CITA
Decidimos conocernos personalmente en la Feria del
Libro; era el mejor lugar para dos personas que habían contactado en un taller
de Letras por Internet. La cita quedó fijada a las tres de la tarde, en la puerta, hacia la izquierda de la entrada,
cerca del puesto de Informaciones.
Yo apenas sabía algunos datos imprescindibles como
su nombre, pero no tenía ninguna duda sobre sus alcances literarios, por supuesto
conocía los libros que formaban su biblioteca. En ese momento mediaba “Sostiene
Pereira” mechándolo con una novela de Carver y sentía curiosidad por los versos
de Benedetti, además de subyugarse con la prosa de García Márquez y de ser
fanático, como yo, de Gelman.
Mientras me vestía para el encuentro, se me ocurrió
pensar en que uno de los atractivos de la Feria es deambular por sus pabellones
coloridos, pasillos estrechos tapizados del encanto que guardan las historias.
Ese mítico peregrinar al que nadie escapa me predispuso a favor y llegué
puntualmente.
La tarde era espléndida, el cobrizo propio de
nuestro otoño en Buenos Aires matizaba el paisaje de Palermo. La Feria desplegaba
el clima que la diferencia de tantas, particular magia de luz y voces que nos
seduce.
Me detuve pegada a la puerta, hacia la izquierda de la entrada, cerca del puesto de
Informaciones. A unos pasos, un chico repartía señaladores, dos chicas con
viseras naranjas invitaban a ver una película en una sala vidriada, una señora
preguntaba el horario de una charla periodística.
A las tres y media, para hacer tiempo, caminé hasta
el final de pasillo y me detuve ante unas mesas con la intención de descubrir
un poemario de Benedetti y sorprenderlo cuando llegara. Mejor no, pensé al
minuto, que elija él, y volví a la
puerta, hacia la izquierda de la entrada, cerca del puesto de.
Silbidos de vigorosa alegría acompañaban aplausos llegados
desde un rincón. Un mediático, supuse, pero los aplausos seguían y me tentó
acercarme. Exponía un hombre joven sobre los recursos del género fantástico y
una muchacha de voz fascinadora empezó a leer fragmentos de “Tantalia” y un
micro cuento de George Frost.
Me senté en el borde de la silla de la última fila.
Lo imposible podía tocarse, lo irreal se tragaba la realidad. Impecable. La
magia existe, me convencí.
Miré la hora, eran las cuatro y cinco. Salí
disparada a la puerta, hacia la izquierda
de la entrada, cerca del. Una pareja mayor trataba de conformar a un nene
que quería el autógrafo de Superman. Quise decirle que a metros había dispuesto
un lugar con entretenimientos y libros al alcance de los más pequeños, debieron
adivinarme el pensamiento porque los tres se encaminaron hacia el pabellón
infantil.
Volví a mirar la hora. Cinco menos veinte. Por los
altavoces anunciaron la apertura de una disertación sobre costumbrismos en la
literatura. Qué bueno, pensé, allí encontraré la orientación para poder
extenderme en la charla sobre García Márquez o analizar “El páramo en llamas”
que habíamos leído la semana anterior. Entré.
Una mujer apuntaba en un cuadernillo palabras
sueltas, certera idea. Saqué mi agenda, escribí aquellas que me parecieron
orientadoras, esos vocablos que acuden en las charlas y que luego quisiéramos
volver a recordar. Me felicité de haberlo hecho, hay frases irrepetibles,
movilizadoras, que es lastimoso dejar en el olvido.
Un cafecito me vendría bien, me dije y fui hacia la
cafetería. La cordialidad de la chica que me atendió, el señor que leía en la
mesa contigua y me prestó una silla, la pareja de extranjeros que se levantaron
para dejarme paso, no me sorprendió. Un café en la Feria, es diferente, suma
bohemia compartida.
Volví a la
puerta, hacia la izquierda de la entrada, un grupo entusiasmado de jóvenes,
cruzó el pasillo. Hablaban entre ellos, alguien dijo ROI, y me fijé en el programa, se presentaba Letras del Face. Era
la hora exacta, así que subí a la Sala Victoria Ocampo. El público colmaba el
salón, muchos sacaban fotos, otros posaban
junto al cartel anunciador del evento, se filmaban, parecían
singularmente felices. Una chica alta y bonita organizaba, corría al micrófono,
controlaba la decoración del estrado, apilaba libros a un costado. Iba y venía
sobre tacos de obelisco con una sonrisa encantadora. Dos muchachas con acento
entrerriano me ofrecieron un lugarcito entre ellas. “Está buenísimo, hay gente
de la capital y de las provincias”, me dijeron.
ROI, resultó ser una iniciativa de Editorial
Dunken, y Letras del Face era el sexto de los volúmenes editados anteriormente
y compilados por escritores de oficio, talleristas y estudiantes de edición
ligados a la Cultura. Esta novedad incluía narrativa, poesía, obras de ficción
y no ficción, arte de diverso género postulado en concursos absolutamente
gratuitos para autores noveles, a quienes se les editaba el trabajo, en este
caso, una antología.
No pude escapar a la calidez de los integrantes de
la mesa, mucho menos a la alegría que reinaba en el auditorio. Los trabajos que
leyeron los autores me decidieron, compré tres ejemplares para regalar. Un
libro siempre es obsequio oportuno.
Bajé hasta la
puerta, hacia la izquierda de, pero nadie parecía esperarme. Había
anochecido y la Feria resplandecía, volví sobre mis pasos. Entré a dos o tres stands, crucé el pabellón azul, compré
un libro de Gelman. Paseé por el amarillo. En el verde, descubrí “Relato de un
náufrago”, la brillante crónica escrita por García Márquez en 1955. Imposible
resistirse. Más adelante, ilustraciones juveniles recordaron que el cumple de
mi sobrina se avecinaba. En esto de escoger libros para chicos no vale
equivocarse; compré “El futuro que fue”, de Cáceres. Buena elección.
Crucé el pasillo, desde un escaparate entreabierto,
Benedetti me invitaba a amores con solo extender la mano.
-¿Se lo envuelvo? -preguntó la cajera.
-Los libros no se envuelven -dijo una voz a mi
costado antes de que pudiera contestarle. Al girar, un hombre de pelo castaño
me miraba con una sonrisa colgada de los ojos.
-Es para regalar, todos los regalos deben envol…,
-dijo mi voz a medio camino.
-No creas, y mucho menos los libros de poemas.
Sería como amordazar palabras. Si te sobran unos minutos…-invitó.
Nos sentamos bajo unas sombrillas de lona, en un
patio donde el olor a asadito se mezclaba con el aroma de la tinta. El reloj
sobre el muro marcaba las nueve de la noche pero, no se me ocurrió ni pensar en
la puerta, hacia la. Por el
contrario, me pareció justicia no taparle la boca a los versos, al fin las
palabras son
“… flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer como piedras opacas…como monedas gastadas, signos vivos, pañuelos de bolsillo, como zapatos usados, esperanzas y decisiones, que deberían brillar como estrellas mentales cada vez que se las pronuncia. Sabemos muy bien cuáles son esas palabras en las que se centran tantas obligaciones y tantos deseos: libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social, democracia, entre muchas otras. Y ahí están otra vez esta noche, aquí las estamos diciendo porque debemos decirlas…”.
Los dos coincidimos en que Cortázar lo dijo magistralmente.
“… flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer como piedras opacas…como monedas gastadas, signos vivos, pañuelos de bolsillo, como zapatos usados, esperanzas y decisiones, que deberían brillar como estrellas mentales cada vez que se las pronuncia. Sabemos muy bien cuáles son esas palabras en las que se centran tantas obligaciones y tantos deseos: libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social, democracia, entre muchas otras. Y ahí están otra vez esta noche, aquí las estamos diciendo porque debemos decirlas…”.
Los dos coincidimos en que Cortázar lo dijo magistralmente.
Era tarde cuando nos despedimos con la promesa de
un nuevo encuentro, en la puerta, hacia
la izquierda de la entrada, cerca del puesto de Informaciones. Y esta vez -la
Feria por testigo-, con pertinente puntualidad.
Marita Rodríguez-Cazaux
Abril 2014.
Para Editorial Dunken - Publicado por Editorial Dunken
24 de abril "LETRAS DEL FACE VI"
Sala Victoria Ocampo - Pabellón Blanco
Hora de inicio: 18:30 hs.
Presentan y coordinan: Marita Rodríguez-Cazaux, Ricardo Tejerina, Leticia Baico.
27 de abril "SUEÑOS DIRIGIDOS"
Sala Victoria Ocampo - Pabellón Blanco
Hora de inicio: 16:30 hs
Presentan y coordinan: Marita Rodríguez-Cazaux, Ricardo Tejerina, María Florencia Estévez Bejo.
4 de mayo "52 MOTIVOS PARA NO MORIR"
Sala Leopoldo Lugones - Pabellón Amarillo
Hora de inicio: 14:30hs.
Presentan y coordinan: Marita Rodríguez-Cazaux, Ricardo Tejerina, Carla Demarck.
Organización : Sabrina Vega - Editorial Dunken
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