viernes, 30 de noviembre de 2018

OPINIÓN


SABIAS PALABRAS DE EL GATO PARDO




MESAS LITERARIAS



La invitación a participar de una mesa literaria implica, además de una oportunidad para exponer variados temas entre colegas, un momento para compartir en grupo el escenario montado frente a un auditorio.

Cada mínimo ademán quedará registrado para el público enfrentado a la mesa, es decir, que interpretarán cabalmente por los gestos el estado de ánimo de los participantes.

Así, es imprescindible no sostenerse la barbilla, mirar hacia lo alto, controlar el reloj, etc., porque indicarán molestia, apuro, desconsideración y desde luego, falta de urbanidad.

Se tomará el lugar destinado a cada expositor, sentándose de manera educada, erguido, sin apoyar los codos sobre la mesa.
En caso de no estar señalado, sin precipitarse en tomar siento se cederá el lugar dando privilegio a las personas de mayor edad o estatura oficial, hombres a mujeres, etc. 

Según la hora y el tema a desarrollar es oportuno tener en cuenta el atuendo y los accesorios, es desagradable que se use ropa de noche en una conferencia diurna o un traje extravagante en una charla de sustancia social. 

Evitar muletillas como estar pendiente del peinado o acomodando los anteojos de manera continua.
De igual forma, el manejo de las manos o los brazos. Para evitar gestos inapropiados, una lapicera puede servir para no evidenciar cierta tensión.

Al inicio de la propia exposición agradecer o saludar sin afectación a anfitriones, colegas y público, y de ser necesario decir el nombre propio con claridad. Si es un locutor o moderador quien presenta, se agradece brevemente antes de entrar en el desarrollo del tema previsto.

Durante las exposiciones de los demás colegas, es importante mirar hacia el lado que ocupa quien habla en ese momento, prestando atención, sin destinar ese tiempo en revisar los propios apuntes, textos o escritos.

Si la mesa propone un debate, puede anotarse algún comentario que luego quiera manifestarse o refutar, sin interrumpir la exposición que se está dando.

Sobre la mesa siempre están colocadas bandejas con copas y jarras de agua. Para servirse no cruzar los brazos sobre las personas que ocupan las sillas contiguas. Pedir suavemente la copa o la jarra para servirse en un momento de paréntesis en la exposición, para no distraer al público con un gesto impropio. 

En general se cuenta con técnicos atentos a acomodar micrófonos o consolas por si se presenta algún inconveniente; de no ser así, indicar el problema de manera cordial, sin gestos de fastidio o bruscamente. 
Si el lugar lo permite y la voz puede modularse, una opción rápida es seguir hablando fuera del micrófono y restar importancia al inconveniente.

Aunque las charlas se preparan y se ensayan para verificar el tiempo justo de exposición, es importante contar con apuntes que orienten, asimismo como móviles, notebook, etc. que evitan el olvido de puntos sustanciales. 
En caso de tratarse de lecturas sobre páginas si se traspapelan o se confunde el orden de las mismas, disculparse con naturalidad y entrar nuevamente en tema sin gestos contrariados. Sería oportuno incluir un comentario risueño para distender.


Recordar que el tiempo de exposición debe respetarse, usurpar el tiempo de otro disertante para agregar mayor participación personal demuestra falta de respeto hacia los colegas.
En general para evitar estos malos momentos y abusos, la mesa debe estar moderada con absoluta precisión.  

Se recomienda a los fotógrafos ubicarse en el salón en espacios que les permitan tomar imágenes sin pasar delante de la mesa de exposición, o que ocupen en las butacas destinadas a la prensa.
Es desagradable que sus intervenciones interrumpan la visión de la platea y que ello corte el hilo o el clima de la charla de los expositores.






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