jueves, 8 de octubre de 2020

NOBEL DE LITERATURA 2020


LOUISE GLUCK





Louise Elisabeth Glück (Nueva York, 1943) es una poeta estadounidense de ascendencia emigratoria. 
Se licenció en 1961 por la George W. Hewlett High School en la ciudad de Hewlett, Nueva York. Posteriormente asistió al Sarah Lawrence College en Yonkers (Estado de Nueva York), y a la Universidad de Columbia. En 1993, ganó el Premio Pulitzer de poesía por su poemario The Wild Iris (El Iris Salvaje).
Ha recibido también el National Book Critics Circle Award por Triumph of Achilles (La victoria de la Aquiles), el Premio de la Academia Americana de Poetas por Firstborn (El Primogénito)sí como numerosas becas Guggenheim. En este momento vive en Cambridge, Massachusetts, y desarrolla actividades de docencia en el departamento de lengua inglesa del Williams College en Williamstown, Massachusetts. De forma paralela, imparte clases en la Universidad de Yale y fue profesora invitada en la Universidad Industrial de Santander​.
Glück es autora de once libros de poesía, entre los que se incluye Averno, The seven ages, Vita Nova, por el que fue galardonada con el Premio de Poesía de The New Yorker, Meadowlands, The Wild Iris (El iris salvaje) 'The First Four Books es una compilación de su poesía temprana.






AMOR BAJO LA LUZ DE LA LUNA


A veces un hombre o una mujer imponen su desesperación
a otra persona, a eso lo llaman
alternativamente desnudar el corazón, o desnudar el alma.
(Lo que significa que para entonces adquirieron una.)
Afuera, la tarde de verano, todo un mundo
arrojado a la luna: grupos de formas plateadas
que podrían ser árboles o edificios, el angosto jardín
donde el gato se esconde para revolcarse en el polvo,
la rosa, la coreopsis y, en la oscuridad, 
la cúpula dorada del capitolio
transformada en aleación de luz de luna,
forma sin detalle, el mito, el arquetipo, el alma
llena de ese fuego que en realidad es luz de luna,
,tomada de otra fuente, y brilla unos instantes, 
como brilla la luna: piedra o no,
la luna sigue estando más que viva.


SEMEJANZA FINAL


La última vez que vi a mi padre ambos hicimos lo mismo.
El estaba parado en la puerta de su habitación,
esperando que yo acabase de hablar por teléfono.
Que él no estuviera pendiente a su reloj
era una señal de que quería conversar.
Conversar para nosotros siempre significó lo mismo.
El decía algunas palabras, yo decía unas de vuelta.
Y en eso consistía.
Casi terminaba agosto, hacía mucho calor, mucha humedad.
Al lado los trabajadores arrojaban gravilla fresca en la marquesina.
Mi padre y yo evitábamos estar solos;
No lográbamos conectarnos, hablar por hablar.
Era como si no existieran
otras posibilidades.
Así que esta era especial: cuando un hombre se esta muriendo,
hay de que hablar.
Debe haber sido temprano en la mañana. De un lado a otro de la calle
los aspersores empezaron a funcionar. El camión del jardinero
apareció al final de la cuadra
hasta que se detuvo para estacionarse.
Mi padre quería contarme cómo era eso de morirse.
Dijo que no estaba sufriendo.
Dijo que se había quedado esperando el dolor, aguardando, pero nunca vino.
Lo único que sentía era una especie de debilidad.
Le dije lo mucho que me alegraba, que me parecía que tenía suerte.
Algunos de los maridos se subían a sus carros para ir al trabajo.
No gente que conociéramos. Nuevas familias,
familias con niños pequeños.
Las amas de casa se paraban en la marquesina, gritando o haciendo ademanes.
Nos dijimos adiós como acostumbrábamos,
Sin abrazarnos, nada dramático.
Cuando el taxi vino, mis padres lo observaron desde la entrada,
Agarrados de las manos, mi mamá tirando besos como suele hacer,
ya que le molesta cuando una mano no se está usando.
Pero por primera vez, mi padre no sólo se quedó parado ahí.
Esta vez saludó.
Eso mismo hice yo en la puerta del taxi.
Como él, saludé para esconder el temblor de mi mano.


EL IRIS SALVAJE


Al final del sufrimiento me esperaba una puerta.
Escúchame bien: lo que llamas muerte lo recuerdo.
Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol temblando sobre la seca superficie.
Terrible sobrevivir como conciencia, sepultada en tierra oscura.
Luego todo se acaba: aquello que temías,
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en bajos arbustos.
Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo
podría volver a hablar: lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz:
del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celeste aguamarina.


AMANTE DE LAS FLORES



En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.
Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos
junto a los escalones de ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.
No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…

Del libro Ararat (1990)
Traducción de Abraham Gragera López. Pre-Textos, 2008


LAGO EN EL CRÁTER


Entre el bien y el mal hubo una guerra.
Decidimos que el cuerpo fuese el bien.
Eso hizo que el mal fuese la muerte,
que el alma se volviera
completamente en contra de la muerte.
Como un soldado que desea
servir a un gran señor, el alma
desea cerrar filas con el cuerpo.
Se puso en contra de la oscuridad,
en contra de las formas de la muerte
que reconocía.
De dónde viene la voz
que dice: y si la guerra
fuese el mal, que dice
y si fue el cuerpo el que nos hizo esto,
nos hizo tener miedo del amor.

Del libro Averno (2006)
Traducción de Abraham Gragera López y Ruth Miguel Franco. Pre-Textos, 2011


LAS SIETE EDADES


En mi primer sueño el mundo parecía
lo salado, lo amargo, lo prohibido, lo dulce
En mi segundo sueño descendía,
era humana, no veía nada de nada
bestia como soy
debía tocarlo, contenerlo
me escondí en la arboleda,
trabajé en los campos hasta que quedaron yermos
un tiempo
que nunca volverá-
el trigo seco en gravillas, cajones
de higos y aceitunas
Hasta amé alguna vez, a mi manera
repugnante, humana
y como todo el mundo llamé a ese logro
libertad erótica,
por absurdo que parezca
El trigo cosechado, almacenado; seca
la última fruta: el tiempo
que se acumula, sin usar,
¿también termina?

Del libro Las siete edades (2001)
Traducción de Mirta Rosenberg. Pre-Textos, 2011


LA DECISIÓN DE ODISEO


El gran hombre le da la espalda a la
isla.
Su muerte no sucederá ya en el
paraíso
ni volverá a oír
los laudes del paraíso entre los olivos,
junto a las charcas cristalinas bajo los cipreses.
Da comienzo ahora el tiempo en el que oye otra vez
ese latido que es la narración
del mar, al alba cuando su atracción es más
fuerte.
Lo que nos trajo hasta aquí
nos sacará de aquí; nuestra nave
se mece en el agua teñida del puerto.
Ahora el hechizo ha concluido.
Devuélvele su vida,
mar que sólo sabes avanzar.

Del libro Praderas (1996)
Traducción de Andrés Catalán. Pre-Textos, 2017


EL VESTIDO


Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.
El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?
Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado
grande
para ella.
Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.


Del libro Vita nova (1999)
Traducción de Mariano Peyrou. Pre-Textos, 2014

Fuente: Internet



martes, 6 de octubre de 2020

POETAS CENTROAMERICANOS



LAUREANO ALBÁN





Laureano Albán Rivas (Turrialba, 1942) es un escritor de Costa Rica, reconocido internacionalmente como poeta, Premio Nacional de Cultura Magón 2006.

Estudió en la escuela de Santa Cruz de Turrialba, donde conoció a Jorge Debravo, mayor que él, con quien fundó el Círculo de Poetas de Turrialba. 
Ya en los años sesenta, siempre junto a su amigo Debravo, creará en San José el Círculo de Poetas Costarricenses, que vendría a influir en la literatura de esa época y en las generaciones posteriores. 
El grupo se dedica a hacer talleres y a publicar sus obras a pesar de la escasez de recursos y continúa su labor incluso después de la muerte, en un accidente automovilístico en 1967, de Debravo. Aun así, el Círculo se mantuvo y continuó publicando.

Albán lanzó en 1974 —ya después de haber publicado varios poemarios y un esbozo crítico de la poesía costarricense—, el Manifiesto trascendentalista junto con Julieta Dobles, Rónald Bonilla y Carlos Francisco Monge.
Este movimiento literario, cuya creación generó polémica en Costa Rica, llegó a España en el año 2000, cuando Albán fundó en Madrid el grupo trascendentalista de Aranjuez, que ha mantenido activo en la península bajo la cooordinación de la poeta española Monserrat Doucet.

Ya con anterioridad, en 1979, Albán había viajado a España para recibir el Premio Adonáis de Poesía por su libro Herencia del otoño, donde luego se desempeñaría como diplomático en la embajada de su país en Madrid. 
Al año siguiente obtiene los primeros reconocimientos en Costa Rica al ganar el Nacional Aquileo J. Echeverría de Poesía y el concurso Una Palabra, de la Universidad Nacional, con su poemario La voz amenazada. Desde entonces, ha sido distinguido con muchos otros galardones, el más importante de los cuales ha sido el Magón, en 2006.

En su patria se ha desempeñado como presidente del Círculo de Poetas Costarricenses, profesor de Teoría y Práctica de la Creación Literaria en la Universidad de Costa Rica (1990-1998), y a partir de 2004 ocupa la silla D en la Academia de la Lengua.

Como diplomático ha sido ministro consejero en Madrid (1981-1983), embajador ante las Naciones Unidas en Nueva York (1983-1986), en Israel (1987-1990) y ante la Unesco (1998-2002).



HACIA OTRA LUZ
A Ruth y Carlos Bousoño



El otoño se enciende ante mi puerta
como un manso misterio
invocando cegantes lejanías.

Yo reconozco en él lo que no ha sido.
Es casi una pasión transfigurándose
en la móvil frontera de las cosas.
Es un vencido mar que baja al polvo.
En su dormida voz
se agita el tenso límite
de la piedra y la luz

El otoño nos deja la pureza,
nos salva del dolor por milagro.
Arde su luz en nuestra voz incierta
y vence sin herir, sin corromper,
transmutando los sueños
como un espejo de infinita calma
en donde nos miramos reflejados
en otra eternidad.



LOS ÍNFIMOS CREPÚSCULOS
A Conchita Rafael Morales



Amo las cosas que gastadas brillan
como si los crepúsculos se hubieran
quedado en ellas para siempre ardiendo.

Los bordes de las sillas afinados
por la devoción clara de los dedos.
Los vasos transparentes de servir
manantiales distantes.
Los pisos sometidos a la sombra.
Los trajes deshilados por el aire.

Amo su fatigada servidumbre
de diamante apagado,
la sumisa pasión de sus silencios.

Amo su alma de otoño que fue alta
y compartió los ojos del milagro.

Su manera de darnos el olvido,
sin llanto ni violencia,
como una sabia cercanía brillando,
como la mano del amor sin nadie.

Amo los libros viejos
manoseados por la luz,
los guijarros que caben en la mano
donde brillan paisajes lejanísimos.

Porque va hacia el adiós su lenta música
se abrazan a la sombra sin gemir,
callando como el fuego olvidado de las lámparas
que quedan solas al llegar el alba.



REVENAR
A Justo Jorge Padrón



Después de haber bebido
el trago largo, espeso, de la furia.
Cuando la mano acepta su destino
de empuñadura de los sueños solos.
Y se alcanza la inútil y vidente
beatitud del mar.

Cuando se entiende
la voluntad total de la mañana.
Y la luz agotada
de las lámparas ciegas de la tarde
nos arrastra, deslumbra y precipita
hacia las consecuencias últimas del llanto.
Es preciso vencer,
ganarle la partida al vínculo perenne
del alma con la muerte.
Restañar los clamores
heridos del recuerdo,
sin más propósito
que el de permanecer
ardiendo, ardiendo.



CLARIDAD AGONIZANTE
A José Luis Cano



El otoño se muere
sin un solo esplendor.
En los árboles raudos de la tarde
permanece su aliento conmovido
como una claridad agonizante.
Es el veloz destino del misterio
apresado en las ramas de la muerte.
De pronto, el viento se distiende y calla
como en un estertor,
sube el frío nocturno hasta los sueños
crispados de las hojas,
caen remolinos de silencio hiriente,
volátiles espejos de la lluvia,
alas nunca soñadas
se apagan y se encienden en el alma,
rostros amados finge el horizonte,
y como si pasara el mar,
el mar más imposible,
se detiene el otoño
y surge la verdad
conmovida del sueño del invierno.



CERTIDUMBRE DE POLVO


Somos una verdad a medias,
por eso algo nos duele siempre demasiado.
¿Y la mirada? Ahí habita el llanto
y un esplendor de incógnitas cenizas,
insaciable y tenaz como la sombra.

Damos un paso: tiento de tinieblas
al borde del veloz abismo diario,
del furor de la muerte que se apresta
certera a derribar el corazón.

Por eso vuelvo a ti
con tu nombre brillando entre los ojos
contra el vacío sin dios,
y me detengo, certidumbre
de polvo enamorado
ante la muerte que se va llamándonos.



CERTEZAS DE LA TIERRA
A Leopoldo Azancot

La muerte es el perdón. Es el otoño
devolviendo a la sangre su hermosura.
Detiene los relojes del aliento.
Hace bajar los párpados pesantes
de oscura verticalidad,
como un paisaje terminado tarde
alrededor del corazón.

La muerte no corroe, sólo salva
la pureza imposible de las cosas.
Es un gastado espejo
que reflejara apenas los milagros.
Devuelve el fruto a su caída y fija
de un modo permanente
la impermanencia de vivir.

La muerte emprende el mar cada mañana,
le impone un horizonte derrotado,
lo llena de pequeños escombros apagándose.
Y mezcla en él al hombre con sus lágrimas,
al cielo con su precipitada lejanía.
Preserva todo
en la alta urna rota del otoño.

La muerte justifica, da sentido
al sueño que decae entre los ojos.
Es el blanco apagado
en donde acertaremos para siempre.



VESTIGIOS MÁS ALLÁ DEL OTOÑO
A Francisco Brines

Cuando ya no te queda sino el viento
segado en una mano
y en la otra la luz arde callando,
pues lo has gozado todo, sin quererlo,
como un niño perdido en una fiesta,
y el mundo pende de tus ojos,
sueño vencido por el tiempo,
y te puedes morir transfigurado
sin despertar ni una oración ni un pájaro.

Ya has ganado el silencio,
no el corrupto, el pedestre silencio del olvido,
sino el alma mayor de las palabras
gastadas totalmente.

Has pasado el umbral
y habitas la sagrada zona última.

Has llegado hasta el límite indefenso,
a la altura agotada por los vuelos.
Y debes sonreír, como una máscara
que sube al sacrificio,
siendo temor, difusa pesadumbre
de sueños que se adentran en la muerte.

Cierras los ojos y entras como un niño
a los lentos rescoldos del otoño,
más allá de lo puro y lo destruido,
salvado tras el último silencio.




NOCTURNO DE TU BOCA

Hay lunas en la sombra
que vienen del silencio.
Lunas de sólo sed
que me celan besándome.
Lunas que el espejismo
de vivir me dejaron
para siempre empapado
de verdades tan húmedas, y tan fieras,
como la antigua sombra
del cuerpo sobre el cuerpo
en los ríos de la gloria.

Ven y dame la luna-profecía de tu boca.
Su humedad tan secreta que la vida la sueña.

Su pulpa bendecida
por todas las campanas del ayer.

Ah, tu boca, lentísima
como el tiempo en las horas
primeras del olvido.
Bajando a las raíces
como buscando lluvias,
subiendo a los dinteles
del día enarbolado
por la mano del día.

Entre todas las lunas
-espejos de las vidas-
las lunas que un instante
de niebla son verdad
porque el beso las finge
para siempre perfectas.

Entre todas las lunas
que en la noche se mecen,
agoreras, voladas
y anunciando su lenta
pasión contra el olvido.

Entre todas las lunas,
yo prefiero y escojo,
aquí junto a los mares
que me ignoran soñándome;
yo prefiero la luna
de espejos infinitos
de tu boca y tu boca
enfrentando la copa
del olvido del mundo.

Que besar es un viejo
ejercicio de asombros,
que heredamos de todas,
tantas fugas vividas...
Y tú besas. Tu boca
besando dice -¡díme!-
la verdad vencedora
de los besos del tiempo.

Hay lunas en la sombra
que vienen del silencio.
Lunas de sólo sed
que me celan besándome.
Lunas que el espejismo
de vivir me dejaron
para siempre empapado
de verdades tan húmedas, y tan fieras,
como la antigua sombra
del cuerpo sobre el cuerpo
en los ríos de la gloria.

Ven y dame la luna-profecía de tu boca.
Su humedad tan secreta que la vida la sueña.

Su pulpa bendecida
por todas las campanas del ayer.

Ah, tu boca, lentísima
como el tiempo en las horas
primeras del olvido.
Bajando a las raíces
como buscando lluvias,
subiendo a los dinteles
del día enarbolado
por la mano del día.

Entre todas las lunas
-espejos de las vidas-
las lunas que un instante
de niebla son verdad
porque el beso las finge
para siempre perfectas.

Entre todas las lunas
que en la noche se mecen,
agoreras, voladas
y anunciando su lenta
pasión contra el olvido.

Entre todas las lunas,
yo prefiero y escojo,
aquí junto a los mares
que me ignoran soñándome;
yo prefiero la luna
de espejos infinitos
de tu boca y tu boca
enfrentando la copa
del olvido del mundo.

Que besar es un viejo
ejercicio de asombros,
que heredamos de todas,
tantas fugas vividas...
Y tú besas. Tu boca
besando dice -¡díme!-
la verdad vencedora
de los besos del tiempo.



Premios

Premio Adonáis de Poesía 1979 por Herencia del otoño (Madrid, España)
Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría 1980
Primer Premio de Cultura Hispánica 1981 (Madrid, España)
Premio Hispanoamericano de Literatura 1982 (Huelva, España)
Premio Internacional de Poesía Religiosa 1983 (Burgos, España)
Premio Único de la VII Bienal de Poesía 1983 (León, España)
Premio Columbia University Translation Center 1983 (Nueva York, EE. UU.)
Premio Centroamericano de Poesía Walt Whitman 1986
Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo 1989 (Madrid, España)
Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría 1993
Premio Nacional de Cultura Magón 2006


Obras más importantes

Herencia del otoño, 1980
La voz amenazada, 1981
Geografía invisible de América, 1981
Autorretrato y transfiguraciones, 1983
Aunque es de noche, 1983
El viaje interminable, 1983
Biografías del terror, 1984
Infinita memoria de América, 1987
Todas las piedras del muro, 1989
Suma de claridades, 1992
Los nocturnos de Julieta, 1993
Enciclopedia de maravillas, tomos I,II,III; 1995
El libro de los sabios que nunca han existido, 2005
El peor de los pecados, 2006
Enciclopedia de maravillas, tomo IV, 2010
Eros Aeternus, 2010

POETAS CENTROAMERICANOS



JORGE DEBRAVO







Jorge Delio Bravo Brenes, conocido como Jorge Debravo (Santa Cruz, Turrialba, 31 de enero de 1938 - San José, 4 de agosto de 1967) fue un poeta costarricense..

Creció en una familia de campesinos humildes, trabajando desde niño a medio tiempo para poder ayudar a su familia. Aún así desde muy temprana edad mostró mucho entusiasmo por el estudio. 

En los primeros días del curso lectivo de 1952, su padre Joaquín Bravo se animó a llevar a su hijo de 14 años, Jorge Delio, ante la presencia de Teresita López de Albán, la joven directora y maestra de la Escuela Mixta de Santa Cruz de Turrialba, en Cartago. El jovencito había insistido mucho, y la educadora cartaginesa supo adivinar que aquel muchacho que nunca había ido a la escuela, pero que sabía leer y escribir autodidácticamente, era un diamante listo para pulir. Y ella lo pulió: lo ascendió por sus conocimientos a sexto grado, y después hasta gestionó una beca para que continuara los estudios secundarios.

Cursó la segunda enseñanza en el Instituto Clodomiro Picado. Circunstancias económicas lo obligaron a dejar los estudios y buscar trabajo en la Caja Costarricense del Seguro Social (C.C.S.S.), a los 17 años. Es por ese periodo que comienza a publicar en el periódico El Turrialbeño en compañía de varios jóvenes de su tierra (entre los que se contaba Laureano Albán y Marco Aguilar).

Tenía 21 años (1959) cuando se casó con Margarita Salazar. Ese mismo año fundó el Círculo de Poetas Turrialbeños.

En 1960 y 1961 nacieron sus hijos Lucrecia y Raimundo, respectivamente. Ese año sus méritos como trabajador le permitieron ascender al puesto de inspector de la C.C.S.S. Dicho puesto requirió que primero se trasladara con su familia a San Isidro de El General y luego al Valle Central (Heredia y San José), donde fundó el Círculo de Poetas Costarricenses.

Todas estas actividades literarias vinieron a refrescar la literatura costarricense, dando paso a lo que algunos llaman Periodo de Vanguardia Literaria.

En 1965 termina, por fin, sus estudios de secundaria y se inicia en periodismo por correspondencia y otros estudios de manera autodidacta. 
Lee constantemente sus poetas favoritos como Pablo Neruda, Vallejo, Amado Nervo, Miguel Hernández, Bécquer y Whitman.

Jorge Debravo murió a los 29 años, el 4 de agosto de 1967, cuando viajaba en su motocicleta por asuntos de trabajo. Se dice que fue un conductor ebrio quien lo atropelló.
El 31 de enero, día de su nacimiento, fue decretado en Costa Rica como el Día Nacional de la Poesía.​



HERMANO


Vengo a buscarte hermano porque traigo el poema
que es traer el mundo a las espaldas.

Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia
echa a rodar la vida en mitad de la noche.

Tengo sueños, tristezas, mansedumbre,
democracias quebradas como cántaros
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tiene
suficientes resinas amorosas.

Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.



DESPEDIDA


El camino, despacio,
retrocede a nuestras espaldas.
Todos los árboles se han alejado
hacia el poniente.
Todo en la tierra
se aleja alguna vez.
La luna y el paisaje.
El amor y la vida.
El reloj, en mi muñeca,
dice que son las cinco de la tarde.
La hora de los adioses,
la hora en que la misma tarde
agita nubecillas en despedida.



DESNUDO


La noche, deseosa, apenumbrada,
te quitó sin pensar las zapatillas...
y —por sentirse blanca y alumbrada—
desnudó blancamente tus rodillas.

Luego —por diversión, sin decir nada—
la noche se llevó tu blusa larga
y te arrancó la falda ensimismada
como una cosa tímida y amarga.

Después te colocaste travesura:
desnudaste tus pechos por ternura
y —hablando de un amor vago, inconexo—

Porque si y porque no, a medio reproche,
desnudaste también, entre la noche,
la noche pequeñita de tu sexo.



Obra Literaria

Su origen humilde le permitía acercarse a los trabajadores fácilmente en su puesto de inspector. De ahí que la poesía de Jorge Debravo se distinguió por una gran preocupación social, con varios tópicos recurrentes como la pobreza, la marginación y el armamentismo en el mundo.

Milagro abierto, 1959
Vórtices (póstumo), 1959
Bestiecillas plásticas, 1960
Consejos para Cristo al comenzar el año, 1960
Madrigalejos y madrigaloides (inédito), 1960
Romancero Amargo (Inédito), 1960
Nueve poemas a un pobre Amor muy humano (inédito), 1960
Algunas Muertes y otras cosas recogidas en la tierra (inédito), 1961
El grito más humano (inédito), 1961
Devocionario del amor sexual, 1963
Letras en tinta negra (inédito), 1963
Poemas de Amor para leerlos en la noche (inédito), 1963
Aquí también se sufre (inédito), 1964
Poemas terrenales, 1964
Digo, 1965
Nosotros los hombres, 1966
Canciones cotidianas (póstumo), 1967
El canto absurdo (inédito), 1965
Tierra Nuestra (inédito), 1965
Canciones de Amor y Pan, (inédito), 1965
Los nuevos ojos (inédito) 1966-1967
Los Despiertos (póstumo), 1972
Guerrilleros (póstumo), 1987
Hombre (1966)


APORTES CULTURALES

ANTOLOGÍAS AMERICANAS

54 poetas centroamericanos conforman
 ‘La herida en el sol’


La antología seleccionó autores americanos que escribieron entre 1957 y el 2007.

Si la poesía es un arte que busca la belleza; afirmar que alguien la ha encontrado es ya difícil; reunir a los mejores poetas de una generación: es casi una tarea imposible.
Empero, asidos a esa posibilidad, el poeta mexicano Marco Antonio Campos (editor) y nicaragüense Edwin Yllescas (compilador) presentaron el jueves la nueva antología La herida en el sol: Poesía Contemporánea Centroamericana (1957-2007) , en el Instituto de México.
“Esta no es una antología total, pero tampoco es antojadiza, creo hemos logrado transmitir una buena imagen de los que se escribe en Centroamérica”, comentó Campos.
Para mostrar la poesía costarricense fueron elegidos los poetas Jorge Debravo, Laureano Albán, Julieta Dobles, Alfonso Chase, Osvaldo Sauma, Rodolfo Dada, Diana Ávila, Mía Gallegos, Norberto Salinas, Ana Istarú, Carlos Cortés y Luis Cháves.
Desafío. Realizar una muestra del quehacer poético de medio siglo en cinco países parece, más que un proyecto; un desafío.
“Tenía el compromiso moral de presentar en México una compilación actualizada que represente a América Central”, explicó Campos, quien además de editor, fue el gestor administrativo de esta publicación ante la Universidad Autónoma de México (UNAM).
Luego de un semestre de recopilación, el trabajo de Yllescas y Campos se materializó en La herida en el sol , donde además de los poetas costarricenses, se presentan los trabajos de 42 autores del istmo.
Entre otros poetas antologados se encuentran: Enrique Noriega, Gioconda Belli, Álvaro Ultrecho, Alfonso Kijadurías, David Escobar Galindo, Roberto Sosa, Jorge Debravo, Lautaro Albán, Julieta Dobles, Alfonso Chase, Osvaldo Sauma, Rodolfo Dada, Diana Ávila, Mía Gallegos,Norberto Salinas, Ana Istarú, Carlos Cortés,Luis Chaves, José María Zonta, Guillermo Fernández.

Este proyecto, aunque nuevo en la editorial de la UNAM, ya ha sido emprendido por otros autores centroamericanos. En 1968, el costarricense Alfonso Chase publicó en México su Antología de poesías costarricenses, y años más tarde trabajó en una Poesía centroamericana contemporánea (1978) y en Poesía centroamericana Las armas de la luz (1985). Por su parte, Francisco Albizúrez publicó en Guatemala Poesía centroamericana postmodernista y de vanguardia en 1994.

La publicación fue realizada por la editorial de la Universidad Autónoma de México. (2008)

APORTES CULTURALES

 POETAS QUE CUENTAN


Compilador Osvaldo Víctor Fernández





ANTESALA 


   La presente obra da testimonio—a pasión y metáfora— de ecos y vuelos, batallares de vida de los notables poetas en ella reunidos y de la realidad genuina que ubica al ser humano, muy especialmente en este tiempo, habitando espacios de tremenda vulnerabilidad. 

   Así, en una época en la cual dicha condición ha quedado singularmente expuesta en el mundo es preciso recrear nuevas significaciones luego del caos. 

    En torno a este universo Poetas que cuentan toma letras de molde y sonoridad. 

  La poesía no quiere adeptos, quiere amantes, dice Federico García Lorca y con esta afirmación categórica referencia la relación del género lírico con el interiorismo de quien se atreve a ser poeta, el incondicional ardor que prioriza Huidobro. 

   Osadía amorosa que, es de esperar, ponga acento en unión verdadera y solidaria; auténtico acto de contrición que despide el “antes” y se dispone a plantear el desafío a través de múltiples y diferentes planos. 

  Quiera Dios que el “después” abra las puertas a letra viva y voluntad renovadora, en función de las inquietudes que nuestros poetas persiguen en sus versos. 

  Convengamos en que el poeta busca con ahínco la palabra más cercana a la esencia que quiere transmitir y solo al hallarla consigue la substancial, medular, expresión poética. 

   Plasmada habrá de quedar, entonces, como aquellos versos de la poeta María Rodríguez-Cazaux, “este amor no será si no lo escribo”, plus ultra de sí misma y acunada en la temperatura de las voces de pares y lectores. 

   Mi agradecimiento a los autores que sumándose a esta proyección han concebido tan cabalmente el magnetismo de la poesía vivida y contada. 

   Por último, reafirmo mi admiración a los poetas de soberbia altura que conforman nuestro universo literario más cercano. 

                                                                     Osvaldo Víctor Fernández

Buenos Aires, octubre 2020





Tahiel Ediciones (2020)




lunes, 5 de octubre de 2020

POESÍA SURREALISTA

 

MARÍA MELECK VIVANCO




María Meleck Vivanco (Córdoba, República Argentina, 1921 / Maldonado, Republica de Uruguay 2010).

Poeta surrealista, única mujer en el primer movimiento surrealista argentino que compiló Aldo Pellegini. 

Los poemas de María Meleck Vivanco son como el deseo inhallable en el carozo de la locura. La lujuria y sus destellos, salvando fechas, memorias y palabras en remolinos sobre el polvo de la tierra. Reproducen la fiesta de los cuerpos y la frontera de los corazones abandonados. Grieta en el mar, en constante ebullición y penumbra 
                                                                                                           Enrique Molina 

Te ha ponderado el océano, te ha tentado, te ha hecho moradora del faro del inextinguible dolor, ha trastornado el jardín de tus antiguas rosas y te ha enrolado en la Legión Extranjera de los sonidos del bajo fondo de los tembladerales de la vida-muerte. Tu condenaciones cántico, y has llegado casi hasta el borde de la esperanza desesperanzada, esa mulata rigurosa que vela con los ojos cruzados de miel solar y entiende de las leyes de la condena 
                                                                                                          Francisco Madariaga 


LOS AMANTES SE GIRAN



El trópico de Cáncer cautiva lentos péndulos Ingresa en la blancura sin malquerer su música Va a descubrir la maga que lo gira en el mundo Va a descubrir Idénticos ya no superponibles Dexogiros que avientan las ventanas del viento Va a descubrir girando quiero amarlo de cerca Girar sin parsimonias en ahuecadas órbitas Estrellas sospechadas que con la bestia giran Las carmelitas giran con sus rosarios púdicos Giran en las cadenas y el ombligo indefenso Giran chorro de amor de mirarte y tocarte Giran de sollozar eternamente océanos Este polvo que gira y la locura gira Los amantes se giran para siempre jamás.


CORAZÓN DE ALTOS PÁJAROS



Llega lo más amado y resistido Desangrado poema Bella Muerte La magia engalanada en primavera con su ríspido sueño empecinado, con su mástil cerrado de claveles
Llega lo más amado y peregrino Mil pétalos procuran su custodia entre vidrios que arrasan las ciudades entre cactus de miel y mansa lluvia
Vuelve el fondo del mar a repetirse Rompen los pies del viento su crisálida El quebrado rumor de agua secreta por los rincones verdes de una casa
Corre a la vera de un estuario ardido como si se quejaran las palabras
Inútilmente el ama se prodiga en grito despiadado y solitario
Adivino la fiebre entre diluvios (sus cuchillos de sol, sus rosas tristes)
Desangrado poema Bella muerte Corazón de altos pájaros heridos




LA BRÚJULA 



Late en mí sordamente el pulso del aroma Enferma que sonrío Desarraigada brújula sin furia sin hechizo, en diáfanas canoas regresando junto al verano de las mariposas
Un patrimonio de sutil herencia atraviesa mi sed y me contiene Vengo de la montaña dura de ajenos miradores al increíble río de la pena La lluvia enfría mis espaldas Los astros aún me desconciertan
Enferma de alta piedad De enhiestas profecías
Bajo solemnes piedras castigadas y ruidosos lagartos -los lagartos sonoros- en la fogata trémula del sol
¿Era el dolor mi eco? ¿Mi fuego diminuto? ¿Mi siesta sin malicia? ¿La infancia confundida en un relámpago?
Oh tan pequeña y lazarillo para ciegos Por la tormenta de sus ojos, bebía la palabra amor




AMAPOLA INSISTENTE 



Antes de ti, era como si los ríos no alcanzaran el mar Las flores clausuraban su espejo y allí desvanecían Tantos opacos y miserables años en esta cima oscura de la tierra
Ahora bendigo tu nombre de enjambre alborozado
Tus palabras, serafines de lluvia que refrescan el tedio Tu sangre, amapola insistente sobre la aldaba inmóvil de la muerte
Y tus signos Tus signos para encontrar a dios 



MIENTRAS EL MAR JADEA



La salamandra anfibia muere lenta 
con su pezón abierto a resplandores 
Amante ciega va doblando rasos 
Resuman sangre sus prensiles verdes
Adivino a las dulces salamandras
donde los astros vivos se alimentan
yo desterrada y mis crecidos ríos
reclaman a su arbitrio rosas huecas
Los perfumes del alba son aquellos
mientras el mar jadea en el espejo



PIEDRA DE SUAVIDAD



El fanal de una tórtola se disuelve en el cielo
De los jacarandáes chorrea miel azul
Guardo en mi corazón el desamparo que respiran los muertos
La trayectoria bautismal del poema
Los fragores del mar   Del inasible mar
La llave que abre las cartas de los prisioneros
El refucilo adentrándose a la rosa
Los piratas del sol
que enarbolan un remolino de oro con su séquito
y extraigo de la piedra necesidad y el inquietante cárdeno que sustrae mis besos




Obras 

Taitacha Temblores Arequipa Perú, 1956.Premio Libro de Oro – Lima - Perú. 
Memorias y ausencias Buenos Aires,1966. Edición de la autora. 
Hemisferio de la Rosa Editorial Francisco A. Colombo. Buenos Aires,1973 
Rostros que nadie toca Ed. Francisco A. Colombo. Buenos Aires, 1979. Premio Fundación Oliverio Girondo 
Los Infiernos Solares Ed. Fundación Para La Poesía. Buenos Aires, 1988. 
Balanzas de Ceremonias Ediciones Último Reino Buenos Aires,1992. 
Canciones para Ruanda Ediciones de La Sociedad de los Poetas Vivos. Colección de poesía elefante en el bazar .Buenos Aires,1996. 
María Meleck Vivanco, Antología Poética. Buenos Aires,2008. 
41 Poetas Argentinos Contemporáneos. Fondo Nacional de las Artes Coordinada por Esteba Moore​ 
Mar de Mármara (alucinaciones del azar) póstumo + 2da edición de Canciones para Ruanda.​Ediciones “la Mariposa y la Iguana” Buenos Aires, 2011. 
Plaza Prohibida ​( 1975) Edición Póstuma Baldíos en Lengua. Buenos Aires Editor Nicolás Antonioli. Colección Plaza Prohibida 2do premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires, 1978. 
2018 La Moneda Animal, 
Bañados de Sereno, Mi Primitiva Cruza y Los regalos de la locura. 





Premios 

Libro de Oro, (Perú), 1956; 2do. "Municipal de la Ciudad de Buenos Aires", 1978; 1º Premio "Fundación para la Poesía Argentina", Bs. As. 1988; "Fondo Nacional de las Artes", Bs. As. 1991; Nominación por Argentina en "UNICEF" (U.S.A), 1996; "Universidad de Letras" de La Habana, 1997; Fundación "Sociedad de Los Poetas Vivos", Bs. As. 1998. 
Representó a la poesía argentina en el "3er. Congreso Latinoamericano de Mujeres Escritoras"​ en la Universidad de Ottawa en 1978 y fue invitada al "Congreso Internacional del Surrealismo en el 3er Milenio",​ Roma en 1999. 



Fuente: Internet
"Plaza prohibida", María Meleck Vivanco, Ed. Baldíos en la Lengua, 2016.

 

 



POESÍA

LA PESTE MATÓ A ROMEO Y JULIETA


Fray Lorenzo: Esa voz debe ser la de Fray Juan. ¡Bienvenido de Mantua! ¿Qué dice Romeo? O, si viene por escrito su pensamiento, dame la carta.

Fray Juan: Yendo en busca de un hermano descalzo de nuestra Orden, que en esta ciudad visitaba los enfermos, para que me acompañara, y al dar con él, los celadores de la población, por sospechas de que ambos habíamos estado en una casa donde reinaba la peste, sellaron las puertas y no nos dejaron salir. De suerte que aquí tuve que suspender mi diligencia para ir a Mantua.

Fray Lorenzo: ¿Quién llevó entonces mi carta a Romeo?

Fray Juan: No la pude mandar, aquí está de nuevo, ni pude encontrar mensajero alguno para traerla; tal temor tenían todos a contagiarse.

Fray Lorenzo: ¡Suerte fatal! ¡Por mi santa Orden, que no era insignificante la misiva, sino que encerraba un mensaje muy importante, y cuyo descuido puede acarrear graves consecuencias.

(Fragmento del Acto V, escena II)





EQUIDAD

 


                                                                         

 Quizá fuera posible

antes del apocalipsis

hallar

amoroso  pétalo de hierro

o el canto de la alondra

que deje al mundo

huérfano

de amadores crónicos

 

Así

desterrado

de la tragedia de los mitos

por fin

 Amor

gozo hará en todo lecho




M.R.-C.
(2020, primavera)