A pesar de esta ciudad que no nos une
puedo, con carbonilla osada,
cercenar tu gris indiferencia,
y entrar en vos con despeñado grito.
Caminar deshabitado puente
a pesar de esta ciudad que no nos une,
en atajo de regreso a tu mirada
por un muro de amor en las paredes.
Latirá entonces, sobre pechos de cal,
en la ochava desdentada de ladrillos,
expuesto corazón de imperfecto trazo
a pesar de esta ciudad que no nos une.
Y travestido de júbilos en cierne,
juramentado con boca desbocada,
a pesar de esta ciudad que no nos une
ha de cubrirte el graffiti de mi abrazo.
“Poesía Congregada” (2014) Editorial Dunken
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