sábado, 23 de marzo de 2013

EL LIRISMO, SI BREVE, DOS VECES BUEN LIRISMO




Mirta Rosenberg (Rosario, 1951), talentosa poeta y notable traductora, ha publicado después de catorce años sin editar, “El paisaje interior”, un libro breve dividido en cuatro partes: “Cosas que se vuelven nombres”, “El paisaje interior”, “Bestiario  íntimo” y “Conversos”, éste  último con sus versiones traducidas de James Fenton, KayRyan, Elizabeth Bishop, Ramanuyan.
En la entrevista que concedió a Ezequiel Alemián, Rosenberg asegura que “este libro es mi libro de los 60 años. Considero que a los 60, es más difícil publicar un libro que una obra reunida”, cabal comentario que, sin duda, entenderá el escritor que ha vivido oficio constante y cotidiano desplazado en calendarios, y le dará la razón, pues poder armar nuevas escenografías literarias es un real mérito cuando se cruzaron décadas por aduanas de descubrimientos y asombros.
En ese trance, pasados y presentes se irán acomodando, como recién llegados a un lugar que se tantea a través del recuerdo, con la misma sensación que embarga cuando llegamos a un sitio por primera vez y nos parece, ya haber estado antes.
Así, seguirán recreando, depurados, actuales visiones siguiendo la afirmación de Mallarmé, “más que con ideas, con palabras” y logrando (al fin) el peso justo que el trascurso de la vida enseña después de ciertas experiencias.
Quizá a esto se refiera Rosenberg cuando  dice “ser poeta es aprender a poner coto a la auto-indulgencia y descartar gran parte de lo que se escribe porque, en verdad, carece tanto de valor literario como de interés extra-personal”.
Lleva este enunciado de Rosenberg a las palabras de Rafael Oteriño en su ensayo “Lo breve, lo callado, lo importante” (Dificultades de la poesía- 2010) cuando rememora a Gottfried Benn quien habla de “una medida voz interna que nadie oye, que no se sabe de dónde viene ni lo que quiere decir pero, que encamina toda la obra del poeta en su trabajo solitario”.
Citando a Borges, “en la escritura poética lo permanente es el sonido y lo casual el significado”,se entenderá claramente que el poeta interpretará, y después de mucho ensayo, los secretos del sonido que irán, por multiplicidad de rutas, hacia el lector-oidor, quien será el que advierta vuelo, ritmo, entonación, curva melódica de expresión oral, tendencia,etc. que emergen desde esa voz de la que habla Benn.
Si seguimos  el hilo de “…, lo callado,…” podremos encontrarnos con la poesía confesional (que no es poesía  intimista) y que, señala Denise Levertov, “tiene como motivación el deseo de liberar al poeta de algo que encuentra opresivo. Sin embargo, un poema no es un vómito ni siquiera, lágrima. Es algo diferente a una fuerza corporal.”
Precisa idea para saber que lidiar con un dolor no es una función primaria de la poesía (aun confesional) y puede ser placentero desnudar el sentimiento. “El mito del sufrimiento del poeta es vanidad”, agrega Levertov, y con ella otros poetas coinciden, incluso en el sentido bíblico, puesto que los sufrimientos de los poetas no son mayores que los de cualquier otra persona y lo que pudiera diferenciarlos del común, pasaría por su conciencia o sensibilidad a propósito de algunas cosas.
“Hay mucha gente igual de sensible que no tiene nada creativo que hacer con su sensibilidad, que no ha encontrado un modo para incorporar su sensibilidad a la acción, de hecho sufren más que otro capaz de crear a partir de la sensibilidad”, asegura Levertov, por lo que el poeta cuenta con mayores recursos que otros seres mortales y hora es de que pierda fama y boato de melancólico y amigo de tristes pasiones. 
Dejar de aparentar pesares magnificados y desterrar la culpa por no sentirla. Sin brillos (o sombras), confesar que escribe lo que le dice -o cree que le dice, que es ya una inmensa alegría-, la voz, (ansias, desafío,  osadía, inquietud …y más) y dar a la vida (al poema ), hechos. Y sin aspavientos,“porque, en verdad, carece tanto de valor literario como de interés extra-personal” volviendo a Mirta Rosenberg.
Un camino llano y breve, alejado de musas míticas y celestes. Tal como dicePaul Valery : < Si me interrogan por lo que “he querido decir” en un poema, respondo que “no he querido decir” sino “querido hacer” y que la intención de “hacer” fue la que “ha querido” lo que “he dicho” >.

M.R.-C.

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