MORRIÑA
Os labregos non deixan
andar a furto
encol da marea do pasado.
Con acentos de cantigas
achéganse e fecundan
verdores de lembranzas.
Dourada mazaroca garda
-cartas de amor, vida e morte-,
na caixa perfumada dos hórreos.
MORRIÑA
Los labriegos
no dejan de andar en puntillas
sobre la marea del pasado.
Con acentos de cantigas
se aproximan y fecundan
verdores de lembranzas.
Dorada espiga guarda
-cartas de amor, vida y muerte-,
la caja perfumada de los hórreos.
M.R.-C.
Poetica galega
El hórreo gallego es típico del paisaje gallego, es una construcción de uso agrícola destinada a secar, curar y guardar el maíz y otros cereales antes de desgranarlos y molerlos.
Consta de una cámara de almacenaje oblonga, estrecha y permeable al paso del aire, separada del suelo para evitar la entrada de humedad y animales.
El origen del término hórreo nos remite al latín "horreum", que designaba a un edificio en el que se guardaban frutos del campo, especialmente el grano. La primera representación gráfica de un hórreo remonta hasta el s. XIII, en las Cantigas de Santa María, atribuidas a Alfonso X, el Sabio.
En sus inicios, el uso de los graneros aéreos en Galicia va unido al cultivo del mijo, que ya se practicaba en la cultura de los castros y que perduró durante la Edad Media, siendo posteriormente sustituido por el maíz a partir de su llegada a Europa(s. XVII).
En Galicia conviven tres tipologías básicas de hórreo: el tipo gallego (también llamado «gallego-portugués»), el tipo asturiano y el hórreo de varas, menos elaborado y que comprende pequeños graneros portátiles ligeros, hechos de materiales vegetales.
En el nordeste de Galicia y en el occidente de Asturias es fácil encontrar hórreos del tipo gallego y del tipo asturiano en el mismo lugar, aunque con diferente denominación.
En 2004 existían en pie cerca de treinta mil hórreos, aunque lamentablemente su número decae.
En 1973 se aprueba un Decreto de protección por parte del estado español de todos los hórreos y cabazos antiguos existentes en Galicia y Asturias, que intentaba atajar las consecuencias del abandono del modo de vida rural y la pérdida de uso de los hórreos. Alguno de los hórreos gallegos tienen la consideración de Monumentos histórico-artístico, como el de la rectoral de Santa Comba de Carnota (1768) o la agrupación de hórreos de Combarro.
El hórreo más largo de Galicia es el de Araño, Rianxo; con 37,05 m de longitud. El de mayor capacidad se encuentra en Poio, tiene un volumen interior de 123,25 y se sostiene sobre 51 pies.
Aunque tradicionalmente son de planta rectangular, existen hórreos cuadrados, redondos, en forma de ele y hasta uno octogonal en Fonsagrada.
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