domingo, 19 de enero de 2014

VERSOS A MARES




“Los paisajes marinos permiten una meditación interior” según las palabras del Jurado que otorgó al poeta dominicano José Mármol *, el Premio Casa de América de Poesía Americana por su obra “Lenguaje del Mar”.
El Jurado que falló en premiar al poeta y ensayista José Mármol destacó “la madurez lírica de un poeta que aborda el tradicional tema del mar con voz propia”.

A continuación, florilegio en lengua gallega y castellana que abordan el universo marino.





ANA ROMANÍ

CAMIÑAN DESCALZAS


Camiñan descalzas polas rochas,
fantasmas de sal habitan as sombras,
saben que as últimas mareas
esqueceron na praia os restos do naufragio.
As mulleres recollen cada noite
os tesouros de auga, líquidos e fráxiles,
rebélanse contra a Historia,
constrúen co mar as estatuas
que nunca permanezan.
As mulleres de sal, con sargazos de sombras,
xorden das últimas mareas
e tecen tesouros de auga cada noite
contra a Historia.
Elas, que saben que o efémero permanece.


*


MARIO BENEDETTI

EL SILENCIO DEL MAR



El silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas
ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan
el mar escucha como un sordo

es insensible como un dios

y sobrevive a los sobrevivientes

nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede salvarme










CARLOS PENELAS

PADRE ORFEO


Me detuve frente a pinos y araucarias.
Parecía que la noche comenzaba a celebrarse.
Sentía una palpitación de médanos,
el olor del salitre, el sol del mediodía
junto al muelle abandonado de fábulas
y gaviotas asombradas, inquietas.
Entonces fue cuando no supe de verdad
si estaba soñando
o era mi padre que llegaba
hasta mí desde el silencio.
Solamente su imagen
hacía flotar el viento sobre el mar.


                                                                                     Mar de Ostende, enero de 2014


                                                                                 

                                                                            

GABRIEL CELAYA

"NOCTURNO"

Ya es de noche. Ya no puedo
seguir hablándote. Basta.
No hay corazón. Suena el mar.
Mi sangre de un golpe calla.

Una música me abre
sus mil alas y secretos;
una música me puebla
y ya casi no me siento.

Ya no siento la maciza
presencia que llamo cuerpo.
Siento el mar, tan sólo el mar,
ese mar siempre latiendo.

No, ya no puedo, no puedo
escuchar mi sentimiento;
hablarte como si fuera
yo, y no la noche, quien tiembla.


*


PEDRO SALINAS 

"LOS MARES"

El mar. Chasquido breve,
muerte de adolescencia
sobre la arena tibia.
Playa.
El mar. Ámbito exacto:
allí acaba, aquí empieza,
aquí estoy yo, allí ella.
Ausencia.
El mar. Embate plano
contra las rocas tajadas.
Escribe blanca espuma
con el cantil su acróstico.
Se lo descifra el viento.
Secreto.
El mar. Sal en los labios
que beso, y esa gota
que va rodando, ajena,
por mejilla sin llanto.
La sal y el agua
en el amor y en el aire.
El mar. Las rastrojeras
ardidas.
Un chopo solo y quieto.
Esqueléticos galgos
buscan agua en el cauce
seco.


*


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

"MAR IDEAL"

Los dos vamos nadando
-agua de flores o de hierro-
por nuestras dobles vidas.
-Yo, por la mía y por la tuya;
tú, por la tuya y por la mía-.
De pronto, tú te ahogas en tu ola,
yo en la mía; y, sumisas,
tu ola, sensitiva, me levanta,
te levanta la mía, pensativa.


*


VICENTE ALEIXANDRE

"EL MAR"

¡Quién dijo acaso que la mar suspira,
labio de amor hacia las playas, triste?
Dejad que envuelta por la luz campee.
¡Gloria, gloria en la altura, y en la mar, el oro!
¡Ah soberana luz que envuelve, canta
la inmarcesible edad del mar gozante!
Allá, reverberando
sin tiempo, el mar existe,
¡Un corazón de dios sin muerte, late!


*


OCTAVIO PAZ

"MAR POR LA TARDE"

Altos muros del agua, torres altas,
aguas de pronto negras contra nada,
impenetrables, verdes, grises aguas,
aguas de pronto blancas, deslumbradas.
Aguas como el principio de las aguas,
como el principio mismo antes del agua, 
las aguas inundadas por el agua, 
aniquilando lo que finge el agua.
El resonante tigre de las aguas, 
las uñas resonantes de cien tigres, 
las cien manos del agua, los cien tigres
con una sola mano contra nada.
Desnudo mar, sediento mar de mares, 
hondo de estrellas si de espumas alto, 
prófugo blanco de prisión marina 
que en estelares límites revienta,
¿qué memorias, qué rocas, yelos, islas, 
informe confusión de aguas y nada, 
qué mares, encendidos prisioneros, 
dentro de ti, bajo tu pecho, cantan?
¿Qué violencias recónditas, qué labios, 
conmueven a tu piel de verdes llamas?, 
¿qué desoladas aguas, costas solas, 
qué mares invisibles, mar, alías?,
¿dónde principias, mar, dónde te viertes?, 
¿dónde principias, tiempo, vida mía, 
ejército de humo y de mentira, 
adónde vas, latido, carne, sueño?
¿Dónde te viertes, avidez de nada? 
No soy la piedra que se precipita, 
soy su caída, y más, soy el abismo, 
el círculo de sombra en que se ahonda.
Tiempo que se congela, mar y témpano, 
vampiro de la luna o se despeña: 
madre furiosa, inmensa res hendida, 
mar que te comes vivas las entrañas.


*


MARIO BEDEDETTI

"EL MAR, ESE EVANGELIO"

El mar / ese evangelio donde dicen
que jesús caminó con desparpajo
esa alfaguara de los invasores
esa fontana de los pusilánimes
sabe mucho muchísimo de náufragos

el mar lleva en la cresta de sus olas
destellos esotéricos del faro
una copia virtual del universo
que acabará dejando en otra orilla /
el frágil recadero de la historia
se transforma en gigante sordo y mudo

si está desaforado llega y huye
por algo es la ocasión de los suicidas /
si está manso y benigno / languidece
con los corales y los pescadores
el mar empieza en mi balcón de rocas
y acaba en la mitad del horizonte


*


CHARLES BAUDELAIRE

EL HOMBRE Y EL MAR

¡Hombre libre, tu siempre preferirás el mar!
La mar es el espejo en que tu alma se mira,
en su onda infinita eternamente gira,
y tu espíritu sabe lo amargo saborear.

Hundiéndote en su seno, desnudo para el viaje,
la acaricias con brazos y ojos; tu corazón
se distrae muchas veces de su propia canción
al escuchar la suya, indómita y salvaje.

Los dos sois tenebrosos y a la vez sois discretos:
hombre, nadie ha llegado al fondo de tu abismo;
¡oh mar!, nadie ha llegado a tu tesoro mismo;
¡con tan celoso afán guardáis vuestros secretos!

Y entre tanto que pasan siglos innumerables,
sin piedad y sin miedo uno y otro atacáis,
de tal modo la muerte y el combatir amáis,
¡oh eternos luchadores, oh hermanos implacables!

*


LUIS CERNUDA

DONDE HABITE EL OLVIDO
VI
El mar es un olvido,
una canción, un labio;
el mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.

Es como un ruiseñor,
y sus aguas son plumas;
impulsos que levantan
a las frías estrellas.

Sus caricias son sueño,
entreabren la muerte,
son lunas accesibles,
son la vida más alta.

Sobre espaldas oscuras
las olas van gozando.

                                                                               

                                                                               


OLGA NOVO

HERBOSA  (Fragmento)

eu nacín aprendida a ser aberta

como casa mariñeira
e a ser fácil muller de chuvias e tormentas.

eu non sei cómo non cheguei a torques,

retroñada.

estaba destinada a xerfa e dolmen

porque tiña vontade de loucura
e tódolos ciclos do entusiasmo.

aprendera a ler pola palma das mans,

sabía fondear en tódalas arquitecturas do lume
e restituí-la chuvia
coma tocar las palabras pola punta do océano.

déranme un fardo de brisas

pero eu detíñame nas túas ventoeiras
porque non curan o mal das lagoas
nin a forma máis antiga de ser bosque.


quería saborear tódalas frituras

da explosión do ocre,
resolve-los aromas tristes
en pracer excesivo
e desnorta-lo repouso
coma escindi-lo corpo
ata consegui-las últimas figuras
da caída libre.

lembro ter sido

todo xénero de canto de pole
ou algún lugar da fascinación dos renos.

(e soamente iso é

coma se tóca-las palabras
pola punta do océano
e perdes enredadeiras por onde camiñas
e che medran areas no canto da pel)


eu non sei cómo non esgotei

as posibilidades de cen tipos de neve.






LUIS ENRIQUE PRIETO

DE SALITRE

De salitre
son los sueños de la costa,
de la sal y de ese olor
empalagoso y tierno
que te acompaña perenne
en las mañanas del puerto
y en los atardeceres de poniente.

De salitre
son las penas de las hembras
que observan en la noche la arribada
de los barcos a sus casas
contando a lo bajo las ausencias
de los hijos que se fueron.

De salitre
son los amores perdidos
tierra adentro
cuando el olor de las olas
se va diluyendo
y se entremezcla con las jaras
y el asfalto pegajoso.

De salitre
nuestras vidas calladas
que se pegan como el salitre
en los trasfondos del alma.




ESCÚCHAME MAR

Escúchame mar:
ahora me voy. Me voy
pero no te dejo
porque es imposible dejar el corazón
y llevarse tan solo el cuerpo.

Me voy hacia tierra adentro

pero llevo pegado a los costados
todo tu mundo abierto de promesas
que has dejado colgadas
de mi alma mensajera.

Y llevo tus olas y la furia

de tus vientos contrapuestos,
y la sangre de tus gentes laborantes
y de las gentes que se pierden
en tu frontera maldita.

Y llevo tu magia y tus misterios,

tus colores y el ronroneo incesante
de la música de tu cuerpo
cuando choca con el aire
o cuando besa las arenas soñadoras
de las playas recelosas.

Y llevo, sobre todo y más que nada,

llevo todas tus promesas
y todos tus silencios.

Te llevo, mi mar,

hacia donde la tierra
huele y sabe a materia prometida,
donde el viento choca con las rocas
y el agua no tiene salitre
ni peces, ni algas, ni cangrejos.

Pero te llevo hasta la próxima.

                                                    

                                                         Playa de la Barrosa. Cádiz, Agosto/2000.



                                                                        *


                                                       RAFAEL LORENZO  (Santo Domingo)



La magnitud de tu ola oceánica
Simple y sencillamente
Me desarraigó
De mi seguro puerto
Desmantelando mi artística
Instalación.
Bastó una sola oleada
Para que mi enternecido
Corazón
Tornase añicos,
Fuese arenisca
Junto a mi ilusión
No había forma de prever
Que el ímpetu de las espumas
De tus olas
hicieran tal estrago en mi sedentario ser.
Yo aquella tarde
Me aferraba al acantilado
con el instinto más seguro 
de debajo de mi dermis
cuando el tamaño exagerado
de tu oceánica ola
despejó de un solo golpe
las plumas de mis cielos
las nubes de mi piel.



*


MARITA RODRÍGUEZ-CAZAUX


EL MAR LLEGÓ AL CEMENTO DE MI BARRIO


Caminando por mi acera hacia la ochava,
cruzando en diagonal las avenidas
tras una arcada de oleaje en el asfalto, 
hay un mar de sal que siempre espera.
A luz verde del semáforo  
cruza pleamar latido de bocinas,
 inquieta mecedora los veleros 
que ancla en el shopping por la orilla.
Titilante ojo de guiño colorado
entra hasta la playa más cercana,
entre las curvas de una chica de solero
con escote atrevido de oleadas.
Un grupo de bañistas extranjeros
ríe con risas de acento bronceado
y una pareja se besa sin vergüenza
en el refugio de acrílico esmaltado
donde detiene su marcha el colectivo.
A resguardo de viento osado y obsecuente
con los pies enterrados en la arena,
 una mujer hojea una revista.
Por obra y gracia de sirenas espejadas
de azul turquesa y rojo coralino,
tres niños levantan las almenas
de un castillo de baldosas en la acera
que baldea empecinada una vecina.
Muchachos de torsos bronceados
con el pelo de luz humedecido,
surfean sobre blancas medianeras
de cal aguamarina que se extienden
en el toldo del kiosco de cigarros. 

Es tanto mar el mar que hay en mi barrio
y tal el empedrado a la deriva
que asomados a un riscoso acantilado
los turistas japoneses sacan fotos.
Telón cuadrado es la plaza y el mercado
con fondo griego de mítica belleza
o caribeño mar de sones espumosos.
Abierto mar de aire mediterráneo,
mar de elástica brisa congoleña,
o mar de grises fríos, sudamericano.
Mar de corsarios, mar de galeones,
mar de esnobistas en cruceros glamorosos,
mar de barcazas a brochas de colores, 
mar de tabaco y canto marinero.

Mar lleno de mar. Mi agua salobre.
Tan sólo con cruzar en diagonal las avenidas,
caminando hacia la ochava por mi acera,
mar lleno de mar, de mar me cubre.


* * *


José Mármol, Premio Casa de América de Poesía Americana, nació en Santo Domingo, en 1960. 
Sus obras han sido galardonadas en prestigiosos concursos literarios nacionales e internacionales. Ha publicado “El ojo del arúspice”, “Encuentro con las mismas otredades I”, “Encuentro con las mismas otredades II” y ” La invención del día”, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1987. En poética, es autor de “Poema 24 al Ozama”, con grabados del artista español Rufino de Mingo, “Lengua de paraíso”, que fue galardonado con el Premio de Poesía Pedro Henríquez Ureña, “Deus ex machina”, con ilustraciones de Germán Pérez. Cuenta en su haber con una antología personal titulada “Lengua de paraíso y otros poemas” y otros poemarios como “Voz reunida”, “Criatura del aire”, “La invención del día”; “Premesse per morire” (Stampa, Alternativa, Italia, 2001); o “Torrente sanguíneo”, con el que obtuvo nuevamente el Premio Nacional de Poesía. Sus más recientes obras publicadas son “Las pestes del lenguaje y otros ensayos”, “El placer de lo nimio”, “Cansancio del trópico” y “La poética del pensar y la Generación de los Ochenta”.


IMÁGENES: Mares gallegos - Internet

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