Un caballero sin lanza, sin yelmo y sin escudo
ha llegado esta mañana de imprevisto
a adueñarse del huerto de mi alma.
Vino de lejos, los ojos tiene aún
cubiertos de las nieblas del camino
y en la boca, el trino de los mirtos.
Crepúsculos inciertos lo orientaron
-Epifanía de amor inesperada-
hasta el primer escalón de mi morada.
Y osado de dulzuras me ha nacido
por el fulgor del metal de sus acentos,
un jazmín nuevo de almíbar perfumado.
Caballero sin yelmo y sin espada,
sin lanza, sin escudo y sin batalla,
toda mi alma volvió huerto enamorado.
sin lanza, sin escudo y sin batalla,
toda mi alma volvió huerto enamorado.
Y una caricia de primavera talla
milagrosa finitud de inviernos,
sobre mi cuerpo de frutos despojado.
* * *
M.R.-C.
PASOS DESNUDOS - Poemario (2012)
IMAGEN: Internet
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