EL ALMA DE LAS FLORES
Las traductoras María José Ferrada y Yumi Hoshino junto a Marián Bango, editora de 'El alma de las flores', presentan el primer poemario de Kaneko Misuzu en castellano.
Por Elena Buenavista
Bajo el seudónimo de Misuzu ("donde se cosecha el bambú"), Teru empezó a escribir con veinte años y publicó en algunas de las revistas más prestigiosas de la época hasta su desgraciado matrimonio.
El alma de las flores reúne una selección de los "512 poemas que compiló de puño y letra en tres cuadernos poco antes de morir". Su obra ha sido adaptada al castellano por Yumi Hoshino y María José Ferrada, en una edición bilingüe que enfrenta los originales en japonés a su traducción.
La vida de la poeta japonesa Kaneko Misuzu pasaría por la de una mujer de hoy, pero se convierte en extraordinaria si la ubicamos en su tiempo.
Nació en 1903 en un pueblo de pescadores del oeste de Japón. A pesar de su origen rural y gracias a que su familia se ganaba el sustento dedicándose a las librerías, pudo estudiar, trabajar en ellas y acercarse a la literatura.
Nació en 1903 en un pueblo de pescadores del oeste de Japón. A pesar de su origen rural y gracias a que su familia se ganaba el sustento dedicándose a las librerías, pudo estudiar, trabajar en ellas y acercarse a la literatura.
Eso, a principios del siglo XX, era algo bastante insólito; pero también Teru (su nombre real) fue una persona fuera de lo común. "Sin duda. Misuzu tuvo la fortuna de poder completar su educación hasta los dieciocho años, algo muy inusual en la época para una mujer, y su madre tuvo mucho que ver en este empeño", explica Marián Bango, de Satori Ediciones.
Este pequeño sello con sede en Gijón, especializado en literatura japonesa, ha contribuido con sus publicaciones a acercar la cultura nipona a España, donde es poco conocida más allá del manga y el haiku. "El haiku ha conectado muy bien con el lector español y ha arraigado profundamente aquí. Existen muchos lectores que se animan incluso a componer los suyos propios", recalca la editora.
Sin embargo, este fenómeno "parece haber opacado el resto de poesía japonesa, especialmente moderna y contemporánea". Frente al "nicho seguro, apostar por otro tipo de poesía entraña un riesgo". Para "llenar ese vacío", Satori inaugura una nueva colección que abre, precisamente, Kaneko Misuzu.
Por primera vez en castellano "El alma de las flores" se presenta como "una muestra representativa de los temas que parecen ser el motor de la poeta, como la naturaleza, la relación entre los seres de los distintos mundos (mar, tierra, aire) y la necesidad de comprensión y empatía que incluso traspasa al ser humano, uniéndolo con todo lo que lo rodea". Han procurado que los versos escogidos reflejen imágenes "universales", que puedan comprender "los lectores que no viven en Japón o no han tenido una relación con esa cultura", detallan desde la editorial.
Aunque, en realidad, "fue descubierta hace no tanto tiempo por los propios japoneses", como recoge el prólogo del libro, "sus poemas, una vez que ella abandonó el mundo, fueron guardados por su hermano y encontrados, tras una larga y ardua búsqueda de dieciséis años, por el señor Setsuo Yazaki", desvelan sus traductoras, Yumi Hoshino y María José Ferrada.
En Japón pudieron leer por fin a Misuzu en 1984, gracias a la editorial JULA, y a partir de ahí, "poco a poco comienza a ser conocida en el mundo".
En Japón pudieron leer por fin a Misuzu en 1984, gracias a la editorial JULA, y a partir de ahí, "poco a poco comienza a ser conocida en el mundo".
En 1930, Misuzu se suicidó poniendo fin a una existencia infeliz. Tenía veintiséis años y había sido apartada de su familia, de su vocación y de su profesión por un matrimonio concertado que la relegó a su rol de esposa.
Ya divorciada, no logró escapar de la influencia negativa de su infiel marido, que le había contagiado una enfermedad de transmisión sexual, debilitando mucho su salud, y quiso separarla también de su única hija reclamando la custodia.
Ya divorciada, no logró escapar de la influencia negativa de su infiel marido, que le había contagiado una enfermedad de transmisión sexual, debilitando mucho su salud, y quiso separarla también de su única hija reclamando la custodia.
A pesar de estas sombras que la condujeron a un trágico y prematuro final, su poesía está llena de luminosidad y habla desde la sencillez para reflejar la vida con gran profundidad.
"Fue un ser con una sensibilidad privilegiada que no necesitó de grandes constructos teóricos para llegar a las respuestas que estaba buscando" y que son "similares" a las que todos perseguimos, consideran su editora y las traductoras, que ven su obra cercana a la de Emily Dickinson o Christina Rossetti.
"Fue un ser con una sensibilidad privilegiada que no necesitó de grandes constructos teóricos para llegar a las respuestas que estaba buscando" y que son "similares" a las que todos perseguimos, consideran su editora y las traductoras, que ven su obra cercana a la de Emily Dickinson o Christina Rossetti.
La profundidad de la vida en las pequeñas cosas
"Parece probable que hubiera permanecido igualmente en el olvido" aunque no se hubiese despedido del mundo tan pronto, considera Marián Bango, puesto que tras su muerte "Japón se encaminaba hacia la época oscura del militarismo". En esas circunstancias y con el fantasma de la guerra, "la voz sensible y delicada de Misuzu se habría alzado en contra y quizá hubiera sufrido la censura".
Las "profundas y sencillas verdades que Kaneko Misuzu supo nombrar en sus poemas", afirmación con la que se cierra el prólogo de El alma de las flores, han calado en los japoneses, especialmente desde que luego del terremoto del año 2011 uno de sus poemas se emitió en televisión para tranquilizar a la población.
"En Japón existe un sentimiento profundo hacia lo que nosotros, occidentales, llamamos ‘pequeñas cosas’ -reflexiona la editora-.
Pensemos en la ceremonia del té, en el ikebana o en el shodo y comprenderemos entonces que la cultura japonesa ha sabido elevar a categoría de arte refinado pequeñas cosas que para nosotros son ‘servir el té’, ‘hacer un arreglo floral’ o ‘escribir caligrafía’. Este gusto por lo pequeño, por la naturaleza, está presente también en el haiku y quizá, también en la mirada de los niños. La poesía de Misuzu conecta con todo esto".
Pensemos en la ceremonia del té, en el ikebana o en el shodo y comprenderemos entonces que la cultura japonesa ha sabido elevar a categoría de arte refinado pequeñas cosas que para nosotros son ‘servir el té’, ‘hacer un arreglo floral’ o ‘escribir caligrafía’. Este gusto por lo pequeño, por la naturaleza, está presente también en el haiku y quizá, también en la mirada de los niños. La poesía de Misuzu conecta con todo esto".
Bajo el seudónimo de Misuzu ("donde se cosecha el bambú"), Teru empezó a escribir con veinte años y publicó en algunas de las revistas más prestigiosas de la época hasta su desgraciado matrimonio.
El alma de las flores reúne una selección de los "512 poemas que compiló de puño y letra en tres cuadernos poco antes de morir". Su obra ha sido adaptada al castellano por Yumi Hoshino y María José Ferrada, en una edición bilingüe que enfrenta los originales en japonés a su traducción.
El alma de las flores
El alma de las flores marchitas
renace
en el jardín de Buda.
Porque las flores son buenas:
cuando el sol llama,
se abren rápido y sonríen,
dando a las mariposas su dulce néctar,
y a las personas su aroma.
Cuando el viento dice: «¡Vamos!»,
lo acompañan, obedientes.
Y hasta nos regalan sus restos mortales
para preparar la comida
con la que jugamos a ser madres.
El alma de las flores, de Kaneco Misuzu.
Satori Ediciones, Colección Poética, 2019.
Traducción de Yumi Hoshino y Mª José Ferrada Lefenda. 140 páginas.
Misuzu Kaneko (11 de abril, 1903 - 10 de marzo, 1930) fue una poeta y compositora japonesa. Nacida como Teru Kaneko en Senzaki-mura, ahora parte de Nagato, Prefectura de Yamaguchi. Senzaki es un pueblo principalmente pescador, apoyado particularmente en la pesca de sardinas japonesas. Las escenas relacionadas con la pesca y el mar usualmente aparecen nombradas en sus poemas.
La carrera de Kaneko como escritora de poesía para niños comenzó seriamente a la edad de 20 años. Poco tiempo después ella se convirtió en la gerente y única empleada de una pequeña librería en Shimonoseki, un pueblo ubicado en el extremo sur de Honshu. Fue allí donde descubrió una serie de revistas que representaban lo mejor dentro del boom en la literatura para niños y que en esos momentos solicitaban historias y versos para ofrecer a sus lectores. Kaneko envió varios poemas, cinco de los cuales, entre ellos "Los Peces", fueron aceptados para su publicación en los números de septiembre de 1923 en cuatro de estas revistas. A lo largo de los siguientes cinco años ella publicó más de 51 poemas.
Se divorció de su marido luego de enterarse de que éste había contraído una enfermedad venéra en una de sus muchas visitas a los burdeles. En principio su marido accedió a que ella criara en solitario a su hija, pero posteriormente cambió de idea e intentó obtener la custodia de la niña. En protesta, ella se suicidó, escribiendo una carta a su marido antes de hacerlo, pidiéndole que dejara que fuera la madre de Kaneko la que criara a la niña.
Satori Ediciones, Colección Poética, 2019.
Traducción de Yumi Hoshino y Mª José Ferrada Lefenda. 140 páginas.
Misuzu Kaneko (11 de abril, 1903 - 10 de marzo, 1930) fue una poeta y compositora japonesa. Nacida como Teru Kaneko en Senzaki-mura, ahora parte de Nagato, Prefectura de Yamaguchi. Senzaki es un pueblo principalmente pescador, apoyado particularmente en la pesca de sardinas japonesas. Las escenas relacionadas con la pesca y el mar usualmente aparecen nombradas en sus poemas.
La carrera de Kaneko como escritora de poesía para niños comenzó seriamente a la edad de 20 años. Poco tiempo después ella se convirtió en la gerente y única empleada de una pequeña librería en Shimonoseki, un pueblo ubicado en el extremo sur de Honshu. Fue allí donde descubrió una serie de revistas que representaban lo mejor dentro del boom en la literatura para niños y que en esos momentos solicitaban historias y versos para ofrecer a sus lectores. Kaneko envió varios poemas, cinco de los cuales, entre ellos "Los Peces", fueron aceptados para su publicación en los números de septiembre de 1923 en cuatro de estas revistas. A lo largo de los siguientes cinco años ella publicó más de 51 poemas.
Se divorció de su marido luego de enterarse de que éste había contraído una enfermedad venéra en una de sus muchas visitas a los burdeles. En principio su marido accedió a que ella criara en solitario a su hija, pero posteriormente cambió de idea e intentó obtener la custodia de la niña. En protesta, ella se suicidó, escribiendo una carta a su marido antes de hacerlo, pidiéndole que dejara que fuera la madre de Kaneko la que criara a la niña.
En el año 1982 Setsuo Yazaki dio a conocer la existencia de tres cuadernos que contenían 512 poemas escritos a mano por la propia Kaneko. La totalidad de la colección fue publicada por la Oficina Editorial JULA en una antología compuesta por 6 volúmenes.
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