martes, 1 de octubre de 2019

POESÍA MÍSTICA



SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS








¡NADA MÁS QUE POR HOY!

“Mi vida es un instante,
una efímera hora,
momento que se evade
y que huye veloz.

Para amarte, Dios mío,
en esta pobre tierra
no tengo más que un día:
¡sólo el día de hoy!

¡Oh, Jesús, yo te amo!
A ti tiende mi alma.

Sé por un solo día
mi dulce protección,
ven y reina en mi pecho,
ábreme tu sonrisa
¡nada más que por hoy!

¿Qué me importa que
en sombras esté envuelto el futuro?
Nada puedo pedirte, Señor, para mañana.
Conserva mi alma pura, cúbreme con tu sombra
¡nada más que por hoy!”






VIVIR DE AMOR


 En la última noche, la noche del amor,
hablando claramente y sin parábolas,
Jesús decía: "Si alguien quiere amarme,
que guarde mi palabra. Mi Padre le amará,
y vendremos a él. Será nuestro palacio.
Pero también queremos que more él en nosotros,
lleno de paz, que more en nuestro amor".

 ¡Vivir de amor quiere decir guardarte a ti,
Verbo increado, Palabra de mi Dios!
Lo sabes, Jesús mío, yo te amo,
me abrasa con su fuego tu Espíritu de Amor.
Amándote yo a ti, atraigo al Padre.
¡Oh augusta Trinidad,
eres la santa prisionera de mi amor!

 Vivir de amor es vivir de tu vida,
glorioso Rey, delicia de los cielos.
Por mí vives oculto en una hostia,
por ti también, Jesús, vivir quiero escondida.
Soledad necesitan los amantes,
que hablen sus corazones noche y día.
Me hace feliz tan solo tu mirada,
¡vivo de amor!

 Vivir de amor no es plantar la tienda en el Tabor. 
Es subir al Calvario a zaga de las huellas de Jesús,
y valorar la cruz como un tesoro...
En el cielo, mi vida será el gozo,
y el dolor se irá para siempre.
Mas aquí desterrada, quiero, en el sufrimiento,
¡vivir de amor!

 Vivir de amor es darse sin medida,
sin reclamar salario aquí en la tierra.
¡Ah, yo me doy sin cuento, bien segura
de que en amor el cálculo no entra!
Lo he dado todo al corazón divino, que rebosa ternura.
Nada me queda ya... Corro ligera.
Ya mi única riqueza es, y será por siempre
¡vivir de amor!

 Vivir de amor es disipar el miedo,
aventar el recuerdo de pasadas caídas.
De mis pecados pasados no veo ya la huella,
junto al fuego divino se han quemado...
¡Oh dulcísima hoguera, sacratísima llama,
en tu centro yo fijo mi mansión.
Y allí, Jesús, yo canto confiada y alegre:
¡vivo de amor!

 Vivir de amor es guardar
en un vaso mortal, un inmenso tesoro.
Mi flaqueza es extrema, Amado mío,
disto mucho de ser un ángel de los cielos.
Mas si es verdad que caigo a cada paso,
lo es también que tú vienes en mi ayuda y me levantas.
¡Vivo de amor!

 Vivir de amor es navegar sin tregua
sembrando paz y gozo en las almas.
¡Oh mi Piloto amado!, la caridad me urge,
Pues te veo en mis hermanos. La caridad me guía,
ella es mi estrella, bogo siempre a su luz.
En mi vela llevo grabada mi divisa:
¡Vivir de amor!

 Vivir de amor es permanecer en calma
en medio de la mar aborrascada
mientras Jesús duerme.
No temas, ¡oh Señor!, que te despierte,
espero en paz la orilla de los cielos...
Pronto la fe desgarrará su velo
y habrá sido mi espera solo un día.
La caridad me empuja, ella hinche mi vela,
¡vivo de amor!

 Vivir de amor, Maestro amado mío,
es pedir que derrames tu luz y tu calor
en el alma elegida del sacerdote.
¡Pueda ser él más puro que un serafín del cielo!
Y protege también a tu Iglesia inmortal,
no cierres tus oídos, Jesús, a mi clamor.
Hija suya soy yo, por mi Madre me inmolo,
¡vivo de amor!

 Vivir de amor es enjugar tu rostro,
es alcanzar el perdón para los pecadores.
¡Oh Dios de amor!, que vuelvan a tu gracia,
que bendigan tu nombre eternamente.
Hasta el alma me llega la blasfemia,
para borrarla yo canto cada día:
¡Oh nombre de mi Dios, te adoro y amo,
vivo de amor!

 Vivir de amor es imitar, Jesús, la hazaña de María
cuando bañó de lágrimas y perfumes preciosos
tus fatigados y divinos pies y los besó arrobada,
enjugándolos luego con sus largos cabellos...
Y alzándose del suelo, rompió el frasco
y perfumó tu cabeza.
¡Oh Jesús, el perfume que yo doy a tu rostro
es y será mi amor!

 El mundo me dice: "Vivir de amor
es una locura. ¡Cese ya tu canto!
¡No pierdas tus perfumes, no derroches tu vida,
aprende a utilizarlos con ganancia!"
Jesús, ¡amarte es pérdida fecunda!
Tuyos son mis perfumes para siempre.
Al salir de este mundo cantar quiero:
¡muero de amor!

 ¡Morir de amor, dulcísimo martirio!
Acordad, querubines, vuestras liras,
siento que mi destierro va a acabar...
Llama de amor, consúmeme sin tregua.
¡Oh vida de un momento,
muy pesada tu carga se me hace!
Divino Jesús, haz realidad mi sueño:
¡morir de amor!

 Morir de amor, es esta mi esperanza,
cuando vea romperse mis cadenas.
Mi Dios será mi recompensa grande,
otros bienes no quiero poseer.
Quiero ser abrasada por su amor,
quiero verle y unirme a él para siempre.
Este será mi cielo y mi destino:
¡¡¡Vivir de amor...!!!






POR QUÉ TE AMO, OH MARÍA


 Cantar, Madre, quisiera
por qué te amo.
Por qué tu dulce nombre
me hace saltar de gozo el corazón,
y por qué el pensamiento de tu suma grandeza
a mi alma no puede inspirarle temor.
Si yo te contemplase en tu sublime gloria,
muy más brillante sola
que la gloria de todos los elegidos juntos,
no podría creer que soy tu hija,
María, en tu presencia bajaría los ojos...

 Tú me haces comprender, ¡oh Reina de los santos!,
que no me es imposible caminar tras tus huellas.
Nos hiciste visible
el estrecho camino que va al cielo
con la constante práctica de virtudes humildes.
Imitándote a ti,
permanecer pequeña es mi deseo,
veo cuán vanas son las riquezas terrenas.
Al verte ir presurosa a tu prima Isabel,
de ti aprendo, María,
a practicar la caridad ardiente.

 En casa de Isabel escucho, de rodillas,
el cántico sagrado, ¡oh Reina de los ángeles!,
que de tu corazón brota exaltado.
Me enseñas a cantar las alabanzas divinas,
a gloriarme en Jesús, mi Salvador.
Tus palabras de amor son las místicas rosas
que envolverán en su perfume vivo
a los siglos futuros.
En ti el Omnipotente obró sus maravillas,
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios. 




SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS Y DE LA SANTA FAZ
Religiosa carmelita descalza de clausura de Lisieux
Fiesta: 1 de octubre

Virgen y Doctora de la Iglesia
Autora de Historia de un alma.

Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual, demostrando una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia.
Falleció a los veinticuatro años de edad, el día 30 de setiembre († 1897)

Fecha de canonización: 17 de mayo de 1925, por el Papa Pío XI
Patrona de la misiones de África, enfermos de Sida, pilotos de aviación, floristas y jardineros.



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