lunes, 13 de enero de 2020

SELECCIONES EDITORIAL DUNKEN







DE LA FLOR, EL MAR Y LA AUSENCIA 


PRÓLOGO DE MARITA RODRÍGUEZ-CAZAUX


“La poesía debe despertar las emociones con impresiones directas, 
iluminando regiones donde el intelecto solo puede avanzar a tientas”. 
Ernest Fenollosa 





Merece celebrarse la generosa disposición de Editorial DUNKEN, a través de la plataforma ROI, para editar en forma cabal y continuada numerosos volúmenes de autores independientes cuya obra se hace pública mediante cuidadas entregas.

Invitada a seleccionar el presente poemario fui descubriendo en la lectura de los trabajos un notable punto de unión entre los participantes: imágenes, vocablos y mensajes casi conjurados entre sí. Ante esta milagrosa ecuación, nace “DE LA FLOR, LA MAR Y LA AUSENCIA”.

Quienes escriben poesía saben que es necesario hallar las propias comparaciones, los silencios entre versos, los climas y paisajes que dan al poema la voz particular, reflexiva y minuciosa que se alza frente a lo cotidiano hasta lograr que otros dejen de lado la indiferencia y desvíen hacia esa escenografía la propia mirada, aportándole además –quizá la real función poética– nuevo acento.

De esta forma, la flor que habita estos poemas está presente –débil, lozana, triste, seca o aromada– en cuadros de impecable construcción. Asimismo el mar, una de las inspiraciones más sostenidas en todas las épocas, rumorea cada verso a ritmo y métrica del corazón recreando nuevos cuadros. Perfume y movimiento trasladan de forma potente a un continente que carece de carta de navegación, a pesar de haber sido recorrido cientos de veces.

La ausencia requiere párrafo aparte. Leitmotiv que gravita en la mayoría de los trabajos provee riqueza de detalles, desnuda intensidades, orienta o desorienta por el camino del héroe/antihéroe, conspira amor y desamor. Se instala en la inquietud de lo irrecuperable. Pone en palabras el batallar humano, lirismo encarnado en lo cotidiano.

El lector advertirá de manera sustancial en depurado cañamazo el hilo de cada verso, porque esa línea de mínima unidad es la que queda encendida en la memoria y se registra, a través del tiempo, con el mismo estertor del flash de una instantánea que retenemos ante la infinitud del pensamiento.

Desde luego, no solamente los sentidos forman el material de aquello que se escribe. El recuerdo, la evocación, la diversidad en el tránsito por la vida, y muy especialmente el mundo que se recibe de las lecturas se deposita en los textos que se dan a luz.

Un poeta no puede ser tal si no lee poesía. Incluso es posible que aquellos poemas leídos lleven a enfoques, recursos y estimulaciones sobre la propia obra. No significa que abunde en lugares comunes, reiterados, calcados. La lectura, por el contrario, detonará aportes inaugurales. El magnetismo del hilo poético es inmediato.

Solo me resta desear a los lectores feliz estadía en “DE LA FLOR, LA MAR Y LA AUSENCIA”, y a los sensibles autores que la integran, gozosa y obstinada pasión. De eso trata el oficio de poetizar.


EDITORIAL DUNKEN
AYACUCHO 357 
CABA

No hay comentarios:

Publicar un comentario