LAS AMANTES SON RUBIAS
Por Hilario Fraga Potel
Poeta exquisita y escritora de
versátiles y dinámicos recursos, en esta ocasión Marita Rodríguez-Cazaux,
presenta una nueva selección de cuentos con un denominador común: la mujer
rubia.
Es evidente que la Autora se ha
tentado a escribir sobre estas mujeres en especial, es decir, que ha destinado
la historia sobre el personaje, tal como un pintor busca un punto de
inspiración y arma el entorno dentro del marco.
De tal forma que estas mujeres que habitan sus cuentos, "no son rubias
por azar, sino que se presentan y son rubias porque no vivirían la misma vida
con melenas de otro color ni frente al propio espejo ni frente al mundo", lo dice bien Alejandro Arazo en la contratapa.
Daltonismos personales —como
ocurre con todo en la vida— llevarán a imaginar tonos y gamas que desprenden no
solo las cabelleras, y en esto se desliza una intención solapada en la Autora
azuzando al Lector para que sea él, quien los otorgue.
Según ciertos filósofos, la
frontera del riesgo amoroso es tan invisible que no pueden medirse los pozos y
las alturas humanas. En esos mundos camaleónicos, insospechados, transitando miserias y magnanimidades,
quiérase o no, ocurre la vida. Así, es dado preguntarse quién puede dar como
verdad absoluta que pasado, presente y futuro fueron vividos como se los quiso
vivir y estar seguro de que toda causalidad fue encauzada personalmente de
manera cabal. Convengamos en que la flexividad que tienen los instantes, aunque
parezca que llevaran idéntico tiempo espacial para todos los hombres y mujeres,
contiene infinitud de medidas y los sentidos humanos son difíciles de adiestrar
para responder a exactas campanadas.
Estos cuentos suponen géneros
de relación, vínculos registrados o sin etiquetar, donde héroes y antihéroeos,
principales y secundarios, abarcan el cuadro, son parte o lo generan, revelando
un proceso de exploración de la Autora sobre los conflictos humanos.
No puede negársele a la
escritora argentina, el sentimiento del lenguaje al recrear la perspectiva de
ese instante en que se produce la fascinación, el acierto en la imagen visual
hecha palabra, tal como expresara el literato y dramaturgo Germán Cáceres, “Marita
Rodríguez-Cazaux prueba poseer un dominio mayúsculo de la forma del cuento y
una inagotable y fascinante imaginación”. Alcance que corrobora el escritor y ensayista
Federivo von Baumbach, respecto a la prosa de Marita, “la rodea la creatividad
mágica del aura del instante y sus cuentos obligan al lector a modificarse
después de cada lectura”, enunciado que sostiene también la poeta cordobesa
Marta Emilia Picotto cuando asegura que en torno a las historias de
Rodríguez-Cazaux “se bordea lo emocional para dejarnos la imagen externa e
interna de sus personajes” parecen ser otra vez la clave, el tránsito por zonas
íntimas y multiplicadas al mostrarse; los laberintos donde se internan los
protagonistas y los que los circundan, incluido desde luego, el Lector.
Quienes frecuentamos su lírica,
sabemos que en ella predomina una sensual confidencia, el sutil “medio tono”, voz subliminal que
desnuda imagen y atmósfera, recurso notable que Marita Rodríguez-Cazaux vuelve
a filtrar talentosamente en LAS AMANTES SON RUBIAS, acomodándolo como al descuido, para franquear todo tipo de
conjeturas y apetencias en el Lector.
Queda pues, celebrar la llegada
de este nuevo libro de la escritora argentina, teniendo por cierto que el
pronóstico de disfrute ha de cumplirse sustancialmente.
Valga, el sortilegio que, desde
siempre, desprenden las melenas rubias. Y las mujeres.
*Hilario Fraga Potel*,
Catedrático y escritor gallego.
Imagen: Cortesía de Laura Mastracchio
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