércoles, 1 de octubre de 2014

EL NOCTURNO

El Nocturno, en literatura, es un género de la lírica y de la prosa poética, desarrollado por el Romanticismo y luego por el Modernismo.
Se desenvuelve dentro de un estado solitario, melancólico, casi triste y por supuesto, en las horas de la noche donde el disparador es la inquieta penumbra, los murmullos del silencio, el abandono, la distancia.

El Nocturno no debe confundirse con el Triste, subgénero de la lírica que refiere a todo poema de lamento evocando aquello que se ha perdido, la patria, el amor, la ilusión, la juventud, etc. En la poesía española suelen figurar también como Elegías, tales son las famosas Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de García Lorca y Negra Sombra de Rosalía de Castro.








RUBÉN DARÍO


Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno… ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio! No poder dormir y, sin embargo,
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!
Diluir mi tristeza
en un vino de noche
en el maravilloso cristal de las tinieblas…
Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?
Se ha cerrado una puerta…
Ha pasado un transeúnte…
Ha dado el reloj tres horas… ¡Si será ella!...




KOSTANTINO KAVAFIS


El cuarto era pobre y vulgar,
oculto en los altos de una taberna equívoca.
Desde la ventana se veía la calleja,
sucia y estrecha. Desde abajo
llegaban las voces de algunos obreros
que jugaban a las cartas y que se divertían.
Y allí en la cama humilde, ordinaria
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
voluptuosos y rojos de la embriaguez -
rojos de tal embriaguez, que también ahora
cuando escribo, ¡después de tantos años!,
en mi casa solitaria, me embriago nuevamente.



                                                              ROSALÍA DE CASTRO


Una sombra tristísima, indefinible y vaga
Como lo incierto, siempre ante mis ojos va
Tras de otra vaga sombra que sin cesar la huye,
Corriendo sin cesar.
Ignoro su destino…; mas no sé por qué temo
Al ver su ansia mortal,
Que ni han de parar nunca, ni encontrarse jamás.





JOSÉ ASUNCIÓN SILVA


A veces, cuando en alta noche tranquila,
sobre las teclas vuela tu mano blanca,
como una mariposa sobre una lila
y al teclado sonoro notas arranca,
cruzando del espacio la negra sombra
filtran por la ventana rayos de luna,
que trazan luces largas sobre la alfombra,
y en alas de las notas a otros lugares,
vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,
y en gótico castillo donde en las piedras
musgosas por los siglos, crecen las yedras,
puestos de codos ambos en tu ventana
miramos en las sombras morir el día
y subir de los valles la noche umbría
y soy tu paje rubio, mi castellana,
y cuando en los espacios la noche cierra,
el fuego de tu estancia los muebles dora,
y los dos nos miramos y sonreímos
mientras que el viento afuera suspira y llora!

¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,
cuando sobre las teclas vuelan sus manos!





LEOPOLDO LUGONES


Grave fue nuestro amor, y más callada
aquella noche frescamente umbría,
polvorosa de estrellas se ponía
cual la profundidad de una cascada.

Con la íntima dulzura del suceso
que abandonó mis labios tus sonrojos,
delirados de sombra ví tus ojos
en la embebida asiduidad del beso.

Y lo que en ellos se asomó a mi vida,
fue tu alma, hermana de mi desventura,
avecilla poética y oscura
que aleteaba en tus párpados rendida.



JULIO CORTÁZAR


Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.



                                                                            * * *








DIAPASÓN



Sensual amor la música contagia
en una estancia ajena.

Encendido diapasón penetra las paredes 
de mi celda 
y celebra itinerarios en plenitud. 

Vuela en círculo 
por el mapa aéreo del deseo. 
Aterriza, emerge, despega, 
se extiende al latir de las fronteras, 
ejercita caída libre, navega cielos. 
Cursa la osada altitud del alma. 
En zigzag 
baja un palmo 
y sobrevuela, 
el hollado aeropuerto de mi cama. 





M.R.-C.
Pasos desnudos (2012)
Poesía Congregada Editorial Dunken



Imagen: INTERNET

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