miércoles, 22 de marzo de 2017

POETAS LATINOAMERICANAS


ROSARIO FERRÉ










Envío


a mi madre, y a la estatua de mi madre,
a mis tías, y a sus modales exquisitos,
a Marta, así como también María,
porque supo escoger la mejor parte,
a Francesca, la inmortal, porque desde su infierno insiste
en cantarle al amor y a la agonía,
a Catalina, de deslaza sobre el agua
las obscenidades más prístinas de su éxtasis
únicamente cuando silba el hacha,
a Rosario, y a la sombra de Rosario,
a las erinnias y a las furias que entablaron
junto a su cuna el duelo y la porfía,
a todas las que juntas accedieron
a lo que también consentí,
dedico el cumplimiento de estos versos:
porque canto,
porque coso y brillo y limpio y aún me duelen
los huesos musicales de mi alma,
porque lloro y escribo en una copa
el jugo natural de mi experiencia,
me declaro hoy enemiga de ese exánime
golpe de mi mano airada
con que vengo mi desdicha y mi destino,
porque amo,
porque vivo y soy mujer, y no me animo
a amordazar sin compasión a mi conciencia,
porque río y cumplo y plancho entre nosotras
los mínimos dobleces de mi caos,
me declaro hoy a favor del gozo y de la gloria.


Has perdido, me dice, la cordura


Has perdido, me dicen, la cordura
óyeme bien
cuando vas por la calle
todos apuntan con el dedo a tu cabeza ladeada
como si te la quisieran tumbar
solo apretar gatillo y plaf!
la frente se te hunde como una lata de cerveza
no saludes a nadie
no te peines, no brilles tus zapatos
cruza la calle de tu propio brazo
date la mano, ciérrate el cuello
mantente atento
ahí va el loco, dicen

tú pasas bamboleando la cabeza polvorienta
como un santo de madera sacado en procesión
los pies clavados a la tarima carcomida
mirando más allá
no dejes que tu carne florezca
déjate apedrear
has perdido
escucha bien
amárrate fuerte al mástil
átate a la polar
no desgonces ahora los tablones antiguos
no alces los remos de sus pivotes
clava a la estrella tu mejor ojo
mantente fiel
no pestañees sino de hora en hora
duerme tranquilo sobre tus puños
no tengas miedo de recordar
cierra tus dientes cristalcortantes
jaula tu lengua
no tragues más

has perdido la cordura, amigo, ya es ahora
corta la cuerda
súbete al viento
endura tu corazón.



Rosario Ferré Ramirez de Arellano, (PoncePuerto Rico28 de septiembre de 1938 - San Juan, Puerto Rico, 18 de febrero de 2016.
Escritora y poeta.
Nació en el seno de una de las familias más adineradas de Puerto Rico. Sus padres fueron Lorenza Ramírez de Arellano y Bartoli y Luis A. Ferré Aguayo, quien fuera gobernador de Puerto Rico entre 1968 y 1972.
Realizó sus estudios primarios en Ponce. A los trece años, se mudó a Wellesley (Massachusetts), en donde asistió a la Dana Hall School.
Ferré empezó a escribir profesionalmente a los 14 años, publicando artículos en el periódico puertorriqueño El Nuevo Día. Luego de graduarse de secundaria, Ferré viajó a los Estados Unidos, en donde obtuvo un Bachelor of Arts en Inglés y Francés en el Manhattanville College.
Ferré regresó a Puerto Rico en los años 1970 y se matriculó en la Universidad de Puerto Rico donde obtuvo su maestría en español y estudios latinoamericanos. Durante este periodo, fundó la revista Zona de Carga y Descarga junto a su prima Olga Nolla. La revista se dedicó a publicar autores nuevos únicamente y a promover las ideas del movimiento independentista. Ferré también publicó una biografía de su padre y varios poemas y escribió una columna en el periódico El Mundo. Ferré obtuvo un PhD de la Universidad de Maryland. Su tesis se tituló "La filiación romántica de los cuentos de Julio Cortázar".
Ferré también fue profesora en la Universidad de Puerto Rico y contribuyó con el ya desaparecido periódico The San Juan Star, un periódico puertorriqueño en inglés. También ha sido profesora invitada en la Rutgers University y la Universidad Johns Hopkins.
Durante su juventud, Ferré fue partidaria de la independencia de la isla, a pesar de que su padre apoyaba la estadidad. Sin embargo, posteriormente, Ferré cambió de opinión y se inclinó por apoyar la estadidad.
Luego de terminar sus estudios, Ferré se casó con el empresario Benigno Trigo González, con quien tuvo tres hijos: Rosario Lorenza, Benigno y Luis Alfredo. La pareja se divorció después de diez años de matrimonio. Mientras estudiaba en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, conoció a su segundo esposo, José Aguilar Mora, un profesor y escritor mexicano. Sin embargo, el matrimonio solo duró unos pocos años. Mientras estudiaba en la Universidad de Maryland, conoció a Agustín Costa Quintano, un arquitecto puertorriqueño, quien se convertiría en su tercer esposo, con quien se estableció definitivamente en Puerto Rico.

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