NAVARRITO
Esta historieta se
publicó originalmente en 1986 en la revista Fierro,
primera época.
El relato
transcurre entre el otoño de 1930 y mayo de 1931. Enrique Navarro (Navarrito)
es un cronista de la sección Policiales del diario Crítica, en cuya Redacción aparece el gran Roberto Arlt frente a su
máquina de escribir.
Alberto Dose
exhibe su capacidad artística ilustrando el Buenos Aires de esos años con viñetas
de exquisita belleza no exentas de un aire decorativo. A veces predomina el
blanco con dibujos a pura línea, y otras, el negro pleno que se distribuye en vestimentas,
edificios y automóviles. Su grafismo es tan estilizado que posee un sesgo
humorístico y clásico a la vez, que lo emparientan tanto con Roy Crane como con Milton Caniff y Harold Foster (o
Sanyú, según la apreciación de Andrés Valenzuela en Página/12). El artista se documentó a fondo sobre el aspecto de la
ciudad en esa época (se ven afiches de Gardel y de Chaplin), que a la distancia
al lector le resultará encantador y pintoresco, pero, sin embargo, entonces
reinaba la absoluta exclusión social, la expoliación de prostitutas en infames
prostíbulos y el golpe militar del 6/9/30 que derrocó a Yrigoyen e instaló una
brutal represión.
En el prólogo, el guionista Eduardo Mazzitelli opinó que
“Todo para que el dibujo de Dose (el estilo de Dose) demuestre que no solamente
es estético y descriptivo, sino también funcional al relato”. Este dibujante,
que reside en Estados Unidos, declaró en la entrevista que forma parte del
libro y le realizó Alejandro Aguado “que la historieta es lo único que hago
todavía en papel, al menos el lápiz, luego todo lo demás en la Cintiq ” (es una tableta de
arte digital). Antes había explicado que “No era para mí difícil cambiar de
estilo, en realidad, es el tema lo que me sugiere el estilo”.
Por su parte,
Ricardo Barreiro (1949-1999) –uno de los mejores guionistas que tuvo el país-
no deja de asombrar con su inventiva para dotar de giros a la trama. Sus
diálogos son contundentes, utiliza el racconto para darle dinamismo a la
historia y desliza reflexiones constantemente (“La necesidad de creer está por
encima de cualquier desconfianza”/ “De algunas circunstancias podemos extraer
como enseñanza cuán dominante resulta ser todavía la animalidad en nuestra
especie”). Además, como es su costumbre, fustiga a los poderosos, a la institución
de la iglesia católica y a los militares.
Los diálogos van
en cursiva y los textos explicativos en letra de imprenta porque pertenecen a la
máquina de escribir que aparece en la parte inferior del cuadrito, ya que es la
bella doctora Ema Kazinsky la que escribe este relato que titula “El caso de
Rodolfo A.”, un asesino serial al que Navarrito persigue (“Al menos Ricardo
rinde homenaje a los viejos clásicos de la novela negra”, observa Mazzitelli),
ayudado por la médica que es portadora de una sexualidad desbordante, tan
presente en la obra de Barreiro.
La reedición de Navarrito permite acceder a uno de los logros más importantes del
género en la Argentina.
"NAVARRITO"
de Ricardo Barreiro y Alberto Dose
(La Duendes editora, Comodoro Rivadavia, 2013, 82 páginas)
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