jueves, 4 de diciembre de 2014

PUBLICADO POR EDITORIAL DUNKEN




Foto: CARTAS DE AMOR Y LIBROS AL PIE DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
por Marita Rodríguez-Cazaux

Versión original en:
https://docs.google.com/document/d/1otqPYaive-nhdbED3xJvV85fM5ykvjXSBjKpPCq7tjk/edit?pli=1

Al leer cartas de amor que intercambiaron grandes mujeres y grandes hombres, se llega a la convicción que el sentimiento es tan idéntico, tan implícito en todos, que podríamos nosotros también, alejados de esa cumbre de talento, transitar los mismos afanes y atrevernos a poner en renglones que nada tienen que ver con computadoras y celulares, aquellas palabras llanas y sentidas, que desnudan momentos amorosos.
De eso se trata, ir a la llaneza del papel y, con mano alzada, rubricar lo que nos circula por los laberintos, algunos tan recelados, que apenas tanteamos. 
A esta invitación, va dirigida la carta que comparto, extraída de un cofre familiar, con la esperanza de que emulemos la actitud de quien la escribe tan bellamente, y obsequiemos, en las Fiestas que se acercan, el  regalo más digno de ser depositado al pie del árbol de Navidad.
             
                 
                                       Buenos Aires, 28 de noviembre de 1922

José mío:
     Falta casi un mes para las Navidades, y las cartas tardan días en llegar, por eso te escribo como si lo fuera, al pensar que la presente estará en tus manos para esas Pascuas.  
    Hace calor por aquí, mira qué distinto, de todas maneras me parece que cae la llovizna en el monte y que el viento aúlla. 
   Dos niños de la escuela me trajeron un libro, María, de Jorge Isaac, y como me gustó mucho te lo mando también en el paquete con la ropa. Pepe, no lo pierdas, habla de amores. Cuando lo  leas has de imaginar que soy yo misma quien te habla.
   Todos te mandan algo, hasta Jacinto que ahora escapa porque lo persiguen, te dejó un  cinturón de él, hay que arreglarle la hebilla que está doblada. Yo pensé que era mejor mandarte este libro, porque un libro, es mucho más que ningún otro regalo. 
   Pepito,  le hice una cruz a las declaraciones de amor que Efraín dice a María. Cómo quisiera que me dijeras también estas palabras José, cuando nos veamos… que será pronto,  porque de este año no ha de pasar, ¿verdad? Es triste estar separados, para mí resulta más fácil en este país tan grande, pero no es igual allí. Muchas veces me quedo pensando en eso y me da por llorar.
  Te cuesta escribir José, eres un tonto en eso, y tu novia se enfada porque no recibe las cartas que quisiera. Te perdono si me contestas la presente, porque en ella te mando cariños.
    José, no me engañes, mira que me entero y entonces no te perdono, por más que lo pidas mil veces. Lee el libro, déjate de dar vueltas y ponte a leer que es bueno y más cuando estamos  separados, y acuérdate de que te digo eso mismo que lees, a ver si te emocionas tal como yo.
   Dale respetos a… Sigue la carta con asuntos familiares  y la firma, Áurea.

* La carta ha sido traducida al castellano y algunos párrafos se han evitado. La familia de José y Áurea, acepta la traducción del gallego y permite su publicación en todo medio gráfico.



   
                                                                                      
                                       Por Marita Rodríguez-Cazaux



Al leer cartas de amor que intercambiaron  grandes mujeres y grandes hombres, se llega a la convicción de que el sentimiento es tan idéntico, tan implícito en todos, que podríamos nosotros también , alejados de esa cumbre de talento , transitar los mismos afanes y atrevernos a poner en renglones que nada tienen que ver con computadora s y celulares , aquellas palabras llanas y sentidas, que desnudan momentos amorosos.
De eso se trata, ir a la llaneza del papel y, con mano alzada, rubricar lo que nos circula por los laberintos, algunos tan recelados, que apenas tanteamos.
A esta invitación, va dirigida la carta que comparto, extraída de un cofre familiar, con la esperanza de que emulemos la actitud de quien la escribe tan bellamente, y obsequiemos, en las Fiestas que se acercan, el  regalo más digno de ser depositado al pie del árbol de Navidad.


                             
                                 Buenos Aires, 28 de noviembre de 1922

   José mío:

     Falta casi un mes para las Navidades, y las cartas tardan días en llegar, por eso te escribo como si lo fuera, al pensar que la presente estará en tus manos para esas Pascuas.  
    Hace calor por aquí, mira qué distinto, de todas maneras me parece que cae la llovizna en el monte y que el viento aúlla.
   Dos niños de la escuela me trajeron un libro, María, de Jorge Isaac, y como me gustó mucho te lo mando también en el paquete con la ropa. Pepe, no lo pierdas, habla de amores. Cuando lo  leas has de imaginar que soy yo misma quien te habla.
   Todos te mandan algo, hasta Jacinto que ahora escapa porque lo persiguen, te dejó un  cinturón de él, hay que arreglarle la hebilla que está doblada. Yo pensé que era mejor mandarte este libro, porque un libro, es mucho más que ningún otro regalo.
   Pepito,  le hice una cruz a las declaraciones de amor que Efraín dice a María. Cómo quisiera que me dijeras también estas palabras José, cuando nos veamos… que será pronto,  porque de este año no ha de pasar, ¿verdad? Es triste estar separados, para mí resulta más fácil en este país tan grande, pero no es igual allí. Muchas veces me quedo pensando en eso y me da por llorar.
  Te cuesta escribir José, eres un tonto en eso, y tu novia se enfada porque no recibe las cartas que quisiera. Te perdono si me contestas la presente, porque en ella te mando cariños.
    José, no me engañes, mira que me entero y entonces no te perdono, por más que lo pidas mil veces. Lee el libro, déjate de dar vueltas y ponte a leer que es bueno y más cuando estamos  separados, y acuérdate de que te digo eso mismo que lees, a ver si te emocionas tal como yo.
   Dale respetos a… (Sigue la carta con asuntos familiares)
                                                                     
                                                                                     Áurea.



* La carta ha sido traducida  al castellano y algunos párrafos se han evitado. La familia de José y Áurea, acepta la traducción del gallego y permite su publicación en todo medio gráfico. 

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