miércoles, 15 de octubre de 2014

PRESENTACIONES EN EDITORIAL DUNKEN

Foto: Este sábado 18 de octubre, desde las 10 horas en el salón de Editorial Dunken (Ayacucho 357, CABA), se estarán presentando 3 nuevos libros de la #ConvocatoriaROI.

10 hrs:
Desnudos sobre el papel - libro de cuentos compilado por Carla Demark.

12 hrs:
Viajá conmigo - libro de cuentos compilado por Clara Eugenia Merlo.

14 hrs:
Cazuela - libro de poesías compilado por Agustín Pepe.


10:00 hs.
Desnudos sobre el papel - Cuentos

Compilado por Carla Demark

12:00 hs.
Viajá conmigo - Cuentos 

Compilado por Clara Eugenia Merlo

14:00 hs.
Cazuela - Poemas

Compilado por Agustín Pepe




Presentan las mesas literarias los escritores 

Marita Rodríguez-Cazaux y Ricardo Tejerina


Entrada abierta al público
Editorial Dunken - Ayacucho 357 - CABA

lunes, 13 de octubre de 2014

RELATO



Popstar

by fernandoveglia
Popstar


Un, dos, tres, cuatro, cinco… ¿Cuántos faltan? No se ve bien ¡Fila de mierda! Todo sea por unos pesos en blanco, por irme de casa. Estoy cansado de los comentarios malintencionados ¡La cara del viejo cuando le diga que me inscribí! Seguro se molesta ¿Y por qué te inscribiste? ¿Qué vas a hacer con la carrera? ¿Por qué no conseguís trabajo de otra cosa?.. ¿Por qué lo hacés? Tus padres te bancan, te apoyan… Esa frase me fastidia, me revuelve el estómago: “Te bancan”. Me presionan para que me reciba ¿Y después qué? ¿Y si no consigo trabajo de administrador de empresas? ¡Morí! Continúo viviendo con ellos, la abuela, mis hermanos y el mismo perro ¿Hasta cuándo? Eso sí, con un título conseguido con el esfuerzo de todos. Tengo trabajos basura desde los diecisiete, ayudante de panadero, ayudante en una tienda, corredor de seguros, lava autos y un sin fin. Nunca me llamaron de un laburo relacionado con lo que estudio y esta oportunidad no la puedo dejar pasar. Además el límite de edad es de veinticinco, tengo veintitrés ¡Opa! Avanza dos pasos, va lento… pero va.

En el predio de la universidad, los alumnos, de diversas carreras, observaban con desprecio la fila de aspirantes a policías del conurbano bonaerense. La fila era larga, excedía el espacio interior y salía a la acera, como si fuese la lengua de un gigante burlón. Esteban estaba en la humillante espera. Sentía que era señalado por el dedo de sus convicciones, promesas y luchas. Cursaba el último año de la carrera de administración de empresas, pero la falta de trabajo y la presión familiar, lo obligaban a tomar una decisión que nunca había imaginado: ser policía. El destino lo había colocado contra las cuerdas y debió aceptar con resignación la aplastante derrota.

¿Qué cara pondrá mi madre? Me da lástima; ella creyó en mí. Se la jugaba y fracasé. Es lo que hay, es esto o seguir prendido. Mi padre “remisea” a la fuerza, mi vieja cose desde siempre, mis hermanos pelotudean y yo policía ¡Qué garrón! ¿Qué dirán mis compañeros cuando les cuente? Van a querer que no abandone. Daiana seguro que me dice lo usual: “Sos inteligente, no podés abandonar ahora”. La voy a extrañar aunque sea “careta” y ame al imbécil de Juanjo. Pensar que tuvimos una historia en primer año y se cortó por mi culpa ¡Qué desastre! Uno, sólo resta uno…

―Buen día –saludó el oficial de policía.

―Buen día –contestó Esteban.

―¿Nombre y apellido?

―Esteban Paz.

―¿Edad?

―Veintitrés años.

―¿Domicilio?

―Castagnon setenta y cinco, Isidro Casanova.

―¿Estudios?

―Secundario completo.

―¿Por qué quiere ser policía?

―Porque quiero servir a la comunidad.

. . . . . . .

Los primeros días de mayo resultaron inusualmente fríos. Sin embargo, una heladería, llamada Amanra, continuaba abierta hasta nueve de la noche. La obstinación de su dueño obligaba al empleado, un muchacho llamado Ricardo, a permanecer inactivo, largas y tediosas horas, detrás del mostrador.

A las ocho y media, el reloj era verdugo y señor, la ansiedad crecía en las sienes del muchacho, como si cargase con un niño gritón sobre los hombros; si alguien deseaba comprar un helado, minutos antes de la hora de cierre, era atropellado por oleadas de fastidio y mal humor.

Cuando el reloj marcaba las nueve, la heladería cerraba pero Ricardo no podía retirarse; debía esperar a Miguel, su dueño, un hombre robusto, de ojos celestes, pelo canoso y un humor detestable. Una vez que las ventas eran supervisadas y el dinero recaudado, culminaba la jornada.

Ricardo observaba el reloj de pared, nueve y cinco. Había bajado la cortina y trapeaba el piso. Sólo esperaba a Miguel.

Maldito gordo, va a demorar como ayer. Miguel, necesito horario de invierno, hace dos meses que llego tarde a la universidad, creo que lo merezco ¿Cómo qué no? Trabajo de las diez de la mañana hasta esta hora ¿Cuántos clientes pensás que entran de las siete a las nueve? Observá los tickets ¡Qué hijo de puta! Por suerte, este año me recibo y me voy.

Ricardo escurría el trapo de piso en un balde blanco y sucio. Su mente sólo tenía espacio para pensar en una cosa: el futuro.

¿Cuándo venís, gordo? Si Juanjo le dijo al papá que necesito el trabajo, tengo un cincuenta por ciento de probabilidades de ser aceptado. Me recibo a fin de año de administrador de empresas, trabajo de lo mío, después me recibo de contador, por fin de economista y consigo mi propio estudio contable, mi hogar, mi auto.

Sonriendo bobamente, guardó los útiles de limpieza en un gabinete. En un minúsculo baño, se mudó de ropa y tomó, de su mochila, varios apuntes. Necesitaba distraerse leyendo.

Los ruidos de los automóviles, los efímeros diálogos de los peatones y el constante tic tac del reloj aguijoneaban la ansiedad de Ricardo. No podía esperar más, debía llegar a clase a las ocho y eran las nueve y veinte.

¿En dónde está? Me hace llegar tarde. Justo hoy que necesito la respuesta de Juanjo. Me voy, tiene todo el dinero en la caja, la heladería limpita, sus llaves.

El muchacho salió disparado hacia la puerta de escape de la cortina ciega. Estaba girando la llave de espalda a la calle, cuando la voz de Miguel lo detuvo: “¿Qué hacés, pibe?

. . . . . . . . .

Daiana y Juanjo eran novios; el amor los había unido en la universidad. Cursaban el último año de Administración de Empresas. Obtenidos los flamantes títulos, planeaban convivir. Juanjo trabajaba en el estudio contable de su padre y Daiana era secretaría en una escribanía.

La joven pareja disfrutaba del último recreo, en un bar frente a la universidad.

―¡Qué pocos somos hoy! ¿Sabés algo de los chicos? –preguntó Daiana.

―Ni idea, hoy estuve ocupado en el estudio. Tuve que acompañar a mi padre a la A.F.I.P.; un cliente intimado –comentó Juanjo con indiferencia.

―¿Qué sucederá con Esteban? No viene desde el lunes.

―Andará en otra cosa ¿Te llamó?

―No, para nada.

Ricardo entró al bar, buscando a sus compañeros. Observó, hasta que logró ver la sonrisa de Daiana.

―¡Richard! ¡Qué tarde! –exclamó Daiana, sonriente.

―No podía irme de la heladería. Encima, cuando me estaba por escapar, me agarró el dueño. Pero llegué ¿Qué vieron en clase? –preguntó Ricardo.

―Nada. Estuvimos matando el tiempo. El profesor hablaba boludeces –respondió Juanjo, sonriendo de costado.

―¡Qué pesado! ¿Pasó lista?

―No me acuerdo ¿Da, pasó lista?

―Creo que sí.

―Díganle que llego más tarde, o no la voy a poder rendir como regular –pidió Ricardo, preocupado.

―No te preocupes ¿Querés tomar algo? –preguntó Ricardo, con intenciones de calmar a su compañero.

―No ¿Hablaste con tu papá de lo mío?

Juanjo se toma la cabeza ―¡No! Me olvidé. Hoy tuve un día difícil. Mañana le digo. Perdóname.

―No te olvides, por favor. Cuento con vos. Quiero irme de la heladería.

Daiana jugaba con un saquito de azúcar, como si fuera un trompo. De pronto, rompió el silencio ―¿Richard, sabés algo de Esteban?

―Ni idea, al “Negro”, no lo veo desde el otro viernes. Tiene problemas en la casa.

―¿Con los padres?

―Algo así, no sé bien, no me cuenta mucho.

―Pobre, si sigue faltando va a quedar libre…

―Llamalo, si tanto te importa… –espetó Juanjo.

―¡Juanjo! –exclamó Daiana, preparándose para enfrentar una escena de celos.

Ricardo rió, salvando a la joven pareja de una pelea posterior.

―¿Vas a entrar, Richard? –preguntó Juanjo, camuflando su mal humor.

―No, me voy.

Los tres abandonaron el bar, lentamente. Parados en la puerta de la universidad, derrocharon tiempo con palabras huecas y amables. Ninguno deseaba ir a clase. La voz de Esteban los interrumpió, ofreciéndoles una excusa más para faltar.

―¡Hola! –saludó Esteban.

―¡Esteban! ¿Qué te sucedió? –exclamó Daiana contenta.

―Vengo a despedirme…

Juanjo y Ricardo lo miraron como si fuese un extraño al que examinar.

―¡No me digas que vas a abandonar! –reaccionó Ricardo.

―Sí, los dejo. Me inscribí en la policía –contestó Esteban.

Juanjo sonrío de costado; si bien se mostraba triste, festejaba la decisión. No olvidaba que Esteban y Daiana tuvieron un romance.

―¡Estás loco! ¡Sos el mejor! ¿Lo pensaste bien? –exclamó Daiana, incrédula.

―No puedo seguir más sin un trabajo estable. Vine a decirles que me gustó ser su compañero, que los aprecio, no nos perdamos…

La última hora de clase fue anunciada por una bulliciosa multitud de estudiantes, ingresando a la universidad. Los cuatro compañeros, atravesados por una marea humana, debieron callar.

―Esteban, es una lástima. Llamame para lo que necesites –propuso Juanjo.

Daiana abrazó efusivamente a Esteban, diciendo :¡Te voy a extrañar!. El muchacho, separándose de ella, atinó a decir: Los voy a extrañar a todos…

―Yo no entro, me voy con Esteban ¿Vamos? –dijo Ricardo, triste, aún incrédulo.

―Entonces, nos vemos. Mañana hablamos, Ricardo –sentenció Juanjo.

Daiana y Juanjo, finalmente, fueron a clase. Esteban y Ricardo caminaron hacia la parada de autobuses

―¿Qué hiciste? ¿Sos boludo? –preguntó Ricardo.

―No doy más, mandé todo al diablo y me inscribí –respondió Esteban, harto.

―¿Estás seguro? Terminá la carrera, dejate de joder.

―¡No puedo! ¡Lo único que sé, es que no tengo un peso!

―¿Qué dijeron tus padres?

―No lo saben.

―Con tus calificaciones podés conseguir una pasantía ¿Por qué no hablás con los profesores?

―No me jodas. Sabés cómo es.

―Pero no hablás con nadie, alguien te puede dar una mano…

―No te enojes, pero más que manos necesito trabajo. Porque no soy el adecuado, porque vivo en zona oeste o por lo que se le ocurra al entrevistador no engancho. A pesar de las notas y toda la pavada…

La vereda, de baldosas acanaladas, abrió la boca y tragó a ambos jóvenes, la noche pintó de negro todo el lugar y el viento lo arremolinó, convirtiéndolo en el punto negro y diminuto que estuvo frente a ti, clavado en la pared. Curioso por naturaleza, te acercaste y descubriste que era una mosca. Sigilosamente, doblaste en dos un trapo o enrollaste un periódico y la golpeaste. El insecto, herido de muerte, cayó pesadamente al suelo. Sin embargo, el zumbido, como señal de vida en agonía, despertó aún más tu instinto de conservación y lo pisaste, varias veces, para poder dormir tranquilo.

                                                       ---

Relato incluido en el libro Líneas (Ed. de los Cuatro Vientos, 2005)
*Fernando Veglia, (Buenos Aires, 1979) escritor y articulista argentino.




domingo, 12 de octubre de 2014

MUJERES POETAS INTERNACIONAL

SELECCIÓN EN ANTOLOGÍA INTERNACIONAL




LA POETA ARGENTINA MARITA RODRÍGUEZ-CAZAUX
INTEGRA LA ANTOLOGÍA 
ECOS DEL GRITO 
EDITADA POR  FUNDACIÓN MUJERES POETAS INTERNACIONAL
Y BIBLIOTECA DE LAS GRANDES NACIONES










La mencionada antología Ecos del Grito  reúne obras de mujeres de todo el mundo, escritas en idioma castellano.
Su lectura por Internet  MUJERES POETAS INTERNACIONAL (MPI) Inc.


                                                                   * * *

viernes, 10 de octubre de 2014



Patrick Modiano, (1945) Premio Nobel de literatura 2014



Guionista y novelista francés, fue elegido hoy como nuevo premio Nobel de Literatura. 
Destacado autor de su generación, con Pascal Quignard, Pierre Michon o Le Clézio, ha llevado como ellos una vida muy independiente y encerrada en su trabajo.
Actualmente sus obras pueden encontrarse traducidas al idioma castellano.

Debutó en el panorama literario en 1968 con "La place de l'étoile" (La plaza de la Estrela), que ya se enmarcaba en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, temática que se convertiría en una constante en la obra de Modiano, al ambientar sus obras en la época de la ocupación alemana de Francia, durante la Segunda Guerra Mundial. 

Las tres primeras novelas de Modiano, desde El lugar de la estrella (1968) hasta Los bulevares periféricos (1972) han sido consideradas una especie de trilogía sobre la ocupación. La Place de l'Étoile, traducida al español como El lugar de la estrella (donde se pierde, sin embargo, la alusión a la Place de l'Étoile parisina), está narrada en primera persona por un judío colaboracionista, Raphaël Schlemilovitch, y mezcla personajes ficticios con otros que existieron realmente, entre ellos los escritores Louis-Ferdinand Céline, Pierre Drieu La Rochelle e incluso Marcel Proust.6
Su siguiente novela, La ronda de noche (1969) está narrada por un agente doble que trabaja al mismo tiempo para la Gestapo y la Resistencia. Y en Los bulevares periféricos(1972) introduce el tema, también muy presente en la obra de Modiano, de la búsqueda del padre.
En 1975, Modiano publicó Villa triste, ambientada a comienzos de la década de 1960, que supone una ruptura con su anterior línea narrativa. El narrador, Victor Chmara, es un joven francés que se ha refugiado en una ciudad balnearia cerca de la frontera suiza para evitar ser reclutado y enviado a Argelia; en este lugar, habitado por singulares personajes, vive una historia de amor con una actriz llamada Yvonne. La novela sería más tarde llevada al cine por Patrice Leconte (El perfume de Yvonne, 1994). Las tres fueron traducidas al español.
Por otra parte, El libro de familia (1977), pese a su homogeneidad temática, es ahora una colección de quince breves relatos con un fuerte contenido autobiográfico, en el que empieza a desvelar su trama familiar, materna o paterna (los comienzos de su madre como cantante, persecución de su padre por la Gestapo, evocación de personajes de su adolescencia); esta inmersión en su familia sólo la concluirá Modiano en 2004, con su libro sobre las aventuras enigmáticas del padre. Su lema es un verso de Char: «Vivir es obstinarse en consumar un recuerdo».
En 1978 apareció su sexta novela, Calle de las tiendas oscuras, dedicada por el autor a su padre, quien acababa de fallecer. La acción se desarrolla a mediados de los años 60. El protagonista es un detective amnésico que intenta averiguar su propia identidad; sus pesquisas lo llevan, como es habitual en la obra de Modiano, a la época de la ocupación. La novela fue galardonada ese mismo año con el prestigioso Premio Goncourt.
En los ochenta publicó regularmente Dimanches d'août (1986), Catherine Certitude (1988), Remise de peine (1988) y Vestiaire de l'enfance (1989). Más aún lo hizo en la década siguiente, con Voyage de noces, Fleurs de ruine (1991), Un cirque passe (1992), Chien de printemps (1993) y Du plus loin de l'oubli (1996). Durante esos últimos años su obra no se vertió al castellano.
Así también, siguió con Dora Bruder (1997), donde investigaba el caso real de una chica de 15 años, desaparecida y enviada a Auschwitz, y con otras obras, como Des inconnues (1999), La petite Bijou (2001), Accident nocturne (2003).
Con estas y otras novelas había ido logrando su progresiva consagración. Pero hay que destacar Un pedigree (2004), relato autobiográfico, donde desvela sus orígenes familiares y su propia ambigüedad frente su padre, personaje dudoso, novelesco y con muchas sombras ingratas ("Llevaba diez años sin tener noticias suyas y supe de repente que se había muerto". Desde entonces rehabilita la figura paterna. Tras cierto silencio, llegó En el café de la juventud perdida (2007), que tuvo gran éxito.
Ya en Calle de las tiendas oscuras, el narrador llegaba ya a preguntase por su identidad, que es un tema recurrente; y ante la sensación de que siempre viene a redactar una misma novela, Modiano ha contestado: «Es el mismo libro pero escrito a trozos, como un corredor que se detiene y reprende la carrera un tiempo después. Es cada vez el mismo libro pero desde ángulos diferentes. No hay repetición, pero es la misma obra». Lo cual se percibe bien en el carácter familiar e introspectivo de sus textos, imaginaciones o indagaciones en el pasado, como por ejemplo en El horizonte (2010), con el protagonista Jean, que es uno de los nombres de Modiano en la ficción.
L'herbe des nuits, de 2012, es su novela número diecisiete, y su título está tomado de Joseph Boland. Vuelven las retrospectivas vitales en una Francia de 1960, cuyos fantasmas surgen lentamente, en calibrado suspenso (el libro evoca Calle de las tiendas oscuras, o Dora Bruder por su tono detectivesco). En ella reaparece el alter ego narrador, Jean.


En 2012 se le ha dedicado un largo e importante monográfico, Cahier de l'Herne. Es, además, notable su libro de entrevistas con Emmanuel Berl, un original pensador: Emmanuel Berl, interrogatoire.


Cuatro de sus novelas han sido llevadas al cine. En 1981, el realizador Moshé Mizrahi llevó a la pantalla Une jeunesse, Patrice Leconte adaptó Villa triste en su película El perfume de Yvonne (1994), Manuel Poirier se inspiró en Dimanches d’août para su filme de 2001 Te quiero y Mikhaël Hers adaptó De si braves garçons en Charell (2006). El realizador Benoît Jacquot proyecta llevar al cine también La petite Bijou.
Modiano ha participado además, en la escritura del guion de varias películas. Participó con Louis Malle en el guion de Lacombe Lucien (1974), que narra la vida de un colaboracionista en la Francia ocupada, y con Pascal Aubier en el de Le fils de Gascogne (1995). Es también el autor del guion de la exitosa película Bon voyage (2003), deJean-Paul Rappeneau. Además, trabajó en la adaptación a la pantalla de su novela Une jeunesse, de Moshe Mizrahi, en 1981, y escribió un episodio de la serie policiaca de televisión Madame le juge, concretamente el titulado L’innocent (1975).
En 2000 fue miembro del jurado del Festival de Cannes, en una edición en que la Palma de Oro fue otorgada a la película Dancer in the Dark, de Lars von Trier.





Fuente: Internet

jueves, 9 de octubre de 2014

AVANCE








Editorial Dunken edita POESÍA CONGREGADA,  de Marita Rodríguez-Cazaux
Poemario que reúne tres libros de poesía de la escritora argentina, 
Pasos desnudos, Luz raída y Pulso sensual.


En breve fecha de la presentación en el Salón de Editorial Dunken
Ayacucho 357 - CABA



miércoles, 8 de octubre de 2014

TRASVASADO

Sueños
-Nadie escapa a su destino -dijo, concluyendo el pensamiento.
Como siempre, al fin de las conversaciones, yo no podía evitar un dejo de piedad sobre nosotros mismos. Sobre nosotros, y, a pesar de nosotros. La vida, poblada de laberintos, no puede alisarse como si fuera un papel arrugado. Así, hecha un bollito, la llevábamos guardada en el bolsillo más oculto.
Nos habíamos conocido en una exposición de cuadros, evento intrascendente al que los dos concurrimos por diferentes motivos, también sin importancia. Al ser presentados, intercambiamos dos o tres cumplidos hacia el artista; luego, me despedí con prisas por irme. Pasadas unas semanas, él provocó un nuevo encuentro para conocer mi opinión sobre una novela que le habían editado recientemente. Quería entregarme el libro, nos citamos en un café de Caballito. Al acercarnos a la mesa, con un movimiento preciso, me ayudó a desprenderme del abrigo.
-Qué rico perfume -dijo, y corrió la silla para que me sentara.
Con llaneza, me contó algunos capítulos del nuevo libro que estaba escribiendo. Según su opinión,  no lo conformaba, sin embargo, no quería desprenderse de los personajes.
-Bueno, como mi vida -dijo-, también hay capítulos que necesito reescribir.
Hablamos de arte, de viajes, de cine. Su intelecto me subyugó. Y el ritmo de su conversación, que no necesitaba remos para seguir a flote.
Por ese entonces, yo era correctora en un periódico y dilapidaba la imaginación con cuentos cortos. El mayor interés era trabajar en lo que me apasionaba, sin la necesidad de acrecentar obra literaria, demoraba la preparación de un poemario.
-Poesía mínima -me disculpé -como los cuentos.
-Me gustaría leerte -aseguró. Propuso reunirnos un mediodía para un almuerzo frugal.  Antes de vestirme para el encuentro, estuve tentada de llamarlo para cancelar, tenía cierto pudor de que leyera mis trabajos.
Sentada a la mesa, su natural afabilidad me cambió el ánimo, el lugar me pareció perfecto. Quizá por eso mismo, no me sorprendió que manifestara la misma sensación y me hablara de un sentimiento que esperaba ver correspondido. Nada de lo que dijo me pareció cursi, ni siquiera que comprara un ramito de flores a la salida y me las ofreciese.
Fue sencillo sentirnos seducidos, establecer complicidad en un acuerdo amoroso. La relación fue estrechándose.
El invierno pasado concurrió a un seminario en Uruguay. Al regreso  fui a esperarlo al aeropuerto. Una manifestación del personal de vigilancia y maleteros había establecido un piquete en el peaje de la autopista, llegando a Newbery. Agrupados, detenían a los autos, las filas eran interminables. Quise ubicarme en algún lugar cercano y avanzar caminando, pero un nudo de muchachos con banderas y pancartas lo impidió. Quedé demorada más de dos horas. Al llegar al aeropuerto, pasajeros indignados tapiaban el hall. Miré la pantalla, el vuelo había llegado casi una hora antes de lo previsto. Me inquieté, empecé a buscarlo, recorrí el bar de la planta baja. Rodeé un kiosco de revistas, volví sobre mis pasos; al girar, lo descubrí sentado en un sillón cromado. Tenía las manos apoyadas en las rodillas, los dedos estirados como sosteniéndolas, la mirada sobre los baldosas de porcelanato. Me pareció que se balanceaba. Apuré el paso, lo llamé, hizo un gesto. Esos mismos gestos que parecen querer libertarnos de un pensamiento que nos ocupa toda la cabeza.
- Hola, -sonreí- un piquete, ya sabés. Quise llamarte, pero no había señal,…
-Pensé que nunca más te iba ver llegar -dijo sin devolverme la sonrisa- Eso, que me quedaba sin tu modo de aparecer, tu manera de caminar, ¿entendés?
No era un cumplido, yo conocía esa expresión. Le pasé la mano por la frente y lo besé. Un beso suavecito,  destinado a la cara de un niño.
-Hace frío, menos mal que se está yendo el invierno. Vení, vamos a tomar algo calentito en casa, así me ves yendo y viendo de la cocina al living, agregué, y acompañé la broma con un movimiento de manos.
Había olvidado el gesto, las palabras, hasta ayer. Hasta ayer en que sonó el teléfono y las imágenes me llegaron como fotografías. Ayer, un accidente, avenida Los Incas, boulevard, un auto, al cruzar.
Sentí que mi cuerpo se sostenía sin piernas, la cabeza me pesaba. Apreté la boca, el mareo, la náusea. Oí mi voz diciendo gracias, por favor… ya sabe, cualquier novedad…Supe que iba a sentarme en el piso, que me estiraría de costado en el parquet, después el ahogo, el grito apagado, las lágrimas. Mi cuerpo acurrucado en el sofá, la última luz traspasando las cortinas. Inquieta, me levanté. Anduve por la casa; pasé la noche en vela pegada al celular. Delante de un decorado de utilería, volví a verme en aquel cuarto. La penumbra, los cuerpos.
-Este momento dura la vida- había jurado abrazándome.
-¿En qué dimensión estás? -le contesté, burlándome -Ficción, realidad…-agregué al abrazarlo.
-Finita eternidad -dijo él-. Me reí. Para mí, no existía otro tiempo que no fuera el circunstante. Seguir unidos, significaba desprendernos de nosotros. Dejar de lado pretérito y futuro.
Entrada la noche, volvió a sonar el celular. En lugar de atenderlo, lo apagué.
Universos paralelos trasvasaron el instante.
Sin moverme de mí, caminé hacia él.


                                                                                       * * *

PERIÓDICO IRREVERENTES Y EL PREMIO DARDOS

premio-dardos


La rue morgue, un blog dedicado a la crítica, el humor, el periodismo literario y la creación, nos ha concedido el Premio Dardos. Un distinción que otorgan los blogueros en reconocimiento al trabajo y la dedicación que conllevan hacer posible cada publicación. Aceptar el honor implica publicar un gráfico del Premio y premiar diez blogs. En definitiva, se trata de estrechar lazos de amistad y reconocer el esfuerzo y la calidad de los compañeros de camino.

Periódico Irreverentes sólo es posible gracias a la obstinación y la gentileza de sus colaboradores. Gracias a ellos, a los de primera hora y a los incorporados recientemente, podemos ofrecer entretenimiento, reflexión e irreverencia todas las semanas. En respuesta hemos obtenido más lectores, casi se han duplicado, e interacción en las redes sociales. Sin embargo, no nos conformaremos e iremos por más. Puesto que la imaginación, como los sueños, no tiene techo.

(Fragmento)
Publicado en la fecha por periódico Irreverentes.