CORAZÓN DE VERDÍN
Tapia desnuda de perfumes
donde el verdín ha definido
herrumbrado corazón de grietas desparejas.
Húmedo moho que el cemento ahoga
en apretado encaje carcelero.
Se parece mi andar por este mundo
a su rasa y gris fisonomía.
En cárcel de soledad empalada,
son mis grietas heridas de distancia
y, sobre ellas,
mi corazón se oxida.
mi corazón se oxida.
PECHO DE CAL
A pesar de esta ciudad que no nos une
puedo, con carbonilla osada,
cercenar tu gris indiferencia,
y entrar en vos con despeñado grito.
Caminar deshabitado puente
a pesar de esta ciudad que no nos une,
en atajo de regreso a tu mirada
por un muro de amor en las paredes.
Latirá entonces, sobre pecho de cal,
en la ochava desdentada de ladrillos,
expuesto corazón de imperfecto trazo
a pesar de esta ciudad que no nos une.
Y travestido de júbilos en cierne,
juramentado con boca desbocada,
a pesar de esta ciudad que no nos une
MEDIANERA CIEGA
A mi pared oscura se le ha ocurrido
tener un ojo inquieto
y cuando paso distraída a su costado
su voz de muro hermético susurra:
–Cortame un cuadrado de 2x2,
para que llegue el mundo al escenario
de mi monotonía cotidiana.
Nada sé de lo que ocurre detrás de mi esqueleto,
y es triste el transcurrir
por liso panorama–.
Entonces,
se me antoja necesario
se me antoja necesario
acariciar su pena de medianera ciega
y sobre el pecho vacío de aventuras
colgar la irreverencia abstracta de algún cuadro.
colgar la irreverencia abstracta de algún cuadro.
Marita Rodriguez-Cazaux
Poesía congregada (2015)
Editorial Dunken
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