POETA
Siempre de pie sobre caídos pasos
boicoteando la roca de la ausencia,
que apuntala el ocaso de las horas.
Ir y venir, sin detener el sueño
a la intemperie de toda certidumbre,
besando más el beso que la boca.
Preferir del jardín el árbol viejo,
y la rosa más triste y más esquiva,
junto al trébol de la mala suerte.
Amigo de los dioses inquietantes
y silenciado de oración contrita,
menos polvo tal vez, y menos cielo.
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