martes, 13 de agosto de 2013

CASAS


ESTRUCTURA DE LAS CASAS 

(Fragmento) 


Dentro de un dedal había un salón de costura donde la abuela bordaba rosas cuando era una niña obligada a quedarse del revés de la luz para no que no la distrajesen los ruidos del mundo.
Dentro de una foto del padre había un joven que regresaba a las montañas cruzando campos ardidos por la guerra, y había cuerpos acabados de fusilar pudriéndose en el fondo de las pupilas.
Detrás de un guante viejo había un hermano desaparecido, en un pastillero vacío acechaba la locura; sobre los platos cascados comía una familia sentada en torno de una mesa de roble; dentro de un cofre la madre guardaba cartas de pretendientes, y con las cartas esperanza y pobreza y plumas que avanzaban despacio sobre el papel rugoso de las vidas pasadas.
En tu historia había historias imposibles de limpiar y cuartos cerrados que no se abrirían nunca porque las estructuras de las casas son cajas chinas interminables y concéntricas y de la misma manera, misteriosas.



* María Rosa Lojo

Escritora, investigadora, ensayista.
“Esperan la mañana verde” (1998)


LA VIDA ERA LA CASA



Era perfumado el verde. Más alta era la sombra.
Y la casa,
           toda era blanca. 


Pinceladas de cal apresuraron
el ansia por tenerla
suelta de luz
y ancha de palabras
en el acorde de la lengua nuestra. 


Cerca del ventanal, bajo un alero raso
el farol de cristal esmerilado,
una mesita de caña misionera
y dos sillas vienesas. 

Tras las cortinas,
el sol repujaba el piso de luciérnagas
que camino a la cocina se perdían.


Sin conocer el filo de la pena,
paisaje de un mundo sin espasmos,
yo pensaba la vida bajo un alero raso,
cerca del ventanal. 


Y festejaba -pobriño- mi corazón politeísta,
filigranado de ondas de esmeriles,
los sueños que abandoné más tarde. 


El verde era más verde. Y la sombra,
aún no había bajado de su altura.




M.R.-C.
EL PAIS DE LA POESÍA

 


RÍO QUE MAR SUEÑA

                                               A Buenos Aires

 

Anochece.
En mi ciudad crece la sombra
por un cono de luz.

Desde el sur, escapa en hebras el sonido del río.

Velada voz de opaca sílice hidratada
que llega desde el vítreo leonino de las aguas
cuando se apagan las bujías de la tarde.

Astillada de sombras, Buenos Aires,
se sienta en la platea
para escuchar al río.

Murmullo de iris despereza por las calles
metálicos arpegios
que por espaldas de cemento trepan.

Cuando la noche le cae por la cara,
desborda y musita y se confiesa,
su pena líquida de ser río que mar sueña.

 


M.R.-C.
EL PAÍS DE LA POESÍA - Derechos Reservados (2010)


                                                                       * * *

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