Contada a través de escritura
epistolar, existe una historia mínima y cotidiana que es la verdadera historia.
Pueblan esa historia, sensibles documentos guardados de generación en generación, presentes en el núcleo familiar como real testimonio de costumbres, logros y epopeyas.
Muchas de estas cartas han sido escritas por mujeres. Es pues, la voz de la mujer, la que “alumbra a la humanidad” en todos los vínculos históricos y recrea la existencia de miles de emigrantes.
Este epistolario abarcará nacimientos, guerras, separaciones, exilios, muertes, éxitos y viajes, relatos de amoroso contenido, universos interiores de profunda filosofía, de inteligencia y sensibilidad a flor de piel, de elaborados análisis desde el alma.
Muchas de estas cartas han sido escritas por mujeres. Es pues, la voz de la mujer, la que “alumbra a la humanidad” en todos los vínculos históricos y recrea la existencia de miles de emigrantes.
Este epistolario abarcará nacimientos, guerras, separaciones, exilios, muertes, éxitos y viajes, relatos de amoroso contenido, universos interiores de profunda filosofía, de inteligencia y sensibilidad a flor de piel, de elaborados análisis desde el alma.
Miles de estas mujeres eran
emigrantes de escasa instrucción, simples hortelanas, montañesas, sirvientas,
costureras, personas sin acceso a lecturas filosóficas ni científicas. Otras, eran
maestras, poetas, músicas, artistas cultivadas y relacionadas con personajes de la literatura y las artes. Algunas no hablaban la lengua castellana; cientos de ellas dominaban varios idiomas.
Los censos de la época aportaron, generalizando, que en su mayoría llegaban con cursada escolaridad primaria y conocimientos de economía culinaria, algún oficio, cierta experiencia de vida. En verdad, registro poco considerable si se analiza su correspondencia.
Con esposo e hijos, al encuentro de la familia que se había adelantado en el ingreso al país, o desterradas por criterios sociales y políticos, solas o acompañadas, las mujeres arrastraban una honda necesidad de exteriorizar su sentir, su experiencia en el exilio. De encontrar significado a la partida.
A través de esos relatos se irá comprendiendo el significado, el peso del sentimiento que las orientó en la distancia, la mirada sobre el espacio social y su identidad, miedos y logros; el pasado y el presente que labra futuro, cultura y memoria universal.
Los censos de la época aportaron, generalizando, que en su mayoría llegaban con cursada escolaridad primaria y conocimientos de economía culinaria, algún oficio, cierta experiencia de vida. En verdad, registro poco considerable si se analiza su correspondencia.
Con esposo e hijos, al encuentro de la familia que se había adelantado en el ingreso al país, o desterradas por criterios sociales y políticos, solas o acompañadas, las mujeres arrastraban una honda necesidad de exteriorizar su sentir, su experiencia en el exilio. De encontrar significado a la partida.
A través de esos relatos se irá comprendiendo el significado, el peso del sentimiento que las orientó en la distancia, la mirada sobre el espacio social y su identidad, miedos y logros; el pasado y el presente que labra futuro, cultura y memoria universal.
Si nos adentramos en ese correo vívido, si se las lee, (a "ellas" en sus cartas) si nos detenemos en algunos párrafos, en el día a día energizado con novedades y opiniones personales, hasta se nos antojarán ficcionadas. Tal es su vuelo interior.
CARTA DUNHA RAPAZA GALEGA DENDE ARXENTINA A
SÚA IRMÁ EN VALGA
Carta de una muchacha gallega desde Argentina a su hermana en Valga (Pontevedra). En ella hay palabras costumbristas propias del lugar sin reemplazo en el idioma castellano y saltos de tiempo y espacio porque maneja un fluir coloquial. Hace diferencias cuando nombra el doña y el señor o señora y establece un paralelismo entre sus dos mundos reales, el que dejó, y aún no plenamente, y el que vive. Parece ser una hortelana joven, que escribe a una hermana también joven y con quien sigue íntimamente relacionada.
Buenos Aires, 20 de setiembre de 1922
Mi querida hermana:
Escribo como
prometí una carta a nuestra madre y otra a doña Estrella, a quien le debemos
mucha ayuda en este trámite.
A ti te
mando ésta, para que veas que cumplo con lo que nos dijimos. Uso la pulsera que
me diste y no he de quitarla (quitármela). ¿Harás lo mismo (tú) que tanto tienes ahora que
ocuparte del campo y sin ayuda de nadie?
Cuando llegamos casi no podía bajar por las maderas empinadas, pues me dolían las piernas. La mujer del señor Marcial es muy buena y me dio la mano. La tía de Celso esperaba en el Puerto con una neniña. Fue ella la que nos vio y me llamaba, "Carmen, Carmen", y hasta que dijo "Carmeliña" no me di cuenta de ir al sitio donde nos aguardaba. Mira por dónde parezco tonta, que casi no oía mi propio nombre.
La madre de la nena murió en enero del año pasado y ella (la niña) está siempre conmigo en el negocio o en la casa, de tanto cariño que me tomó. Acá hay muchos nenos (a los) que le murió la madre y la vecina (es quien) se ocupa de ellos. En las escuelas también las maestras miran por los huérfanos y los asisten, a más que muchos no saben hablar español.
En los colegios dan un vaso de leche y pan, y la señora maestra les presta libros y los visita si están enfermos.
Cuando llegamos casi no podía bajar por las maderas empinadas, pues me dolían las piernas. La mujer del señor Marcial es muy buena y me dio la mano. La tía de Celso esperaba en el Puerto con una neniña. Fue ella la que nos vio y me llamaba, "Carmen, Carmen", y hasta que dijo "Carmeliña" no me di cuenta de ir al sitio donde nos aguardaba. Mira por dónde parezco tonta, que casi no oía mi propio nombre.
La madre de la nena murió en enero del año pasado y ella (la niña) está siempre conmigo en el negocio o en la casa, de tanto cariño que me tomó. Acá hay muchos nenos (a los) que le murió la madre y la vecina (es quien) se ocupa de ellos. En las escuelas también las maestras miran por los huérfanos y los asisten, a más que muchos no saben hablar español.
En los colegios dan un vaso de leche y pan, y la señora maestra les presta libros y los visita si están enfermos.
He de decirte
que Celso es alegre, canta y ríe, y tiene una linda voz. No es alto como yo supe
(imaginé) por las fotos, pero camina derecho y parecemos de la misma altura.
Trabaja en
la panadería de don Argimiro, desde temprano y hasta las siete de la tarde. A
la hora que regresa vamos a pasear hasta
el Balneario que queda cerca. En el invierno ya le tendrá paga su parte y mejor
dinero traerá para nuestro negocio.
Otro amigo
de la familia también se casó con una chica de Cesures y la chica es
pantalonera, gana bien y me convenció (de) que podría ayudarle, se lo dije a
Celso y acordamos (hacerlo) pero como tenía que viajar me dijo (Celso) que mejor dejara
la idea para más adelante.
Los que
dicen que es triste irse dicen cosa cierta, pero cuando estás con alguien como
Celso, la tristeza es menor, te lo digo para que estés más arroupada.
Yo le digo
(a) Celso, cantemos para pensar en
nuestra casa y él me abraza y cantamos juntos. Después nos reímos o nos ponemos
a llorar pensando.
Hay algo que
quiero contarte que me parece muy hermoso. Las campanas de la iglesia de Santa Lucía
tocan como las de Cordeiro. Y eso hace que al (momento del) toque vuelva yo por ese lugar, por donde caminamos (juntas) a
misa. Es que soy como siempre, ya ves. Me acuerdo del mes de mayo y del
trabajo que tenía o papá en el taller, con el arreglo de yugos (de
bueyes), fungueiros, estarullos, (tarugos para carros),
arados. Eso sí que daba por aquella (aquél entonces) y podíamos esperar el
verano sin pesares (apremios).
El irnos
hermana, es como la Cuaresma, todo es estar triste, no se oyen cantos de las
rapazas ni los panderos. Tampoco se
celebra el día de San Xuán en verano, buscando ramas de oliveiras, ni toxos, ni
silvas secas la víspera para quemarlas, solamente han de hacer fogatas en las
esquinas unos chicos pero sin canto ni
baile porque hace frío.
Me acuerdo
que Luis das pestes robó cerca de Valga una cancela
y un cajón de los porcos para
quemar y lo castigaron, era un demo este Luis ya de cativo. No salgas con él aunque estudia
para electricista. No hagas caso a nadie y mejor (haz) lo que quieras tú,
porque no se puede querer a alguien para siempre si no tienes ganas de que te
busque.
Por ahora no
hay mayores (novedades) que contar.
Muchos besos
y abrazos y saludos de tu hermana que no te olvida,
Carmela.
Y en otra carta la misma muchacha escribe:
“...Para el niño tenemos una cuna que nos regaló el dueño de la panadería, que es bien nacido gallego. La ropa que fui haciendo en este tiempo con la tía de Celso. Las puntillas llegan de Francia y son caras pero, como la hermana de Celso cocina en una casa, la señora le regaló una blusa y le sacamos puntada a puntada los entredós, y ahora los estamos cosiendo en las sábanas del niño.
Yo quiero que se llame Dimas, pero Celso dice
que mejor Celso como él, y la hermana dice que si es niña, como
yo. Es una parvada porque si es
niña le pondremos Elvira como tú. El señor cura dice que la madrina también
puede ser (por poder) como nos casamos nosotros, y no hay nada más que decir
entonces.
En las cartas que se publican en el blog fueron agregados signos de puntuación y aportes semánticos, todos ellos aceptados por la familia a quien pertenecen los originales de las cartas y todos los derechos sobre las mismas.
Imagen: Internet * * *
En las cartas que se publican en el blog fueron agregados signos de puntuación y aportes semánticos, todos ellos aceptados por la familia a quien pertenecen los originales de las cartas y todos los derechos sobre las mismas.
Imagen: Internet * * *
Disertación "Mujeres emigrantes" - Comuna 14 - Palermo |
La Comuna de Palermo recibió a tres
escritoras, María D´Alessandro, Marita Rodríguez Cazaux y Alcira Cufré, quienes
disertaron sobre el papel de la mujer en la emigración.
Las exposiciones desentrañaron la
figura de las mujeres emigrantes a través del testimonio de documentos y cartas,
algunas escritas en lengua materna, mantenidas desde la República Argentina a
los países de origen entre los años 1920-1950.
Acompañó la mesa María Amelia
Alonso, funcionaria de la Comuna 14, quien compartió su propia historia
personal sobre el tema. Al cierre el Lic. M. Corach entregó a las escritoras
diplomas por su participación en los festejos que la Ciudad de Buenos Aires
organizó por el Día Internacional de la Mujer.
María Amelia Alonso, M. Corach, Marita Rodríguez Cazaux |
Fue un encuentro cultural maravilloso, en que cada escritora pudo describir, momentos de vida de los inmigrantes en la Argentina, que fueron realmente los que nos legaron con su sacrificio, las importantes ciudades que tenemos. La emoción nos ganó. Como telón de fondo, pinturas realizadas por inmigrantes, dieron relevancia a tan importante evento. !GRACIAS! Escritora Alcira Cufré
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