lunes, 4 de febrero de 2013

A BARLOVENTO

  
Desde mi ventana miro
solamente los hombros y la espalda,
el pelo oscuro en un perfil a medias
y la menuda mano
abanicando un barquito de hojas entintadas.

Sobre el borde de adoquines
se agita el raso río que la lluvia ha dejado.
Velas, proa, popa, babor y estribor, mástil, bandera,
desde un astillero de letras de molde
surcan los mares nuevos.                      



Latidos de brisa despareja
llevan la nave hacia el dragado de la alcantarilla.
Entonces, levanta el barco,
pasa los dedos delgaditos sobre la pringosa hoja,
y vuelve a armar otro barquito destintado.

Con honores de patriótica escuadra
 lo bota a barlovento por mares inventados.

Desde el malecón de la vereda
hasta mi ventana sube
perfumado de tinta,
el invencible himno de la patria libre.


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