QUEBRADO NIÑO DE LA LLUVIA
Se nubla el parabrisas
y su pequeña mano
borra la grieta de la lluvia
una y otra vez.
Luego
discurre entre los autos
y guarda media moneda para su medio sueño.
Juega saltando en una pierna
bajo la sombra partida
en milagroso intento
de llevar entero su medio cuerpito.
Sesgada a la intemperie
adormecida por la luz de la autopista
tirita su otra mitad debajo de la manta
masticando medio pan.
MARÍA RODRÍGUEZ-CAZAUX
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