lunes, 25 de mayo de 2020

RESEÑAS LITERARIAS




Pueblopatria 


OSVALDO VÍCTOR FERNÁNDEZ 

(Tahiel ediciones, 2019) 





Entre los muchos ecos que pueblan la poesía de Osvaldo Víctor Fernández merecen atención especial la iluminación reflexiva de textualidad sin artificios y la visión amorosa. Sobre estos dos sentidos se proyecta Pueblopatria, título que el autor ha preferido en unidad de vocablo dándole porte de simbólica metáfora.

La palabra y su ensoñación -a veces melancólica- (hay una hora destinada para morir[…] solo basta que faltes a la cita para siempre), se subleva, inclina, cae (cómo suicidar la realidad que se mete debajo de las uñas en este momento a solas con nadie), emerge, anida, toma vuelo (hay un rumor que acaricia la bruma), otorga refugio (para nacerte imagen de versos mujer palabra), clama y reclama (dice la lluvia que lamenta el lado vacío de la cama) en una obra que transita como estaciones de vida Infierno, Purgatorio y Paraíso.

El poeta y la ética se espejan en manifiesto diálogo interior, replanteándose los batallares del hombre, sin atinar a responder (como si la desmesura anclara en tus bordes con su velamen hastiado de tanta espuma sin rumbo), observando la realidad, sus imprecisiones (a palabra viva escribiendo en la niebla) y sus tragedias (el pez con alas abrió la ventana y se arrojó al vacío esperaba el milagro de aprender a volar).

Instintiva, dinámica, aunque de notable significancia en las pausas, la lírica de O.V.F. habita Infierno (veo pasar mis cadáveres)/(insubordinada trinchera por si acaso con la vida no fuera suficiente) y Purgatorio en exploración constante, escapando de lo banal para inquirir sobre la propia existencia (para ser lo que no somos aquello por lo que no hemos venido al mundo), sumada al universo del poeta (poetas y poesía cuerpo a cuerpo en campo minado) y, desde luego, a la del ser humano (contra los que ostentan estiércol y se arrogan cielo mar y tierra).

En Paraíso, los poemas amorosos certifican la búsqueda y el encuentro con el amor y el perfil de la mujer amada. Placer, pasión, ternura, se convierten en vibrante canto viril que desnuda sentimientos guardados en honda intimidad, su dimensión onírica. El poeta sublimiza sin afectación la presencia del amor y la figura de la amante con sensualismo atizado por el gozo del instante (ella me mira y hunde su ella en el centro exacto del latido que apura mi pulso […] ella síntesis de todas ellas vibra esta cajacuerpo que se rinde incondicional).

La reciente obra de Osvaldo Víctor Fernández deja claro que su identidad, su esencia, es la poesía. Para confirmarlo la pulsión y el mensaje de los poemas Canto I y Canto II, ambos dedicados a los poetas y que merecen detenida lectura.

Sostiene Hölderlin que, a través de la palabra poética, el hombre da testimonio de lo que es. Leer la obra de Osvaldo Víctor Fernández es reconciliar dicho pensamiento con el espacio/tiempo y el universo humano. Milagro del que habla Huidobro: el poeta, un pequeño dios.

                                                                                                   Marita Rodríguez-Cazaux


Buenos Aires, mayo 2020.



no existe oscuridad
capaz de impedir
el andar de ellos
los amantes

como si fueran
chispas que estallan
con el desnudo rozar de manos
ellos los antes
encienden
el universo propio

podrían alzar rascacielos
de sueño y deseo
ellos los amantes

descubrirse
dueños del pueblopatria
único
irrepetible
en el que
izan su bandera





Osvaldo Víctor Fernández (República Argentina, 1952)

Poeta, escritor, ensayista, antólogo. Creador de 10 Poetas Notables 10.
Gestor y asesor editorial. 
Obra editada: Mis horas violetas, luz de luz, desmesura, pueblopatria.



2 comentarios:

  1. Querido Osvaldo. Felicitaciones por tu libro y por la hermosa reseña de Marita. Un gran abrazo. Dirbi Maggio

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