viernes, 27 de julio de 2012

HABITANTE


Hay un ser que me habita a escondidas,
desde el tiempo en que viví viviendo
amores, sin saber que me engañaba.
Aparece detrás de mí en los espejos
y frecuenta mis pasos y se hunde
en el hueco donde hundo mi pisada.
Sobre la hamaca al sol en la azotea,
en el sofá de cuero del estudio,
en el gomero del patio y en el cristal
de la copa donde un brindis de lejanía bebo.
Cerca de los suburbios, en el centro,
cruzando calles y por las escaleras
del subte o en el taxi. Apurada en el shopping
y en la fila de ofertas en el supermercado.
En el costado de mi cuerpo cuando leo,
saltando charcos cuando la lluvia cae
y en la pereza larga, impiadosa,
que entristece cada noche, desvelada,
la piedra inamovible del verbo pretérito
que conjuga -en soledad- mi almohada.

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